Entre los muros de Berlín

Tras una década de mutismo e incógnitas sin resolver, el camaleónico David Bowie “resucita” a sus 66 años con el lanzamiento de “The next day”, álbum acaba de ver la luz.

Maestro de la reinvención y uno de los referentes más nombrados de la cultura glam, el veterano cantante ha zanjado su reclusión, sin preludios mediáticos ni campañas publicitarias de largo aliento, con un trigésimo álbum de estudio plagado de elementos evocadores al más puro estilo “bowiano”.

En este contexto, el golpe de efecto tuvo impacto instantáneo. Catorce nuevas canciones y tres temas extra dan forma a la resurrección musical de Bowie, cuyo impacto tiene una magnitud inversamente proporcional al sigilo extremo que rodeó el proceso de grabación.

Producido por el veterano Tony Visconti, hombre de confianza desde hace décadas, “The next day” se fraguó durante los últimos dos años en un estudio del Soho neoyorquino bajo el más estricto de los secretos.

El artista británico afincado en Nueva York venía de sorprender al permitir, el 2 de marzo pasado, la escucha íntegra y gratuita por “streaming” del disco en iTunes durante un periodo limitado.

A la hora de la verdad, la crítica se ha mostrado más que magnánima al evaluar su nuevo proyecto, e incluso caracterizarlo como “provocador” y “audaz”.

Con una portada inspirada en las pinturas de Erich Heckel, que remite directamente a la tapa de “Heroes” (1977), y letras como la del primer corte, “Where are we now?”, que transportan al Berlín de los 70, el disco abreva en climas y trucos que remiten a Lodger” (1979) y “Scary Monsters” (1980).

El tema “I’d rather be high” recuerda al hit de los ‘80 “Ashes to ashes”; el saxo, instrumento original de Bowie, cobra protagonismo en “Boss of me”; y su espíritu más juguetón y susurrante se cuela en “Dancing out in space”.

Pero también la esencia más rockera y los riff de guitarras potentes tienen su lugar en canciones como “(You will) Set the world on fire” mientras que con “You feel so lonely you could die”, deleita con otra de sus baladas fuera de foco.

En “The next day”, el artista casi septuagenario vuelve a reencarnarse en el músico juguetón a quien una voz particular, un aspecto andrógino y raudales de originalidad ayudaron a hechizar a incontables seguidores en el mundo con temas de culto como “Sound and vision”, “Fame” o “You can hear me”.

El álbum condensa lo más icónico del artista de Brixton (Londres), que alcanzó la cima el 6 de junio de 1972 con“The rise and fall of Ziggy Stardust and The Spiders from Mars”.

En ese disco, David Robert Jones -su nombre real- relata la inverosímil historia del personaje Ziggy Stardust, un extraterrestre bisexual y andrógino reconvertido a estrella del rock que aúna dos de las obsesiones del cantante: el teatro japonés kabuki y la ciencia ficción.

Ese excéntrico personaje fue solo una de las múltiples personalidades que adoptó a lo largo de su carrera. De la creatividad sin fin de Bowie surgirían otros alter-egos como Aladdin Sane o el Duque Blanco (Thin White Duke), una reinvención inagotable que le permitió explorar facetas diferentes.

QUEREMOS TANTO A DAVID

A la renovada y siempre bienvenida fiebre revalorizadora de la obra de Bowie contribuirá el museo londinense “Victoria & Alberto”, que inaugurará el 23 de marzo una amplia exposición sobre el músico británico.

En la muestra, el V&A explorará la influyente carrera del músico mediante 300 objetos suyos seleccionados de entre más de 7 mil, como algunos de sus estrafalarios atuendos o instrumentos.

Ha sido la exposición que se ha vendido con mayor rapidez hasta la fecha en el V&A, que ya confirmó la venta de más de 25.000 entradas anticipadas.

Desde que en 2006 el cantante anunciara que se tomaría un año sabático, han sido muchos los que han llorado su prolongada ausencia y ahora reciben con entusiasmo esta “sobredosis”.

Su prolongado retiro, que dio pie a rumores sobre su salud, fue quebrado tan solo con alguna colaboración puntual como su aparición por sorpresa en un concierto que dio David Gilmour (Pink Floyd) en el Royal Albert Hall en 2006 o su colaboración en el álbum de canciones de Tom Waits que sacó en 2008 la actriz estadounidense Scarlett Johansson.