Estimado lector, muchas gracias por su interés en nuestras notas. Hemos incorporado el registro con el objetivo de mejorar la información que le brindamos de acuerdo a sus intereses. Para más información haga clic aquí

Enviar Sugerencia
Conectarse a través de Whatsapp
Temas del día:
Buscar

Platenses frente a las nuevas formas del miedo

Los atentados de Nueva York, Madrid y Londres marcaron un antes y un después en la vida cotidiana de las grandes capitales. Platenses radicados en ellas describen la naturaleza y el alcance de esos cambios. Y relatan cómo es la experiencia de vivir pendientes de la amenaza de nuevos ataques

24 de Julio de 2005 | 00:00
Hay segundos que pueden durar una eternidad. Manuela Barbosa lo comprendió el último lunes, cuando tomaba algo con sus hijos y una amiga en el bar de un shopping de Nueva York. Y entonces sonaron las alarmas. Y entonces cundió el pánico. Y en la mente de Manuela no hubo más que un pensamiento: "los bebés, que no les pase nada a los bebés". Una semana después, no mucho más tranquila, Manuela dice que recuerda poco de su carrera para abandonar el lugar. Pero agrega que apenas logró salir con sus hijos vió un imponente operativo en las puertas del supermercado. Cinco ambulancias, autobombas, una multitud de policías. Alguien le explicó que todo se había debido a un principio de incendio en el techo del local. "Pero nadie había pensado en eso mientras corría. Todos pensaron en un atentado terrorista".

Manuela es platense, tiene 21 años y vive desde hace cuatro en Nueva York junto a su marido, Juan de Jesús, que es de Berisso. El 11 de setiembre de 2001, cuando la caída de las Torres Gemelas marcó un antes y un después en la historia, Juan de Jesús trabajaba en algún lugar de Manhattan para una empresa constructora. Un detalle: Manuela no sabía precisamente en qué lugar. Y nunca se va a olvidar las angustiosas horas que pasó hasta que finalmente Juan regresó a casa. De sobresalto en sobresalto, hoy Manuela reconoce que su miedo es constante, que la condiciona. Y junto a su marido vuelve a barajar seriamente la posibilidad de retornar a la Argentina.

Miedos similares, incertidumbres igual de intensas señorean hoy en las principales capitales de Europa y Estados Unidos donde las poblaciones aprenden a convivir con un temor novedoso, provocado por la amenaza de nuevos atentados similares a los ocurridos en Nueva York, en Madrid y más recientemente en Londres y que se caracterizan por tener a la población civil como blanco principal. Una amenaza que repercute profundamente en la vida cotidiana, dotándola de nuevas ansiedades y nuevos hábitos, todo en el marco de un fuerte incremento de las medidas de seguridad.

¿Cuál es la naturaleza de esos cambios? ¿Cuál su magnitud? ¿Cuál el impacto en el estado de ánimo de las poblaciones afectadas? El testimonio de platenses radicados en estas ciudades ayuda a asomarse a las características del nuevo escenario. Donde costumbres tan arraigadas como la forma de trasladarse al trabajo son revisadas, donde la seguridad se transforma en obsesión, donde se sale menos y con miedo, se evitan las aglomeraciones y las comunicaciones con la Argentina se hacen más frecuentes.

No son los únicos cambios notorios en la vida cotidiana de los platenses que viven en grandes capitales. También se acostumbran a vivir rodeados de fuertes operativos de seguridad y se muestran dispuestos a resignar algunas libertades en función de una vida más tranquila. En este marco, hasta se revisan los proyectos a futuro: mientras algunos aceptan el desafío de adaptarse a la nueva situación, otros comienzan a pensar seriamente la posibilidad del retorno.

MIEDO AL TRANSPORTE, MIEDO A SALIR

Hasta el 7 de julio, lo importante del partido era el fútbol. Para Alvaro Scrivano, que es platense y vive en Londres, donde trabaja como docente, ahora lo esencial es el viaje hasta la cancha. Tan importante que vive la decisión de cómo hacerlo como una cuestión de vida o muerte. Sin exagerar. Como muchos londinenses Alvaro hoy prefiere no utilizar el subte. Lo tranquiliza más viajar a cielo abierto en un colectivo o en un tren, aunque sea un poco más caro. Con esas ideas en la cabeza subió hace pocos días a un típico colectivo británico. Llevaba el bolso con la ropa de fútbol y los botines colgando del hombro. Fue promediando el viaje cuando notó que otros pasajeros lo observaban. Y que lo hacían con la desconfianza de quien no está tranquilo. De quien tiene miedo a cualquier extraño, joven y con un bolso que viaja en el transporte público.

"Consecuencias de una ciudad hipersensibilizada por los atentados", pensó Alvaro incómodo antes de mirar por la ventanilla y ver los cambios que esa misma sensibilidad provoca por estos días en la fisonomía de la ciudad: la vuelta de las congestiones de tránsito por un vuelco masivo de la población a volver a usar los autos particulares para ir al centro, la presencia policial que se incrementa en los puntos clave, las barreras que impiden a los viajeros acercarse al palacio de Buckingham.

Como Alvaro Scrivano son muchos los platenses radicados en grandes ciudades de Europa y Estados Unidos preocupados por los medios de transporte, blanco principal de los últimos atentados terroristas. A tal punto que muchos de ellos cambiaron su forma de trasladarse, uno de los cambios de hábitos más frecuentemente mencionados. Los otros: salir menos y evitar los actos masivos y las aglomeraciones.

Marta Dezeo, una platense que vive en Madrid, es otra de las que cambió su rutina para viajar: ya no usa el tren que solía utilizar antes de que se convirtiera en el blanco de un atentado terrorista el 11 de marzo de 2004 en la estación de Atocha. Ahora lo cambió por el auto, aún cuando eso supone un viaje más largo: los antiguos 15 minutos que invertía para ir a su trabajo se transformaron en un lapso de entre una hora y una hora y media. Pero la tranquilidad es mayor, indica Juan Carlos Dezeo, marido de Marta, quien reconoce que el temor en Madrid creció considerablemente después de los atentados registrados en Londres en esta semana.

Manuela Barbosa solía tomar trenes o colectivos en Nueva York para llevar a sus hijos hasta el consultorio de un pediatra. Pero admite que ya no se anima más a hacerlo y que prefiere llevarlos en taxi, aunque le salga más caro.

En la capital británica es donde los platenses notan fuertes cambios de hábitos en materia de transporte. Lo dice Alvaro Scrivano, quien apunta que después del 7 de julio el tránsito en las calles del centro londinense volvió a congestionarse como consecuencia de que muchos de los habitantes que utilizaban el transporte público dejaron de hacerlo tras los atentados registrados en subtes y colectivos.

"Para ir al centro en un auto particular en Londres desde mi barrio hay que pagar 8 libras en concepto de cargo por congestión, cuando trasladarse en subterráneo cuesta 3,50 libras o aún menos si se recurre a un abono. Con todo, la gente ha vuelto a andar en su propio auto y eso provoca fuertes congestionamientos en el centro que hasta hace poco no se veían", cuenta Scrivano.

La obsesión por viajar seguro inspira en Londres otras costumbres, tan nuevas como asombrosas, dicen los platenses que residen allí. La más llamativa es el nuevo hábito de muchos habitantes de la ribera del Támesis que deben unir a diario el centro con la zona de Greenwich y lo hacen en catamaranes turísticos, no preparados para el transporte público, pero que les generan más confianza.

Scrivano destaca, no obstante, el fuerte interés de las autoridades para que la gente vuelva al transporte público: "el propio intendente de la ciudad viaja a diario en subterráneo aún después de los atentados".

Diego Canuti es odontólogo, vive en Madrid desde hace cuatro años y dice que también en esa ciudad el abandono del transporte público fue uno de los cambios salientes después del 11m. Puesto a analizar la realidad ahora dice que "con el tiempo todo volvió a la normalidad, pero nadie olvida". Y, como otros platenses que viven en el exterior reconoce que después de los recientes atentados en Londres reaparecieron las incertidumbres.

Hasta en Milán, donde vive Diego Riente, ahora con una nueva inquietud "después del 11 de setiembre, de Madrid y de Londres, uno empieza a preguntarse dónde será la próxima".

O en Israel, desde donde Ruben Sofer destaca que los atentados suicidas que allí son moneda corriente determina que las costumbres hayan cambiado hace tiempo "aquí en Israel la misma gente se quejaría si no se revisa a cada persona que entra a un restaurante o un comercio de una manera lo bastante seria. En Europa y en América son muy correctos y protocolares, pero tanto ahí como en el resto del mundo se hace necesario crear una nueva conciencia en materia de seguridad".

SENTIMIENTOS ENCONTRADOS

Si entre los platenses residentes en las grandes ciudades los cambios de hábitos y las medidas de seguridad son similares, no lo son tanto las sensaciones con las que enfrentan la nueva realidad. Algunos admiten sentir temor casi cotidianamente y vivir por eso condicionados. Otros logran sobreponerse a ese miedo y convierten en una prioridad el tratar de hacer una vida lo más normal posible "para no caer en el juego de los terroristas". También hay quienes hablan de un sentimiento de resignación ante la nueva realidad. De impotencia. Y de bronca.

"Viví el atentado en Madrid desde muy cerca, pues vivo en Sevilla desde hace dos años y medio y puedo decir que fue espantoso. Me generó una sensación de fragilidad mezclada con bronca, tristeza, impotencia. Que se yo. Son imágenes que nunca se me borrarán de los pensamientos", dice Florencia Argüello, una arquitecta platense de 29 años.

Para Manuela Barbosa, la sensación predominante es un miedo que lo empaña todo: "hace poco fuimos a una feria al aire libre en Nueva York, con mi marido y mis hijos y volví a tener esa sensación de que puede pasar cualquier cosa en cualquier momento. Y le pedí que volviéramos a casa", cuenta.

Claudia Viegas que es platense y desde hace 26 años trabaja en Washington opina que el miedo no puede ser un condicionante. "Acá la seguridad se incrementó, se habla del peligro de nuevos atentados y hasta de posibles ataques con armas biológicas, pero la gente trata de hacer una vida normal. Es cierto que el estado de ánimo de la población cambió, que está más preparada para recibir malas noticias, pero los que habitualmente utilizan el transporte público lo siguen haciendo y a pesar de los nuevos atentados en Londres no hay un estado de shock y la gente trata de mantenerse tranquila y equilibrada".

Frente al incremento de las medidas de seguridad, la actitud de las poblaciones es generalmente positiva y abierta a colaborar. Lo dice Scrivano desde Londres: "después del 7 de julio es normal que policías fuertemente armados y con perros revisen a la gente que va subir al subte en la zona del centro y nadie lo ve mal. Al contrario, nos hace sentir más tranquilos".

Desde Nueva York, Angelo Clerici reconoce que hay libertades que retroceden ante el incremento de las medidas de seguridad. Y da un ejemplo: en esa ciudad ya está prohibido fotografiar edificios públicos, puentes y túneles. "La vida ha cambiado, ya no hay la misma libertad que antes. Y la gente ya sabe que esto puede volver a ocurrir en este país", dice.

Ante esta situación algunos reconsideran sus planes para el futuro. Ponen en la balanza el nuevo escenario que enfrentan y las noticias que a diario les describen una Argentina también insegura. Y en este terreno las actitudes son distintas y reconocen muchas variantes. Para Barbosa, que ya empezó a ahorrar dinero pensando en volver a La Plata, la solución es el regreso. Para Scrivano, Eslovaquia puede ser un futuro destino, más tranquilo que la Londres de hoy, menos conflictivo que la Argentina. Para Viegas, en cambio, se impone seguir adelante al ritmo que hoy vive Washington, a tono con muchas otras metrópolis: con tranquilidad, aunque alertas. Siguiendo con el día a día. Y no dejándose ganar por el terror.

Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE

+ Comentarios

Para comentar suscribite haciendo click aquí

ESTA NOTA ES EXCLUSIVA PARA SUSCRIPTORES

HA ALCANZADO EL LIMITE DE NOTAS GRATUITAS

Para disfrutar este artículo, análisis y más,
por favor, suscríbase a uno de nuestros planes digitales

¿Ya tiene suscripción? Ingresar

Básico Promocional

$120/mes

*LOS PRIMEROS 3 MESES, LUEGO $2250

Acceso ilimitado a www.eldia.com

Suscribirme

Full Promocional

$160/mes

*LOS PRIMEROS 3 MESES, LUEGO $3450

Acceso ilimitado a www.eldia.com

Acceso a la versión PDF

Beneficios Club El Día

Suscribirme
Ir al Inicio
cargando...
Básico Promocional
Acceso ilimitado a www.eldia.com
$120.-

POR MES*

*Costo por 3 meses. Luego $2250.-/mes
Mustang Cloud - CMS para portales de noticias

Para ver nuestro sitio correctamente gire la pantalla