Gimnasia sigue debatiéndose en una inoperancia absoluta

Siendo algo benévolos, se puede decir que al principio aburrieron hasta el bostezo. Pero que luego, cuando se sacaron en parte de encima esa obligación perniciosa de no perder, y arriesgaron un poco más, le cambiaron la cara a un partido que, de haber sido como en el arranque, habría sido sencillamente malísimo.

Dos equipos que tienen problemas ofensivos muy notorios, aunque demuestran cierta seguridad defensiva, no se podía esperar mucho, y luego de que en el primer tiempo los unió el espanto, se preocuparon por soltar un poco las amarras que lo sujetaban tanto para marcar, quitar y anticipar, en una palabra, a destruir lo poco que generaba el rival, y cualquiera se pudo haber llevado la victoria, que igualmente hubiera resultado demasiado premio para quien acertara en la red enemiga.

Gimnasia estuvo un poco más cerca. En el complemento el uruguayo Navarro estrelló una pelota en el ángulo superior izquierdo, y si bien se mostró más coherente que Colón, quedó evidenciado que su funcionamiento del medio hacia adelante merece urgentes retoques.

Recién cuando ingresó Lucas Castro por el inexpresivo Jiménez y Moreira pudo soltarse más por derecha, el local logró una cierta mejoría. Esta claro que no tuvo ruptura por la izquierda porque Agüero, improvisado lateral por ese costado, no está para tanto, y si bien se afirmaron en el medio tanto Capurro como Rinaudo, a los mens sana le siguió faltando resolución en los últimos metros.

A su favor jugó que Colón estuvo tan cauteloso como retenido. Durante toda la tarde estuvo más preocupado por cortar los circuitos futbolísticos del local que aportar algo de juego de su propia cosecha. Y tan atento estuvo en marcar y ahogarlo en la salida a los locales, que también se olvidó de atacar.

Recién cuando casi se llevaba una hora de juego se generó el primer remate al arco de los "sabaleros", y fue a través de un remate de su capitán Fuertes, en un tiro libre, que atajó bien Sessa.

A lo largo del partido los mens sana tuvieron nueve llegadas al arco adversario. Toda una novedad si se tiene en cuenta lo poco que generó en esa materia, primero ante San Lorenzo y después frente a Olimpo.

Existieron un par de cabezazos de Castro que se fueron por arriba. Un tiro de Rinaudo que rozó el palo derecho. Una buena entrada de Moreira por derecha, habilitado por Castro, que resolvió ante la salida de Pozo mandando la pelota por sobre el travesaño. Y en el cierre, se registró un remate cruzado de Jorge Córdoba que cruzó todo el arco y se fue.

Y el partido se fue en un cierre que tuvo algo de empuje, cierta vibración y no mucho más.

Está claro que los goles no se merecen, sino que hacen, y este Gimnasia que procura ser ordenado y equilibrado, no encuentra todavía los argumentos futbolísticos para aprobar esta materia (la ofensiva) que, por ahora, se la lleva a examen. Es que ya consumió 270 minutos de sequía plena, y su gente se fue ayer del Bosque preocupada por este motivo, más allá que el equipo está más confiable en defensa, pero la única manera de engrosar el promedio es ganando, y los goles entonces no es lo más importante, es lo único.