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Crimen de Gonnet

Los indicios y testimonios en los que se apoyan las sospechas de la Justicia

Crimen de Gonnet
20 de Marzo de 2005 | 00:00
El fiscal y los investigadores policiales han consolidado una sospecha categórica. Creen que el contador Leonardo Crespo (36) habría preparado el homicidio de su esposa, Analía Escamochero (38), por lo menos con 20 días de antelación. Y basan esta hipótesis -sobre la que fue construida la orden de detención del hasta ahora prófugo- en una serie de elementos introducidos a la causa y a los que este diario tuvo acceso a través de fuentes calificadas.

¿Por qué el fiscal sospecha que Leonardo Crespo pudo haber sido el autor del crimen? ¿Cómo era realmente la relación del matrimonio? ¿Cuál pudo haber sido el disparador del homicidio? Estos y otros interrogantes encuentran respuestas -al menos provisorias- a lo largo del expediente, fundadas en indicios, testimonios, deducciones y otros elementos que la fiscalía valora.

El abanico de sospechas se mueve en distintos sentidos: la contratación de un nuevo seguro de vida y los mensajes de texto en el celular de la víctima; las actividades del sospechoso en las horas previas, intermedias y posteriores al crimen y datos sobre la vida íntima de la víctima.

Entre las sospechas, los investigadores han puesto el ojo en que alrededor de 20 días antes de ocurrido el crimen el teléfono de la casa donde vivía el matrimonio dejó de funcionar. Al mismo tiempo, y por una cuestión técnica, también quedó desactivada la alarma. Curiosamente, según consta en el expediente, el único pedido de reparación del teléfono del matrimonio -hecho al número 114 de Telefónica- fue realizado desde la línea de un amigo íntimo de la víctima. ¿Nadie de la familia pidió la reparación? ¿Crespo habría acordado con su esposa encargarse de hacer el pedido y no lo hizo? ¿Qué interés tenía Crespo en que el teléfono siguiera descompuesto? ¿Buscaba, tal como especula el fiscal, una coartada que sirviera a la hipótesis de que Analía fue asesinada por un ladrón cuya presencia no pudo ser advertida porque no funcionaba la alarma?

Otro cabo suelto que la pesquisa intenta atar es la razón por la que Crespo le dijo a la policía que cuando llegó a su casa en la noche en que se descubrió el cadáver llamó a la empresa de seguridad que tenía contratada. Y que lo hizo leyendo el número de la empresa en el cartel que identifica a la vivienda como "protegida" por la firma. ¿Para qué le pidió entonces a un vecino que hiciera el mismo llamado? Los investigadores sospechan que de esta forma Crespo pudo haber "blanqueado" ante el vecino que él estaba fuera de la casa antes de que se descubriese el cadáver.

LOS TICKETS DEL HOTEL

Pero si hay un punto clave en la pesquisa es, sin duda, la relación de Crespo con su esposa y la vida íntima de la víctima. El fiscal, al menos, le adjudica a esa cuestión una importancia fundamental.

Los investigadores explican que, desde el principio, el marido se preocupó por afirmar ante la policía que su matrimonio era completamente armónico y que, después de más de una década de casados, los unía un amor intenso. Así, consta en la causa, por ejemplo, que alrededor de 10 días antes del crimen, Analía le comentó a una amiga que ante la "insistencia" de su esposo había aceptado ir con él a un hotel alojamiento. "Me contó: 'le dije que sí para se dejara de hinchar', relató la testigo, según la declaración adjuntada al expediente.

Los tickets de esos hoteles, uno de Quilmes y otro de La Plata, fueron prolijamente guardados por Crespo en su billetera y exhibidos a los investigadores como prueba de que su matrimonio pasaba por un buen momento.

Algunos investigadores se permitieron dudar de la prolijidad de Crespo en guardar distintos tickets. El hombre mostró a la policía, para demostrar sus actividades en el día del crimen, uno de un hipermercado, otro de un outlet del camino Centenario y el restante de una estación de servicio en camino Belgrano y 500. La primera compra la hizo cerca del mediodía y la última alrededor de las 19, poco antes de regresar a su casa con los nenes.

HABRIA ESTADO EMBARAZADA

Al analizar la vida íntima de Escamochero los investigadores se llevaron una sorpresa. Un testigo de identidad reservada contó que a mediados del año pasado Analía le dijo que estaba embarazada. Y que él (el testigo) era el padre del niño por venir.

La sorpresa creció cuando interrogaron a otro de los hombres con los que la víctima -según se afirma en la causa- mantenía contactos. El hombre contó la misma historia: "Me dijo que yo era el padre del bebé", aseguró el segundo testigo.

Según consta en la causa, en octubre Analía les informó a los dos hombres -que según las declaraciones testimoniales no se conocían entre sí- que había perdido el bebé. En el expediente hay constancia de que para esa época también Crespo, el marido, habría sido avisado por su esposa de que iba a ser padre. El contador, en su declaración como testigo -antes de ser acusado del crimen- comentó este drama familiar señalando que su mujer perdió el bebé cuando se probaba un pantalón en un negocio céntrico.

Analía Escamochero -de acuerdo con otras constancias del expediente- tenía permiso de la empresa donde trabajaba para ausentarse por las mañanas para acompañar a un familiar suyo al Centro Oncológico de Gonnet, donde recibe tratamiento. Los investigadores -de acuerdo con testimonios recogidos e incluidos en la causa- establecieron que en esas horas la víctima solía encontrarse con uno de los hombres que frecuentaba. Esta persona sería gerente de una empresa local. Y asesor del ministerio de Seguridad bonaerense en un área que los informantes no precisaron.

Otro dato aportado a la causa es que Escamochero trabajaba hasta las 3 de la tarde y Crespo, su esposo, nunca salía de la financiera antes de las 6. Sin embargo, según habría declarado el ahora imputado cuando lo hizo como testigo, "ella nunca estaba en casa cuando yo llegaba".

"VOLABAN COSAS"

Un punto clave en la investigación es la declaración de un vecino que refiere a una violenta discusión que el viernes por la noche, pocas horas antes del crimen, habrían mantenido Crespo y su mujer.

"Yo ya había oído otras discusiones fuertes (entre el matrimonio) pero en esta me llamó la atención que volaban cosas (se oían ruidos de elementos destrozados)". El mismo testigo -que no habría podido precisar si en el marco de esa discusión hubo insultos u otras palabras que pudiesen determinar el origen de la pelea- dijo que la disputa era "en tono de reproche".

En ese marco, el fiscal valoró testimonios de allegados a la víctima que dieron cuenta de supuestos golpes, amenazas y presiones ejercidas por Crespo para evitar una separación.

En la causa hay otros datos que generan la sospecha de los investigadores. Por ejemplo, que los jardineros que habían sido contratados para arreglar el canil de la perra (una doberman marrón) no fueron atendidos cuando, cerca del mediodía del sábado fatal, tocaron a la puerta. Los hombres dijeron que desde adentro oyeron música y una voz que no identificaron les gritó: "ya va". Pero nunca fueron atendidos y se marcharon. Por la tarde, cuando se supone que la puerta de la casa ya estaba abierta luego de la irrupción del supuesto ladrón, una vecina, jugadora de hockey de Santa Bárbara que regresaba de un partido, dijo que la puerta de esa casa estaba cerrada.

Los investigadores se preguntan también por qué Crespo, siendo que contrataba a otros para hacer trabajos en su propia casa, aseguró que ese sábado fue a la mañana a lo de su hermana "a cortarle el ligustro". También se preguntan por qué el 5 de marzo pasado cuando supuestamente fue a su casa a buscar el traje de baño de su hija, dejó a ésta en lo de su hermana y al varón en un ciber. Y se preguntan también por qué si dijo haber estado toda la tarde en la pileta del Círculo Policial, en esa entidad no consta que esa tarde se haya hecho revisación médica para entrar a la piscina.

EL DINERO EN LA CAJA DE LUZ

De la escena del crimen, la investigación extrajo elementos que considera comprometedores para Crespo. Por ejemplo, que las conexiones de los electrodomésticos que el supuesto ladrón habría preparado para llevarse no estaban arrancadas sino cuidadosamente desconectadas. Y lo que más llamó la atención del fiscal y de la policía: no había huellas de ese supuesto ladrón. Ni siquiera en los picaportes de las puertas.

Otro punto clave es que en una cajita de luz donde Crespo dijo que guardaba dinero "para darles a los ladrones" (ante la eventualidad de un asalto), no sólo había un fajito con 500 dólares sino también una extensión de su tarjeta de crédito y, nada menos, una copia de la caja de seguridad de la financiera donde trabaja. ¿No era demasiado riesgo dejar esa llave ahí si es que ese escondite era para guardar dinero con el que calmar la ira de eventuales delincuentes?, se preguntan los investigadores.

Mientras Crespo es intensamente buscado, la investigación trata de establecer por qué razón el teléfono celular de la víctima, encontrado supuestamente por la hermana de Crespo al día siguiente del crimen, no apareció en ninguna de las tres revisaciones de la casa que hicieron la policía local y el Gabinete de Homicidios. Tampoco se ve en la foto que un perito tomó del lugar exacto en el que la mujer dijo haberlo hallado.

Al formular el pedido de detención de Crespo, el fiscal mencionó un episodio ocurrido en el lugar del hecho, al que también hace expresa alusión el juez de Garantías cuando ordena la captura. Un policía vió a Crespo llorar y decir: "Que cagada me mandé". Ante esto, el uniformado le preguntó: ¿Qué está diciendo señor?" Crespo no llegó a contestar. Un abogado que se hallaba presente intervino: "El señor quiere decir: 'que cagada se mandó en dejar sola a su esposa'".

También tratan de saber por qué cerca del mediodía del día del crimen la mucama de la familia -que ya había dejado de trabajar en la casa- recibió un llamado desde el teléfono de la víctima. La empleada doméstica, según habría trascendido, cuando fue citada a declarar no mencionó esa supuesta llamada.

Investigación periodística: Paulo Kablan e Hipólito Sanzone.

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