La creciente matanza de perros preocupa en la Región

Chino y Loba eran los nombres de los dos perritos callejeros que hace más de 10 años llegaron para quedarse entre los habitantes de la 527, entre 3 y 4.

Abandonados y criados en la calle, estos animales encontraron en los vecinos de la cuadra una gran familia que les brindó cuidados y mimos sin par.

“A la noche dormían en casa y a la mañana temprano Graciela les daba de comer” rememoró, visiblemente emocionada, Susana Prado, que tuvo la mala suerte de contemplar los primeros síntomas en los perros el domingo al mediodía.

Según contó, cerca de las 13 Chino empezó a retorcerse, obviamente víctima de grandes dolores, mientras que Loba se tambaleaba de lado a lado, aparentemente descompuesta.

Susana le habría avisado a su hija que es veterinaria, la que con su novio subió a los perros al auto y salieron de urgencia para un consultorio, aunque desafortunadamente demasiado tarde.

En el lugar del hecho, los vecinos hallaron una bandejita de carne picada, teñida de verde, contaminada con algún tipo de tóxico que todavía permanece sin ser identificado, mientras se da curso a una investigación para determinar la causa de muerte