Un drama que golpea la región

El último miércoles 21, mientras Boca se preparaba para enfrentar al Atlas de Guadalajara, Raúl Hernán Llanas volvía hacia su casa en Berisso. Había salido esa mañana a buscar trabajo a la bolsa de la UOCRA y regresaba por la avenida 60 sin haberlo conseguido. Por causas que todavía no están claras, perdió el control de su Mondial y chocó contra la rotonda de 148. Un segundo después agonizaba tendido en el pasto. Los intentos de los médicos del Llarraín por salvarle la vida resultaron en vano. A poco de ingresar a ese hospital fue declarado muerto por traumatismo cerebral. Raúl era soltero, tenía 29 años y una familia que lo esperaba para cenar. Fue una de las seis personas que perdieron su vida en accidentes de moto sólo en nuestra región en el mes de mayo.

Aunque tal vez haya quienes prefieran desviar la mirada y pensar que mayo fue un mes especialmente funesto en este aspecto, las estadísticas son contundentes. En apenas un año se duplicaron entre nosotros los accidentes graves en moto. Mientras que en el primer trimestre de 2007, su participación en el total de los siniestros viales era del 10 %, hoy alcanza ya el 22 %, muestra un estudio del Instituto de Seguridad y Educación Vial (ISEV).

Del análisis de esos accidentes surgen otros datos igualmente significativos. Si se pone el foco en la edad de los motociclistas que murieron en la región el mes pasado, salvo en un caso, ninguno tenía más de treinta años. Si se presta atención a sus vehículos, la enorme mayoría de ellos eran ciclomotores o motos de baja cilindrada. En suma, dos circunstancias que empujan también otro fenómeno en aumento; en este caso uno comercial.

Alimentado por un sistema de transporte público que tiene mucho por mejorar y una mayor accesibilidad a la compra de motos de baja y mediana cilindrada, este mercado viene registrando un verdadero boom. En 2007, por primera vez, la venta de estos vehículos superó a la de autos: 578.050 contra 567.850. Y las proyecciones para este año resultan todavía más alentadoras para el sector. La cámara que agrupa a los fabricantes e importadores de motos espera haber vendido a final de 2008 unas 800 mil unidades.

Con un parque de motos que aumenta vertiginosamente año a año, y cuyo principal impulsor es una franja etaria de consumidores que las compañías se seguros tienen identificada como la de mayor riesgo vial, el aumento de los accidentes de este tipo parece tener en principio una causa facilmente identificable. Aunque sin duda no es la única.

EL PRIMER VEHICULO

La moto con la que se mató Raúl Hernán Llanas -cuenta su papá- no era su primer vehículo, pero sí el único al que podía acceder y una aliado clave para conservar su trabajo. Tal es en términos generales el perfil más involucrado en los accidentes con motos. "En un 54 por ciento de los casos se trata de conductores que tienen entre 17 y 30 años de edad", aseguran desde el ISEV.

"En un contexto de emergencia vial, hoy es muy fácil acceder a una moto como primer vehículo sin ninguna habilitación previa. Basta un recibo de sueldo, un DNI y una cuota inicial de 100 pesos", comenta Juan Malpelli, el director de Control Urbano de la Municipalidad La Plata, quien asocia directamente el crecimiento de este parque de rodados con un mayor número de accidentes.

"Los chicos pasan de la bicicleta a la moto sin ninguna educación vial. Andan en moto como si anduvieran en bicicleta o a pie. Por desgracia, hoy la educación formal en este aspecto recién empieza cuando se pasa a conducir un auto", observa por su parte el secretario ejecutivo de la Comisión de Seguridad en el Tránsito, Roberto Moya.

Para Moya, "la facilidad con la que se saca hoy una moto de una concesionaria sin registro ni seguro influye de manera determinante en el número de accidentes, pero tanto como la falta de educación y la prepotencia en el tránsito".

"Muchos de los motociclistas que infraccionamos por falta de documentación (una causa que representa un tercio de las multas labradas en abril último por Control Urbano a esta clase de conductores) aseguran que al comprar las motos nadie les dijo necesitaban sacar el registro o contratar un seguro. A eso se le suma además la detección de un número llamativo de licencias apócrifas. En suma, estamos hablando de gente que nunca pasó por los cursos habilitantes para conducir", dice Malpelli.

LIMITACIONES PARA CONTROLAR

Pese a reconocer que "mayor control, menores son las trasgresiones y los accidentes", el director de Control Urbano asegura que los organismos municipales enfrentan una limitación clave para sancionar a los motociclistas. "Si huyen no tenemos poder para perseguirlos. Hasta pueden denunciarnos por hacerlo".

También Roberto Moya del COSETRAN señala esa limitación. "A un mal conductor en moto es muy difícil que lo agarren en una ciudad del tamaño de la nuestra. Basta que eluda un operativo para que se salga con la suya. Y en caso de que la policía lo persiga y encuentre la moto, tampoco puede hacer nada salvo que esté circulando", explica.

Con un control limitado sobre este tipo de vehículos en la calle y una alta tasa de irregulariadad entre sus conductores, en Control Urbano atribuyen el grueso de los siniestros "a imprudencias individuales".

"Los siniestros por causas ajenas a la imprudencia son excepcionales", dice Malpelli.

"Hay una falta notable de conciencia social en el tránsito; y se hace especialmente evidente en la falta de educación y responsabilidad de quienes conducen motos. Muchos sobrestiman sus reflejos, su capacidad y hasta su propio vehículo. No tienen una percepción real de riesgo que enfrentan", agrega Moya.

También desde la Red Solidaria ponen el énfasis en "la responsabilidad de la comunidad para evitar imprudencias al conducir. Más allá de la legislación y el cumplimiento de las leyes, es esencial que cada uno de nosotros nos comprometamos con la seguridad en el tránsito", afirma Manuel Lozano, responsable de ese organismo.

OTRA QUE NO SE CUMPLE

Planteadas así las cosas, parecería que Raúl Llanas y otros tantos motociclistas que pierden su vida mes tras mes en nuestro país fueron víctimas se su propia imprudencia. ¿Pero se puede hablar sólo de imprudencia individual cuando existen leyes que el Estado no logra hacer cumplir?

A nivel nacional existe una Ley que obliga a que la venta de toda moto se realice con su correspondiente casco. Pero "nadie la cumple y tampoco hay voluntad política de controlar a las concesionarias", remarcan desde el Instituto de Seguridad y Educación Vial.

En Control Urbano -organismo que el mes pasado labró 200 contravenciones por falta de uso de casco- explican que sólo pueden actuar sobre los motociclistas.

Desde el COSETRAN, Roberto Moya explica por su parte, que "el Código de Tránsito que rige hoy se encuentra en desventaja con respecto a las leyes de comercio".

El hecho es que el casco, una de las pocas barreras entre la vida y la muerte durante un accidente de moto, pese a ser obligatorio -tanto en la adquisición de una moto como en su uso- apenas es utilizado por el 60 por ciento de los motociclistas.

Frente a un sector que espera vender este año 800 mil motocicletas, las que deberían ser entregadas con casco, ¿cuánto de imprudencia individual y cuánto de desprotección hay en los accidentes fatales en moto?