Clima político denso, con pronóstico de tormenta

LOS GOBERNADORES EN LA ROSADA POR LA REFINANCIACIÓN DE DEUDAS

Por MARIANO SPEZZAPRIA

Twitter: @mnspezzapria

En medio del fragor de fin de año, monopolizado por el calor, los cortes de luz y los piquetes urbanos, una aclaración que hizo llegar la Presidenta desde su retiro patagónico no tuvo la trascendencia que hubiera merecido. Ocurrió luego de que el diputado Carlos Kunkel la colocara en la grilla de las elecciones previstas para 2015, aunque ya no en carrera por el sillón de Rivadavia. Cristina Kirchner replicó entonces que no será candidata a nada cuando termine su mandato.

¿Por qué se tomó la molestia de salir al cruce de un legislador propio que, como tantas otras veces, buscó alimentar las expectativas en torno a su figura política? Podría haberle pedido a su jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, que hiciera una desmentida en alguna de sus conferencias de prensa matinales. O simplemente haber ordenado a otro diputado -por una cuestión de rango- que pusiera las cosas en su lugar. Pero lo hizo personalmente y su reacción pareció desmedida.

INTERPRETACIONES

El gesto presidencial comenzó rápidamente a ser interpretado de diversas maneras por la dirigencia política. Una primera lectura es que la mandataria no quiere que los argentinos tengan otro motivo para incrementar el mal humor que se desparramó este fin de año en todas las capas sociales. Pero una segunda decodificación resultó más inquietante: la jefa de Estado se siente acorralada y ofrece una tregua a los distintos estamentos del poder.

Fueron los momentos en que se reavivó la investigación periodística y judicial sobre los negocios del empresario Lázaro Báez con la familia Kirchner, pero fundamentalmente los días en que se proyectó sobre el país una sensación de desgobierno a la salida de las protestas policiales y mientras la Casa Rosada no lograba dar respuestas ante el descalabro energético y sólo se justificaba en la mala praxis de las concesionarias. La Presidenta no quería entonces echar más leña al fuego.

Frente a ese cuadro, resultó evidente la puesta en escena oficial en la reunión del último viernes con los gobernadores provinciales: los principales funcionarios asistieron al acto -Capitanich, Kicillof, Zanini, Randazzo, De Vido, Parrilli, Scocimarro- y en medio de su intervención, el jefe de Gabinete repitió la frase “por indicación de la Presidenta” en cuatro oportunidades. Más allá del giro discursivo, intentaba certificar que la primera mandataria está presente en las tareas ejecutivas.

Sin embargo, se viene propagando una imagen de inacción gubernamental ante hechos coyunturales como los cortes de luz. Julio de Vido, el ministro que rigió los destinos de la política energética en la última década, no hizo mucho más que montar un “call center” con 15 operadores telefónicos que reciben quejas de usuarios afectados en la región metropolitana. Intentó mitigar así la -a esta altura- clásica mala atención de las empresas, que colocan grabaciones y despersonalizan el contacto.

El ministro de Planificación encarna el desgaste que puede sufrir una persona con el paso del tiempo en funciones de elevada responsabilidad pública. De otro modo no puede entenderse que haya declarado -como si fuera un meteorólogo televisivo- que “la ola de calor es como un tornado sin viento”. Más enfático fue Capitanich cuando amenazó a las empresas con rescindirles el contrato de concesión y advertir que el Gobierno analiza traspasar el servicio a la Provincia y la Capital.

“Otra vez se quieren sacar el muerto de encima, como hicieron con los subtes”, bramaron en el Gobierno porteño al enterarse del regalito de fin de año que les estaría empaquetando el kirchnerismo. En La Plata, en tanto, reaccionaron con más mesura, aunque puertas adentro de la gestión sciolista hay preocupación. Tanto unos como otros coinciden en pronosticar que serán ellos los que -eventualmente- deberán pagar el costo político de aumentar las tarifas del mercado eléctrico.

Igualmente, la dupla Capitanich-Kicillof empezó a dar señales de que buscará “corregir las asimetrías” que se presentan en el cuadro tarifario, según anticipó el propio jefe de Gabinete. En los hechos, el Gobierno ya subió el pasaje de las líneas de colectivos metropolitanas a $2,50, lo que le permitiría ahorrarse unos 3.000 millones de pesos en concepto de subsidios al año. La Casa Rosada y el Palacio de Hacienda comienzan a perfilar un 2014 austero en términos fiscales.

Por eso cerraron este año con un acuerdo con los gobernadores de provincias que están endeudadas con la Nación, empezando por Buenos Aires. Daniel Scioli fue el primero de los mandatarios en firmar el convenio, por el cual accedió a que le refinancien un pasivo de 4.600 millones de pesos a cambio de revisiones trimestrales del poder central. Pasando en limpio, el acuerdo llevará a los gobernadores a tener que marcar más seguido los teléfonos de Capitanich y Kicillof.

En ese contexto, el correntino Arturo Colombi firmó bajo protesta -había advertido en la semana sobre la posibilidad de tener que emitir cuasimonedas- mientras que el cordobés José Manuel de la Sota directamente se ausentó del encuentro. El aumento salarial que el gobernador mediterráneo concedió a la Policía provincial en medio de una ola de saqueos fue en su momento como un incentivo para los uniformados de otros distritos, que iniciaron una serie de acuartelamientos.

De la Sota ya mantuvo contactos con varios colegas -entre ellos Scioli- para que las provincias le exijan a la Nación un fondo extra destinado a pagar los aumentos a policías, pero no tuvo éxito porque la Casa Rosada le cortó el paso rápidamente. Es más, Capitanich pidió a los gobernadores que sigan el ejemplo del Chaco, cuyo vicegobernador a cargo, Juan Carlos Bacileff Ivanoff, dijo que no cumplirá el acuerdo con los policías locales porque fue firmado “bajo extorsión”.

CARRERA ANTICIPADA

Todas estas idas y vueltas aumentan la impresión de que el kirchnerismo entró en una fase descendente y por eso las distintas fuerzas políticas iniciaron la carrera presidencial en forma prematura. Ayer, en la zona del Delta, Sergio Massa reunió a la mesa federal de su Frente Renovador para ajustar las clavijas con miras al 2014. “Llegamos hasta acá escuchando a la gente. Lo importante no es la construcción de la candidatura sino del espacio”, les dijo a sus seguidores.

A su vez, Mauricio Macri decidió regresar anticipadamente de unas vacaciones en la Patagonia en medio de la crisis energética. El jefe de Gobierno porteño también tiene en sus planes apresurar su armado presidencial, recorriendo el país y la Provincia llevando de la mano a María Eugenia Vidal, a quien busca ungir como candidata a gobernadora en detrimento de dirigentes como su propio primo, Jorge Macri, el intendente de Vicente López. La UCR y el Socialismo mantienen sus tiempos orgánicos e institucionales.

En medio de esta situación, el Gobierno decidió postergar al menos hasta febrero próximo la resolución sobre los planes de adecuación voluntaria a la Ley de Medios, entre los que figura la propuesta que hizo el Grupo Clarín tras el fallo de la Corte Suprema de Justicia. La relación entre la Casa Rosada y el principal conglomerado mediático del país atraviesa por otro pico de tensión, mientras el kirchnerismo no define qué hacer con el grupo Telefónica, que posee el canal Telefé.

En el interregno, el Gobierno reaccionó indignado ante la difusión de un estudio de la Universidad Católica que fijó el nivel de pobreza e indigencia del país en 10 millones de personas, nada menos que un cuarto de la población. Las marcadas desigualdades sociales hicieron, no obstante, que otros cuatro millones de argentinos atestaran las rutas en el inicio de la temporada veraniega y que se dispara el dólar blue por encima de los 10 pesos a raíz de la demanda para viajar al exterior.

Este escenario se configura en medio de un clima denso, que se funde con el calor de este fin de año y le abre paso a un pronóstico político tormentoso.