"Recetas ganadoras", según pequeños talentos platenses

Aunque son niños o recién están entrando a la adolescencia, desarrollan distintas disciplinas con la responsabilidad de un adulto; por eso, a fuerza de entrenamiento y estudio, llegaron a los primeros puestos, sin descuidar el colegio, la play y los amigos. Se trata del tenista Tomás Etcheverry -12-, la pianista Erika Eleatrice Laskouski -14- y la esquiadora acuática Paloma Camil Giordano -8-.

Paloma asiste al tercer grado del Colegio Lincoln y en su familia es tercera generación de esquiadora; Carlos, su papá, la entrena todos los días a 70 kilómetros de La Plata y asegura que todo empezó con un juego cuando a los seis años la arrojó con una cámara de auto a una laguna artificial de Escobar. "En ocho meses aprendió a hacer figuras con una calidad que a otros les llevaba años conseguir. Es récord y campeona argentina en sub 13, además salió cuarta en los Panamericanos de Chile, el año pasado obtuvo medalla de bronce en Colombia y medalla de plata en México en 2011", cuenta Carlos con satisfacción.

Aunque tiene el puntaje para participar del Open -primera categoría-, la nena aún no tiene la edad suficiente para anotarse en algunas competencias, aunque eso no le impide ubicarse en el segundo puesto del podio, tras una esquiadora de 38 años. "Es la becada más chica del CENAR -Centro de Entrenamiento Nacional de Alto Rendimiento- porque la consideran una promesa deportiva", dice Mariana, su mamá.

Paloma encuentra en la familia el apoyo incondicional y un equipo en el que su mamá ajusta los detalles de cada viaje y su padre es el responsable de conducir la lancha. "Es lindo practicar en el agua, cuando mis amigas me ven esquiar me dicen que les gustaría hacer lo mismo", afirma con una sonrisa que no borra ni el cansancio del final del día. Cuando sea grande se imagina contadora, con el método de aprendizaje Kumon ya puede hacer 120 cuentas de multiplicar en 15 minutos. "Más allá de lo competitivo, la educamos para que la gente la quiera por su calidad de persona, por lo que es fuera del agua", confiesa su mamá.

UN SUEÑO SOBRE TECLAS

Desde los 3 años, Erika Laskouski -14-, estableció una estrecha amistad con la música que, luego de pasar horas y horas frente al piano, la llevó a convertirse en una virtuosa. Aprendió con el método Suzuki y por eso pudo leer las notas musicales antes que las palabras. Ahora también toma clases de piano dos veces por semana en capital federal con un profesor canadiense que la introdujo al método clásico.

"Todo lo que hago, lo hago a mi gusto. Mi sueño es poder lograr lo que quiera en el futuro y por eso me esfuerzo en aprender cada día más, para tener las puertas abiertas cuando lo necesite", dice con la certeza de quienes tienen sus ideas claras.

En épocas de escuela practica unas tres horas diarias y seis, en vacaciones; aunque eso no le impide alcanzar notas brillantes en la escuela o ir a malones como las chicas de su edad. La adolescente asiste al segundo año del Colegio Inmaculada -en ninguno de los niveles faltó a clases- y asegura que una de sus grandes satisfacciones fue tocar el Himno en su versión original durante los festejos del Bicentenario.

Uno de sus sueños es llegar a ser una concertista de la talla de Martha Argerich o Daniel Barenboim, aunque no divorcia ese anhelo del de convertirse en una profesional vinculada a los números.

Erika ya obtuvo muchos reconocimientos como el premio René Favaloro, por sus calificaciones en la escuela, y el 1º premio de la Primera Sección del Concurso de Piano "Fundación Catedral". Sin embargo a la hora de evaluar qué otras cosas le dejó la música, indica que es la disciplina para enfrentar el estudio y la memoria, llega a tocar hasta doce canciones largas y complejas sin ningún apoyo.

Ahora se prepara para rendir el sexto libro Suzuki en un concierto solista que le exigirá tocar distintos temas en 60 minutos de manera ininterrumpida. "En Perú participé del Primer Encuentro Latinoamericano Suzuki de Niños y también del 25 Festival Suzuki; también fui seleccionada para volver a participar en enero de 2012", dice la joven pianista.

UNA DERECHA "IMPECABLE"

Tomás Etcheverry tenía 5 años y estaba en la playa cuando sus padres le dieron para que jugara una paleta con una pelota atada a un hilo que ni bien agarró no dejó quieta en toda la tarde. A partir de ese momento, no se separó de la raqueta y todos los días toma tres horas de clases junto a Gustavo Merbilhaá y su equipo en las canchas de tenis del Hipódromo. El esfuerzo le permitió con 12 años convertirse en el número uno en la categoría Sub 12 y hasta conseguir sponsors para su equipo e indumentaria.

El joven platense prefiere las canchas rápidas y con una derecha que definen como "implacable", se consagró campeón en un torneo internacional en Paraguay, en uno Nacional, Grado 1, que se desarrolló en Mendoza y se prepara para disputar el G 1 que empieza el próximo jueves.

"Con el padre lo acompañamos a todas partes y hay que destacar que la escuela lo contiene mucho. Tomy tiene una gran constancia y responsabilidad en todo lo que hace y jamás se queja, aunque a veces deje de ir a fiestas y esté cansado por los entrenamientos", cuenta María Lía, madre del tenista.

Según afirma la mamá, "Tomy es muy tranquilo, exigente y quiere a ser un diez en todo", por eso también es un excelente alumno en el 6 grado del colegio Lincoln al que asiste todas las mañanas, salvo aquellas en las que por cuestiones deportivas tiene que viajar.

A fin de año se perderá el viaje de egresados con sus compañeros de grado, pero no lo vive como una carga porque para él la meta es estar bien entrenado para participar del Orange Bowl de Florida en Estados Unidos.