Relatos salvajes VS. El secreto de sus ojos

MUCHO EN COMUN

Ricardo Darín

Es el gran actor argentino es como el Rey Midas: todo lo que toca lo convierte en oro. Su actuación en “El secreto de sus ojos” y la química con Soledad Villamil fueron una de las razones del resonante éxito del filme tanto en la taquilla como entre los críticos. “Bombita”, su personaje en “Relatos Salvajes”, es el corazón de la cinta de Szifrón.

El elenco

Campanella redescubrió a Soledad Villamil, a quien su papel le valió el Goya, y además abrió la carrera de Guillermo Francella, hasta entonces un actor de comedias televisivas, en su primer y brillante rol dramático. Szifrón alineó un equipo lujoso: Sbaraglia, Cortese, Grandinetti, Rivas, entre lo mejor del cine nacional.

Desenlace abierto

Las luces se encienden pero ambas películas siguen resonando en la mente de los espectadores: los finales de ambos filmes no ofrecen soluciones tranquilizadoras sino que dejan la moraleja a juicio del espectador, invitando así al debate posterior y promoviendo el contagio boca a boca.

De Argentina al mundo

Ambas películas se sitúan en un universo y muestran personajes profundamente argentinos, a pesar de lo cual las situaciones tienen un germen universal que explica el éxito de las dos en el exterior.

Promoción

El gran éxito de “El secreto de sus ojos” fue en gran parte por el boca en boca y la crítica, que movilizaron al público a ver el evento cinematográfico del año. “Relatos Salvajes” tuvo una aproximación más agresiva: instaló la película aún antes de estrenarse a través de una importante campaña publicitaria que aprovechó además el boca en boca virtual de las redes sociales. A la fecha del estreno, ya era el evento fílmico de la temporada.

Industria

La mayoría de los filmes nacionales estrenados en el año son de carácter independiente, de bajo costo y una tradición más cercana al cine europeo que a las películas de género norteamericanas. Muchas veces su sola condición de argentino alejan al público: no es el caso de Campanella y Szifrón, dos directores con una formación clásica hollywoodense (de hecho, Campanella trabaja en Estados Unidos asiduamente) y con propuestas que acercan al público argentino, rompiendo con la clásica dicotomía masividad-calidad.