Mitos y realidades detrás de un delito que conmueve a la sociedad

LOS ATAQUES SEXUALES COMETIDOS POR VIOLADORES REINCIDENTES MIENTRAS GOZAN DE LIBERTAD CONDICIONAL CONMUEVEN PERIÓDICAMENTE A NUESTRA SOCIEDAD.

Por
NICOLAS MALDONADO

Tras pelearse con su novio, Tatiana Kolodziez (33) subió a un remise para volver a su casa, pero nunca llegó. Su cuerpo apareció tres días más tarde en un descampado a las afueras de la ciudad de Resistencia, Chaco. Los investigadores no tardaron en dar con el autor del crimen. Juan Cabeza, el remisero que le enviaron a la joven aquel día, debía haber estado preso al momento de atacarla. Había sido condenado a 24 años de prisión por violar a cuatro mujeres en los noventa, pero un juez le otorgó la libertad condicional pese a que el informe forense lo desaconsejaba.

El crimen de Tatiana, que ocurrió en octubre último, no fue el único de su tipo este año. Una suerte similar había corrido dos meses antes una nena de 12 años en La Pampa; y antes que ella, en julio, otra nena de 9 a la salida de una escuela en Corrientes. Con frecuencia algún ataque sexual cometido por un violador reincidente en libertad condicional conmueve al país entero. Y frente a cada nuevo episodio surgen siempre las mismas preguntas. ¿Cómo es posible? ¿Es que la ley no sirve o la justicia no funciona? ¿En qué medida quienes cometen estos delitos pueden ser recuperados para la sociedad?

Mientras los casos se suceden y las preguntas persisten sin respuesta, resulta llamativo ver cómo también se repiten las reacciones populares frente a este tipo de delitos. El martes pasado vecinos de Mar del Plata asesinaron a golpes a un hombre de 40 años al sorprenderlo mientras abusaba de una nena en un baldío, y ayer en Berisso incendiaron la casa de un presunto violador en un intento por lincharlo.

En este contexto, el Congreso de la Nación acaba de sancionar una nueva ley para la reinserción de condenados por delitos contra la integridad sexual. A partir de ella, los detenidos por este tipo de agresiones tendrán que cumplir requisitos más estrictos para obtener salidas transitorias, libertad condicional o prisión domiciliaria. Y deberán además recibir ineludiblemente tratamiento terapéutico durante su detención. (Ver recuadro aparte)

Hasta qué punto estas medidas permitirán frenar los casos de reincidencia es todavía una incógnita. Por lo pronto, muchas de las preguntas que se hace la sociedad frente a estos delitos parecen movilizar también a los profesionales en salud mental. Y tampoco ellos tienen respuestas concluyentes, como admiten psicólogos y psiquiatras de diversos países de Latino América que se encuentran por estos días en La Plata para participar de una maestría en ciencias forenses.

¿ALTA REINCIDENCIA?

Contra lo que suele creerse, el impulso sexual no es necesariamente el motor de las violaciones sexuales. “En general lo que prevalece es un impulso de sometimiento hacia la víctima, un deseo de ejercer sobre ella algún tipo de control. Y el componente sexual no es más que una parte del ejercicio de ese control”, explica el psiquiatra colombiano Franklin Escobar Córdoba.

Profesor de psiquiatría de la Universidad Nacional de Colombia y uno de los participantes de la Maestría en Salud Mental Aplicada a lo Forense que se desarrolla por estos días en la Facultad de Medicina, Franklin cuenta que el reclamo de la sociedad colombina frente a los violadores reincidentes llevó a que su país realizara hace poco una reforma judicial para endurecer el cumplimiento efectivo de sus penas.

¿Pero son las agresiones sexuales un delito con mayor tasa de reincidencia que otros? Aunque no existen en Argentina estudios serios que den cuenta de ello, la mayoría de los psicólogos y psiquiatras forenses que trabajan en el tema sostienen que no.

“En términos generales, este tipo de delito no tiene una tasa de reincidencia mayor a otros, como es el caso de los robos. Lo que sucede es que los robos, aunque se repiten mucho más, no tienen una connotación emocional tan fuerte Esta es precisamente una característica particular de los delitos sexuales que ha llevado a lo largo de la historia a que se dispusiera para ellos medidas especiales de control”, explica el doctor Jorge Folino, psiquiatra forense y director de la Maestría.

¿Pero entonces la alta reincidencia de los violadores es un mito sin asidero? No por completo -explica Folino, quien asegura que para entender el fenómeno es preciso reformular la pregunta.

UN DELITO MUY HETEROGENEO

Los delitos sexuales constituyen un fenómeno muy heterogéneo. “Entre quienes los cometen tenés una amplia variedad de sujetos: desde campesinos que culturalmente no conciben que abusar de sus hijos sea un delito hasta sujetos plenamente conscientes de la gravedad del hecho, que pueden tener o no un trastorno o alguna perversión. Por eso no existe una tipología del agresor sexual”, explica la psicóloga chilena Elizabeth León Meyer, doctora en Ciencias de la Salud y coordinadora de la Maestría.

De ahí que no haya un riesgo de reincidencia aplicable en general para todos los agresores sexuales. “No es el mismo el riesgo de reincidencia de un sujeto que sufre una deficiencia mental y buscó satisfacer un deseo primitivo que el de otro que tiene un trastorno de personalidad con rasgos psicopáticos y que fusiona la búsqueda del placer con el avasallamiento de los demás. Estos últimos son los verdaderamente riesgosos”, explica el doctor Folino.

Lo mismo señala la doctora León Meyer. “Los violadores que tienden a la excitación con la violencia son quienes más suelen reincidir. Pero dentro de los agresores sexuales representarían a su vez un grupo menor. En el interior de las cárceles bonaerenses, la psicopatía entre los delincuentes sexuales no pasa del 16,6%”, asegura.

Es en base a estas distinciones que León Meyer asegura que “existe toda una mitología en torno a la creencia de que los delincuentes sexuales no son recuperables”, y que por eso hay que aplicar con ellos medidas especiales de control

Pero si tanto la recuperación como el riesgo de reincidencia en este tipo de delito dependen de las motivaciones de quienes los cometen... en qué medida es posible determinar eso con cierto margen de seguridad. “Las evaluaciones técnicas para saber quiénes representan menos riesgo son pronósticos y como tales no ofrecen un 100% de seguridad: existe siempre un margen de error. De lo que se trata es de hacer la mejor aproximación posible con las técnicas disponibles. En cualquier caso, sus resultados superan ampliamente a los que se obtienen por azar”, asegura el doctor Folino.

Por eso “quienes hemos venido investigando este tema desde hace mucho tiempo propiciamos un proceso minucioso para diferenciar las características de cada caso y diseñar las intervenciones necesarias -dice-. La ayuda terapéutica es un derecho que hay que facilitarle a los que cometen estos delitos, pero es además un instrumento para que la sociedad prevenga daños”.