Absuelven a penitenciarios por la muerte de un preso

El fallo

Los abogados defensores, antes de que se terminara de leer el fallo y cuando ya estaba todo dicho con respecto a la inexistencia del delito y menos aún sobre la autoría, se abrazaron, emocionados, con los tres ex agentes del servicio penitenciario acusados por la muerte de un preso en la Unidad 29 de Melchor Romero. Esta situación generó aplausos por parte de los familiares de los procesados, y la secretaria del Tribunal, Nora Vernetti, llamó al orden.

En el ala izquierda del recinto, los familiares de Luis Gorosito Monterrosa (23), el preso que murió quemado, e integrantes de agrupaciones de derechos humanos, al advertir el fallo absolutorio para el entonces jefe de la Unidad, Eduardo Martino; el responsable del pabellón, Sergio Chaile; y el inspector de vigilancia, José Pedroso; comenzaron a insultar a los acusados y a algunos de sus familiares.

La situación fue empeorando. El hermano de la víctima comenzó a golpear con sus puños las paredes y a insultar a los ya absueltos, familiares y amigos del Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB). A estos insultos y amenazas se le sumó el padre de Gorositto Monterrosa, que llegó a decirles a viva voz: "Ya les van a violar un hijo".

A CASACION

Es que la hipótesis de la querella -ayer adelantó que apelará el fallo a Casación-, sostiene que al preso lo torturaron, violaron, lo rociaron con combustible y lo quemaron, el 24 de abril de 2008, y por las graves heridas murió en un hospital local.

El abogado de la familia del preso había pedido perpetua para los tres como coautores de tortura seguida de muerte y argumentado que el móvil del crimen era una denuncia que había hecho el joven detenido contra el SPB.

La fiscal de Juicio Silvia Langone pidió perpetua para Chaile, 10 años de prisión para Pedrosa y la absolución de Martino.

En un extenso y meduloso voto el juez del Tribunal Oral en lo Criminal IV de La Plata, Emir Caputo Tártara, le dio mayor asidero al primer informe de autopsia hecho por la forense de policía Silvina Cabrera.

Esta perito, que tuvo a la vista el cadáver, concluyó que el preso fue víctima de quemaduras de fuego que, según el informe de peritos de bomberos, se produjeron por el incendio de un colchón que el mismo detenido encendió.

Con respecto a la violación, que se había presumido por algunas lesiones y el hallazgo de semen, la forense precisó que no se pudo establecer la data de las lesiones y que podían haber sido producidas días antes del hecho.

GRAVE ACUSACION

El juez Caputo Tártara resaltó en el fallo que "conforme lo describiera la fiscal y a su manera el representante del particular damnificado, en mi opinión, con toda la evidencia analizada, no pudieron acreditarse no sólo los hechos, sino tampoco siquiera se atisbó en momento alguno a lo largo de la dilatada investigación penal preparatoria, nombre, referencia, dato, sospecha o indicación alguna de los pretensos autores materiales de un abuso sexual con acceso carnal y/o el rociado con líquido combustible y luego encendido del cuerpo de Gorosito. Nada. Ni siquiera una vaga o iracunda referencia".

El magistrado explicó que a esto debe sumarse que "de todos los extensos y minuciosos relatos testimoniales oídos en la audiencia, siquiera se atisbó algo en el señalado sentido. Absolutamente nada".

"De manera -agregó- tal que, e insisto, luego de la pericia de la perito de Tribunales Emma Creimer -en base a fotografías-, da la sensación que para 'salvar el honor' (permítaseme la expresión para no usar otras) se fogoneó la idea de una suerte de culpa in vigilando, objetiva, sobre los responsables indirectos del cuidado de un interno, para lo cual debió abonarse la tesitura de las torturas, caso contrario, desaparecía la eventual tipicidad penal del caso".

"Descarto las buenas y mejores intenciones de los operadores en tal sentido, pero he aquí que, a la luz de lo sucedido en el juicio, carece de todo sustento serio, lógico, racional u objetivo, a la vez que se presenta como una postura que pone en serio riesgo los derechos y garantías de las personas, salvaguardados por la Constitución y las leyes, en cuestiones muy caras a la sensibilidad nacional, generando hipótesis de incertidumbre tal, que no obstante y fuerza es reconocerlo, ha de generar -lamentablemente- en la atribulada familia, un dolor de origen agravado por la sensación de frustración -tal vez- todavía mayor", concluyó el juez.

CRITICAS AL SERVICIO

También explicó que "es cierto, a esta altura de los acontecimientos, y con los dispositivos de seguridad tecnologizados existentes, es incomprensible que sin perjuicio de la imprudencia, una persona privada de libertad, no se cuente con la posibilidad de un auxilio rápido y eficaz ante un supuesto como el de autos, o similar".

El magistrado también criticó que ese día al preso no lo oyeron y no le dieron una rápida respuesta cuando pidió hablar con las autoridades para que le explicaran porque no le comunicaron que tenía visita de familiares, situación que habría desencadenado la tragedia.

El doctor Caputo Tártara detalló el relato de testigos que aseguraron haber escuchado al preso decir ese día, cuando lo llevaban con el 60 por ciento de su cuerpo quemado, al hospital, decir :"me parece que se me fue la mano con la protesta, no lo pude controlar".

El voto del juez Caputo Tártara contó con la adhesión de sus otros dos colegas del Tribunal, Juan Carlos Bruni (h) e Inés Siro.

Por unanimidad se absolvió de culpa y cargo a los tres acusados y se dispuso la excarcelación de Chaile y Pedrozo, que habían llegado a juicio con arresto domiciliario, en tanto que Martino había arribado a juicio estando en libertad.