Mundial de batalla medieval en España con cascos y espadas

Ni coreografía ni espectáculo, batallas reales con equipos que pesan de 20 a 30 kilos.

Más de 500 participantes representando a 20 países tomaron parte este fin de semana del Mundial de Batalla Medieval que este año se celebró en España.

Junto con los participantes, mas de 10 mil visitantes disfrutaron de los combates y actividades varias como cetrería, arquería medieval, gastronomía, teatro y música propia de la época, además de un mercado de armas con artesanos armeros que visitaron desde toda Europa.

Situado en Cuenca, el Castillo de Belmonte viajó al pasado y se volvió el escenario de encarnizadas justas entre caballeros. El deporte por excelencia en los siglos XIV Y XV, el arte de la lucha con armadura hoy revive con toda su espectacularidad. Situado al pie del castillo, un campamento de tiendas tradicionales del medioevo alojaron a los más de 500 competidores que revivieron los tiempos de Ricardo Corazón de León.

Nacida en Europa del Este, el combate medieval es una actividad de contacto con gran arraigo histórico. En esta disciplina que cada vez junta más adeptos a lo largo de todo el mundo, los combatientes utilizan indumentarias y armaduras típicas de la época de las cruzadas. Previa aprobación de los jueces que fuerzan un estricto reglamento, a las armaduras se suman espadas, mazas, hachas y escudos que pueden llegar a pesar hasta 30 kilos.

Lejos de ser peleas arregladas o coreografiadas, esta competición tiene un gran gasto físico y los participantes deben entrenar continua y duramente, especialmente pesas, para poder moverse con rapidez y esgrimir armas que fácilmente alcanzan los 4 kilos.

Dentro de la competencia, los combatientes pueden participar de tres categorías principales: el duelo en combates singulares, combates por equipos de 5 contra 5 y finalmente verdaderas escaramuzas en combates por equipo de 16 participantes cada uno.

Adicionalmente, salvo el último día, al final de cada jornada, “Capturar al Rey” reúne a 100 peleadores divididos en dos bandos para realizar un espectacular combate plagado de acción.

La seguridad ante todo

Aunque está permitido golpear a la cabeza y no es inusual que haya heridos, ante todo prima la seguridad. Las armas no tienen punta ni filo y los cascos, gracias a los materiales modernos, absorben gran parte de los impactos.

Pese a que una batalla campal pueda parecer el epítome de la violencia, el nivel de agresión de este deporte es muy similar al del rugby y su índice de atención médica es de solo el 1,8%. Los casos mas graves han sido algunas fractucas o contusiones, y hasta el día de hoy, no ha habido ninguna fatalidad, en un evento que ya lleva más de 15 años realizándose anualmente.

Es que estas armaduras no son ningunos disfraces. Con valores que pueden llegar a los 1500 euros, las defensas están preparadas para resistir grandes niveles de impacto y cumplen a la perfección con su objetivo. Además, la preparación física es esencial, ya que comparado con el rugby o fútbol americano, el combate medieval dispara al 300% el esfuerzo realizado en comparación.

Pero la mayor seguridad la proveen los mismos participantes. “La mayor parte de los competidores son gente muy respetuosa, amantes de la historia o las artes marciales” comentó Cristian Bernal, capitán del equipo español, quien estuvo a la cabeza de 20 competidores en este Mundial