Apuestan al arte callejero para la alejar la droga

Son las mismas esquinas que fueron escenario de historias cruentas. De tiroteos con la policía, de episodios de violencia entre pibes, de consumo de drogas y alcohol. Allí, un grupo de jóvenes pertenecientes a una asociación civil y a una iglesia evangélica del barrio de monoblocks conocido popularmente como La Favela comenzó a pintar murales con mensajes contrarios a las adicciones y a la violencia. Lo hacen hasta el 22 de setiembre en compañía de profesores de la facultad de Bellas Artes de la Universidad de La Plata y con el consenso de un barrio cansado de la droga, la violencia y el olvido.

Jorge Moyano es pastor evangelista, desde hace más de 40 años vecino del lugar y el principal impulsor de la iniciativa. Explica a este diario que para él los murales son un símbolo. Un mensaje para mostrarles a los jóvenes que hay otra vida posible, lejos de la droga y de la violencia en un barrio especialmente jaqueado por ambos flagelos.

Y su idea tuvo una respuesta que superó sus propias expectativas. A la iniciativa original de pintar un solo mural (el que se ve en la foto y que quedó terminado la última semana) se sumó el pedido de otros siete vecinos que también quieren que sus paredes luzcan mensajes contrarios a la droga.

"Lo más paradójico es que alguno de los que nos pidió que le pintáramos un mural con ese mensaje es adicto. Y nos dijo que lo quiere porque le va a hacer bien tener en su propia casa un recordatorio de lo mala que es la droga, porque hace mucho que quiere zafar", dice Moyano.

UNA DURA REALIDAD

Los integrantes de la Asociación Civil "La Roca Eterna" y de la iglesia evangélica "Jesucristo es la Roca", dicen que decidieron llevar su mensaje a la calle y dejarlo pintado en las esquinas más álgidas de La Favela, como una forma de responder ante la dura realidad que vive el barrio.

"Es que no sólo hay problemas de drogas, de violencia y de inseguridad, sino que nos preocupa el problema de fondo, que es la falta de oportunidades para las personas jóvenes, que en su mayoría no trabajan ni estudian. Queremos que este mensaje llegue precisamente a los chicos que pasan largas horas en las esquinas tomando cerveza, sin incentivos ni motivaciones, una situación que los conduce a la adicción", dice Moyano.

Junto al pastor y a 70 jóvenes del barrio, todos ellos de entre 16 y 30 años, trabaja en los murales la profesora de la facultad de Bellas Artes Marta Cardulli. Ella es la encargada de llevar al papel la idea que los propios chicos le transmiten y plasmar posteriormente el diseño en la pared para que los jóvenes lo pinten.

"Nuestra idea es sacar a los chicos de la calle, de la droga y de la delincuencia y creemos que este es un instrumento más para motivarlos", dice Moyano.

Claro que esa iniciativa es la más visible pero no la única. La entidad también busca generar otras propuestas para los jóvenes del lugar, entre ellas, las de los microemprendimientos.

"Ya tenemos todo el material necesario para comenzar a fabricar alpargatas, sólo nos faltan unos 3.000 o 4.000 pesos para poner todo a funcionar", dice el ministro.

La iglesia que Moyano dirige es la primera que se asienta en la zona en muchos años, comenta.

"Lo que pasa es que antes nadie quería venir a este lugar, porque tenían miedo. Pero yo estoy trabajando sin problemas y la gente nos apoya en lo que hacemos, porque todos quieren un barrio donde se pueda vivir mejor", dice Moyano.

Dentro de los trabajos realizados por la asociación civil, Moyano destaca que pudo recuperar armas que estaban en poder de jóvenes del barrio, que las usaban para delinquir.

"Esas armas (cuatro, de distintos calibres) fueron entregadas al Registro Provincial de Armas (REPAR) mediante el trámite legal correspondiente, junto a más de 200 municiones", cuenta Moyano, quien a diferencia de Lidia Ortiz de Burry, la abuela platense que se hizo conocida por cambiar armas por dinero en otros barrios de la periferia platense, no entrega nada a cambio de que le den las armas.

"Todo se fue dando naturalmente y hubo chicos que dejaron el delito cuando empezaron a venir a la iglesia, entregaron sus armas y motivaron a otros a seguirlos", dice Moyano.

Y tan entusiasmados se muestran los integrantes de la Asociación Civil con los resultados de sus murales que se ofrecen para salir a pintar las paredes de otros barrios donde la droga y la violencia representen un problema. Todo gratis, dicen. Todo con el único fin de ayudar.