Un postergado reconocimiento

Norma Pons, fallecida ayer, encontró en el teatro el postergado reconocimiento como actriz y con su interpretación de la madre en la obra “La casa de Bernarda Alba”, el clásico de Federico García Lorca, consiguió la valoración de la crítica especializada.

La composición que Pons hizo de una mujer viuda de carácter fuerte, casi endemoniada y varonil, que apela a insultos y a tonos arrabaleros para imponerse sobre sus hijas en la puesta de José María Muscari, le valieron el Estrella de Mar de Oro, máxima distinción para la producción teatral de la temporada veraniega de Mar del Plata.

“Acá te ponen rótulos: ‘la actriz intelectual’, ‘la actriz de cine’, se hace una balanza con la gente, te empaquetan y después te encasillan. Como yo vengo de un lugar distinto, al igual que Iris Marga, Tita Merello, Gloria Guzmán, siempre se preguntaron ‘¿Cómo puede hacer un clásico alguien que viene de la revista?’”, cuestionó Pons en una entrevista reciente.

Ayer, al conocerse su muerte, la colonia artística se manifestó conmovida por la sorpresiva noticia y subrayó la veta de actriz que Pons, según dijeron sus pares, siempre buscó a lo largo de su carrera.

“Te amo por y para siempre Norma Pons”, escribió Muscari en su cuenta de Twitter, acompañando sus palabras con una fotografía de la actriz. En tanto, el actor y director teatral Pepe Cibrián definió a Pons como una “una mujer de teatro” y destacó la importancia que tuvo para la actriz haber sido “reconocida, aplaudida, premiada”.

Pons comenzó en 1965 su carrera en el teatro y sus primeras actuaciones fueron en el género revista. A partir de 1996 empezó a ser convocada para interpretar otros géneros teatrales y participó en las obras “Flores de Acero”, “Brujas”, “Doña flor y sus dos maridos” y “Nosotras que nos queremos tanto”, entre otras.

En 2007 Pons interpretó a Olga en la versión argentina de Bewitched, remplazando a Adriana Aizemberg, y en 2010 protagonizó la obra “Las chicas del calendario”.