El Gobierno se enfrenta a un inexorable ajuste

Por RAUL VIVES

O tra vez la inflación, la pobreza y la marginalidad golpean a la Argentina.

Los diez años de crecimiento kirchnerista no lograron revertir la debacle social y, al final de su ciclo político, la sociedad balconea nuevamente otra crisis y los temores de regresar a una etapa que se suponía superada.

Los estallidos de Córdoba y Catamarca, o los conatos en Neuquén y el Conurbano son los síntomas de la fractura social, en donde se mezclan la pobreza, la droga y la delincuencia, potenciados por la alta inflación.

Ya en su cuarto año de ascenso, la inflación es una realidad desconocida y ocultada por la gestión de Cristina Kirchner.

AJUSTE

En este escenario, el Gobierno se enfrenta a un ajuste económico con notables incapacidades políticas y técnicas.

El acuerdo con Repsol y el despido de Moreno abrió algunas expectativas, que duraron muy poco: volvieron las internas en el gabinete económico y la remanida receta del acuerdo de precios.

Axel Kicillof defendió esta postura ante un auditorio de dirigentes empresarios que esperaban “algo más de imaginación” del ministro de Economía.

El gradualismo adoptado por el eje Capitanich-Kicillof para resolver las presiones sobre el dólar y la caída de reservas han colocado a la economía en un sendero de indexación dolarizada; o dólar link como se dice en la actualidad: todo se ajusta a la evolución del tipo de cambio; y lejos de revertir la baja de las reservas, alimenta las especulaciones.

Los exportadores siguen esperando un dólar más alto, o un ajuste cambiario más fuerte, y los importadores cancelan todo lo que pueden.

DESEQUILIBRIO

El resultado del balance de pagos del último trimestre refleja una caída en todos los rubros exportadores y el mayor desequilibrio de divisas en la energía y el turismo.

La suba de 35% en el impuesto a los viajes al exterior no parece una medida feliz: más que desalentar la compra de viajes al exterior, alimenta la impresión de que el dólar de 6,20 esta muy atrasado y que se ha fijado un nuevo piso de 8,40.

Un precio no tan alto si se miden las expectativas sobre el alza de precios.

Hasta que estallaron los saqueos en Córdoba el gobierno K se proponía desmantelar de manera progresiva el enorme costo fiscal de los subsidios

Los acuerdos con las exportadoras de cereales para anticipar el ingreso de divisas por 2.000 millones de dólares contra un bono dolarizado, suenan a medidas homeopáticas ante la gravedad de la perdida de reservas en el Banco Central.

Juan Carlos Fábrega, ya designado al frente de la entidad por el Senado, mandó señales de desacuerdo con los mandatos del Palacio de Hacienda.

Fábrega supone, como banquero, que para frenar las expectativas sobre el dólar se requiere de una tasa de interés real y no las actuales tasas negativas.

Pero Kicillof se opone e insiste en una política monetaria blanda, con alta emisión.

¿Cómo frenar entonces las expectativas inflacionarias?

El último dato de la recaudación impositiva es otra señal de alerta.

Apenas 21% de crecimiento frente a una proyección inflacionaria de al menos 28%.

La administración “cristinista” imagina seguir cubriendo la brecha de gastos con más emisión y que esto no tendrá efectos sobre el precio de la canasta familiar.

¿Y qué pasará ahora con los subsidios?

Hasta que estallaron los saqueos en Córdoba el gobierno K se proponía desmantelar de manera progresiva el enorme costo fiscal de los subsidios.

¿Dará marcha atrás como hizo cuatro años atrás cuando hubo indicios de malestar social?

DEVALUACIONES

La política económica se encuentra en una trampa, en donde niega cualquier tipo de devaluación abrupta, pero acelera los ajustes diarios a una tasa del 50% anual.

¿Cómo supone que reaccionará el mercado?

¿Se apurarán a traer dólares del exterior?

¿O esperarán que pase el tiempo para lograr un mejor precio?

También asegura que la emisión no es la razón de la inflación y avanza con un acuerdo de precios que requiere acuerdos salariales 10 o 15 puntos por debajo de las expectativas y el alza de precios de este año de 28%.

¿Cómo supone que reaccionarán los gremios?