Colegios de la Universidad, un imán que ya es fenómeno social

Una calidad educativa que muchos no dudan en calificar como "de excelencia". Programas de estudio innovadores que se elaboran "en casa" con la participación de maestras y profesores. Un seguimiento personalizado de los alumnos mediante gabinetes psico-pedagógicos cada vez más amplios. Fuertes políticas de contención y retención de estudiantes a través de becas y otras herramientas. Múltiples canales de participación para los chicos de acuerdo a sus inquietudes. Presupuestos importantes que envidiaría cualquier centro educativo. Docentes universitarios. Son algunos de los elementos que, sumados a su condición de escuelas públicas, han convertido a los colegios de la UNLP en una suerte de "establecimientos educativos ideales", en los cuales cada vez más familias anotan a sus hijos pese a la escasa cantidad de vacantes. Los números son elocuentes. Desde 2004 a la fecha, la cantidad de niños y adolescentes inscriptos en la Anexa, el Nacional, el Liceo y el Bachillerato de Bellas Artes creció un 49.8% (ver gráfico).

"Un niño que entra al jardín tiene resuelta la formación completa, porque pasa a la primaria, luego a la secundaria y, además, es ínfimo el porcentaje de los que no siguen la Universidad", dice la directora de la Anexa, Claudia Binaghi. Resolver desde los 3 años la educación de un hijo es el sueño de todo padre, siempre que -en este caso- lo acompañe la suerte en el sorteo: para la primera sala del nivel inicial se anotaron 1.217 pequeños para 50 vacantes.

En cuanto a los motivos de esa avalancha, la directora señala que "todos los fenómenos sociales tienen muchas causas". En primer lugar apela a la tradición histórica de los colegios de la UNLP. "Desde su fundación apostaron y apuestan siempre a una fuerte innovación pedagógica", dice y enfatiza que eso no queda en postulados. "La escuela tiene un coordinador por área, un especialista que acompaña a la maestra. Además, cada maestra cuenta con otra de apoyo. Y todas se capacitan en servicio (en la escuela) y en forma permanente", realza para indicar que ese trabajo se realiza "en equipo". En el jardín, en tanto, hay dos docentes por sala.

"La calidad educativa se sustenta, además, en que no contamos con un modelo que se impone desde arriba. Las maestras participan en la elaboración de la currícula y van realizando ajustes de acuerdo a la experiencia", cuenta, para subrayar la importancia de que todas las docentes ahora deban revalidar el cargo cada 4 años en concursos de oposición y antecedentes.

Consultada sobre si la falta de bancos en los colegios privados disparó la demanda, Binaghi es firme: "No. Quien anota a su hijo acá busca educación pública de calidad, y lo demuestran los números cuando los privados estaban en auge", enfatiza.

"EL MEJOR LUGAR PARA ESTAR"

"El colegio atiende a los jóvenes desde todos los aspectos, afectivo, cognitivo... Le da espacio a quienes tienen inquietudes. Los chicos desarrollan desde talleres de historieta hasta actividades solidarias, pasando por teatro, coro, proyectos de investigación. Les brinda una atención específica, a través profesores universitarios, a los que quieren participar de olimpíadas de Matemática o Química o de torneos deportivos". La directora del Nacional, María José Arias Mercader, pareciera no llegar a enumerar ni la mitad de los programas que acompañan a "un modelo de vanguardia académica; quizás muchos padres no conozcan en detalle todo ésto, pero lo perciben. Perciben un colegio que no se preocupa por el chico, sino que se ocupa de él", resalta a la hora de dar su opinión sobre la creciente demanda.

Destaca que "aquí los chicos reciben una formación importante tanto para el mundo del trabajo como para seguir cualquier carrera universitaria". Y pone énfasis en el tema de la contención a través de la denominada pareja pedagógica, donde un preceptor y un integrante del departamento socio-psico-pedagógico se ocupan de un grupo de alumnos durante todo el trayecto escolar.

Fátima Velazco es preceptora e integra una pareja pedagógica. "Cada una se hace cargo de 3 cursos durante todo el ciclo básico; en el superior los toma otra". Asegura que ese mecanismo garantiza un trato personalizado y que ha logrado que los alumnos quieran estar en el colegio -"muchos vienen hasta los días que faltan", afirma-. "La idea de la rectora es que se 'adueñen' de la institución, que se sientan parte. Y ello repercute en lo educativo; los chicos se esfuerzan más porque no quieren quedarse afuera", resume.

INCLUSION Y EXIGENCIA

Susana Ramírez, directora del Bachillerato de Bellas Artes, opina que lo que mueve a los padres a anotar a sus hijos "pese a lo difícil que resulta el acceso es la calidad educativa, basada en docentes universitarios, muchos con posgrados. Eso va acompañado por políticas de inclusión que no son una mera enunciación de principios. Aquí el índice de deserción es bajísimo pese al alto nivel de exigencia", destaca.

Coincide con sus pares en la importancia de la configuración de las instituciones. "En estos colegios no está la dirección por un lado y los docentes por el otro. Hay departamentos por área que realizan un trabajo en equipo importantísimo en cuanto a la contención. Y esas estructuras intermedias, además, pueden abocarse de lleno a pensar nuevas propuestas pedagógicas. Es más, directamente discuten la política educativa", indica.

En cuanto a la especificidad de la institución, Ramírez resalta que "desarrollamos un modelo educativo que genera otros vínculos con el conocimiento, el saber artístico se abre al resto de las ciencias". Lo confirma la jefa del departamento de Lenguas y Literatura, Guillermina Piatti. "Los alumnos reflexionan, no reproducen, y eso viene del arte. Hay producciones que yo no encuentro ni siquiera en la facultad de Humanidades", asevera.

Es una realidad que los colegios de la Universidad cuentan con un presupuesto importante, que fue creciendo al ritmo del de la casa de altos estudios en general. "Nosotros somos una escuela chica y contamos con 50 no docentes", ejemplifica Ramírez.

UN PASO NATURAL

Que el paso del secundario a la universidad sea natural y no un salto al vacío "puede ser una causa de la elección", admite la directora del Liceo, Nora Sémplici, aunque aclara que "nuestro objetivo no es preparar alumnos para las carreras universitarias, sino bachilleres, ciudadanos críticos para la vida en general". Así y todo dice que "son minoría quienes no siguen estudios superiores; y les va bien". Es que hay un sistema de pasantías, donde los chicos del último año se incorporan a equipos de investigación de las facultades, es decir que tienen "experiencias de grado en el pregrado".

El 7 y el 8 de noviembre será el sorteo. Sólo algunos, de entre 6.200, ingresarán a los colegios quizás más preciados de la Región.