Otro asalto a un comerciante, que esta vez no se resistió

EL COMERCIO DONDE AYER A LA MAÑANA OCURRIÓ EL ROBO. EL DUEÑO ESTA VEZ NO SE RESISTIÓ

Cuando a Hernán Leiva (38), un comerciante de la zona de Plaza Alsina, le apoyaron un arma en la espalda, se quedó inmóvil. El hombre recordó lo que le pasó la anterior vez que le robaron y decidió no resistirse. Por eso fue que los dos delincuentes que lo abordaron ayer pudieron quitarle toda la plata que tenía para pagar el alquiler y mercaderías.

Sucedió en la ferretería situada en la esquina de 38 y 115, poco después de las ocho de la mañana.

Listo para empezar el día de trabajo, el dueño del local ni siquiera había alcanzado a levantar las persianas frontales.

“El estaba volviendo a entrar al negocio desde la vereda. Desde atrás se le metió un chico, que le dijo que se quedara quieto y le apoyó el arma en la espalda”, le contó a EL DIA la madre de Leiva.

Sin ningún compañero de trabajo, ni clientes que lo pudieran ayudar, al comerciante no le quedó otra alternativa más que obedecer al ladrón.

“Se quedó mudo del susto”, describió la madre del damnificado, que pidió reserva de su identidad.

El asaltante pudo así dar con el lugar en el que habían alrededor de seis mil pesos que el comerciante tenía de casualidad.

“Era la plata para pagar el alquiler y a algunos proveedores”, precisó la mujer.

Sin atinar a llevarse robado ningún elemento de la mercadería, el ladrón volvió a salir a la calle en cuestión de segundos.

Cerca del local lo esperaba un cómplice en moto, con el que huyó en dirección a diagonal 74, según alcanzaron a ver algunos vecinos.

un recuerdo inquietante

A principios de febrero se registró un antecedente en ese local. Fue cuando Leiva pretendió resistirse a un robo armado y terminó atacado a golpes en el piso.

En aquella oportunidad, el episodio sucedió hacia las 15.00, cuando el hombre también estaba solo.

De repente, entraron a la ferretería tres ladrones, aparentemente menores de edad.

Los delincuentes ingresaron con un arma en mano y de inmediato le empezaron a exigir al comerciante que les diera dinero.

“No te doy nada”, fue la primera respuesta de Hernán. Uno de los asaltantes cruzó el mostrador y empezó a vaciar la caja. Mientras, otro ladrón se quiso llevar una notebook.

Allí fue cuando la víctima del robo simuló que iba a obedecer.

Sin embargo, tomó la computadora, la cerró y le pegó a un delincuente en la cabeza con la máquina.

La respuesta fue inmediata y por demás violenta: el delincuente que tenía el arma comenzó a pegarle varios culatazos.

“Fueron como 15 golpes que me pegaron y me hicieron varios cortes”, había dicho el comerciante.

Antes de ese instante de extrema violencia, los asaltantes habían conseguido llevarse dinero en efectivo, maquinarias y la notebook con la que el ferretero intentó defenderse.

En total, los damnificados calcularon que sufrieron pérdidas por alrededor de cinco mil pesos.

Con el recuerdo de aquel episodio, tras el cual la víctima tuvo que ir caminando indignado y bañado en sangre al hospital Rossi, durante la secuencia de ayer el hombre tomó otra decisión y cerró su negocio por el resto del día.

“Después de lo que le pasó, esta vez no se resistió, porque en lugar de pegarle en la cabeza le podrían haber pegado un tiro”, subrayó la madre de Leiva.