Entre Scioli y De Narváez, un acuerdo y varias preguntas

Por | Mariano Perez de Eulate

T odavía no queda claro qué gana Daniel Scioli permitiendo -o al menos no rechazando- que se instale la idea de que ha cerrado un acuerdo político con Francisco De Narváez, uno de los grandes derrotados de la última elección legislativa, que se traducirá en la incorporación de hombres de “El Colorado” al gabinete provincial.

Refuerza esa idea, sobre todo, el desembarco del abogado y actual diputado nacional Gustavo Ferrari en la Asesoría General de Gobierno, el órgano consultivo y consejero del Poder Ejecutivo que tiene por función dictaminar en todo asunto que esté relacionado con la aplicación e interpretación de las normas jurídicas regidoras de las actividades vinculadas con la gestión.

El mandato de Ferrari en el Congreso vence la semana próxima, cuando deberá dejar su banca. Fue candidato para renovarla en octubre pero el pobre desempeño electoral del denarvaísmo a nivel provincial lo dejó afuera. El hombre es realmente muy cercano a De Narváez, con quien lo une una relación de verdadera amistad que trasciende la política. Son casi familia.

EXPLICACIONES

Los voceros del denaravísmo, que todavía se define a sí mismo como un espacio opositor, intentan enmarcar la llegada de Ferrari al sciolismo en un combo de ofrecimientos de cargos que el Gobernador supuestamente le hizo a la oposición para afrontar con alguna tranquilidad los dos años que le quedan de gestión. Mencionan, por caso, algunas designaciones que el Frente Renovador de Sergio Massa logró colar en el directorio del Banco Provincia.

No parece lo mismo. En verdad, y sin ánimo de hacer futurología, se adivina que el massismo tendrá una actitud mucho más opositora en la Legislatura durante los veinticuatro meses que restan hasta el 2015 de lo que terminaría ofreciendo lo poco que mantendrá De Narváez en las cámaras provinciales: un puñado de cinco diputados -entre los que quedan y los que llegan- que, ya a esta altura, no pueden ocultar cierta toma de distancia de algunas posturas políticas de El Colorado.

Esto se debe, entre otras cosas, a que Massa pretende ser una alternativa a Scioli en la carrera presidencial, su rival, su retador. Y De Narváez, en cambio, apuntaría como aspiración de máxima a ser candidato a gobernador de la boleta presidencial que lleve el actual mandatario dentro de dos años, admiten fuentes que lo conocen.

Ferrari, además, tiene larga amistad personal con Scioli, que se remonta a tiempos anteriores a que ambos entraran en política.

Voceros oficiosos de El Colorado, además, no ocultan su intención de que la recientemente confirmada llegada del dirigente Franco La Porta al gabinete provincial también sea leída como un gesto sciolista a De Narváez. Esto último no gusta tanto en el palacio de la calle 6.

Es que parece haber algo mucho más personal que político en ese ofrecimiento al ex titular de la Lotería provincial durante la gestión de Felipe Solá.

Es verdad que La Porta fue candidato a diputado provincial del denarvaísmo en las últimas legislativas, representando a la Segunda Sección Electoral. Y perdió. Pero no es menos cierto, explican fuentes que conocen el tema, que terminó allí porque Scioli no pudo garantizarle presencia en las listas del Frente para la Victoria. Siempre se llevó muy bien con él, al punto que los memoriosos recuerdan que a principios de 2012 el Gobernador le ofreció hacerse cargo del área de Puertos de la Provincia, un cargo que abandonó inmediatamente para afrontar un tratamiento médico que lo mantuvo afuera de la política hasta este año.

Scioli y De Narváez siguen negando que el eventual acuerdo entre ambos se vaya a cerrar con la llegada de ‘El Colorado’ al ministerio de Seguridad

Y, a decir verdad, La Porta llegó al denarvísmo más por ser amigo de Daniel Amoroso, el sindicalista del gremio de los empleados de juegos de azar (con quien trabó amistad en su paso por el sector) que en esa época manejaba cuestiones políticas allí, que por relación directa con El Colorado.

Según confirmó el propio Scioli, La Porta llega al gabinete para hacerse cargo de una supersecretaría a crearse, que concentrará el manejo de los servicios públicos. Aún no tiene estructura autónoma y muchos menos un espacio edilicio. Sí se sabe que concentrará bajo su órbita a: ABSA (empresa de Agua), Centrales de la Costa, BAGSA (empresa de Gas), Aubasa (autopista), Ferrobaires, algunos organismos de control vinculados a esos servicios y demás oficinas que puedan agruparse bajo el mismo paraguas. La nueva dependencia reportará directamente al Gobernador.

Salta a la vista que Scioli pretende jerarquizar el área. Explican fuentes de la Gobernación que alguien le llevó al mandatario un paper donde se da cuenta de los enormes déficit financieros y de gestión que evidencian esas empresas con participación estatal. De paso, le sirve a Scioli para guadañar el ministerio de Infraestructura, un gigante que hoy está en manos de Alejandro Arlía. El ministro, así, pasaría a manejar solamente lo referido a la obra pública provincial, un rubro que ha venido sufriendo recortes de fondos, Vialidad y Tierras.

¿ENOJO?

Fuentes sciolistas cuentan que habría existido un sonoro enojo de Arlía cuando se enteró de que sufrirá una poda de su área de injerencia. Algunos, incluso, hablan de una suerte de amenaza de renuncia, difícilmente comprobable por boca del protagonista, y algún sondeo para mudarse al gobierno nacional.

Mientras todo esto sucede, tanto Scioli como De Narváez siguen negando que ese eventual acuerdo entre ambos se complementará con la llegada de El Colorado al ministerio de Seguridad, la gran papa caliente de la gestión provincial. Acaso falte un poco más de vehemencia de los protagonistas para terminar de alejar esos rumores.