Expectativas y fuerte impacto en la Iglesia platense por el Papa argentino

ENTUSIASMO: EL DE LOS SEMINARISTAS TOMÁS DE LA RIVA, MARCELO KLEKAILO, LUIS MONTESANO, FEDERICO VILLALBA, RODRIGO ADET Y JUAN JOSÉ OLIVETTO FRENTE A LA CONSAGRACIÓN DEL PRIMER PAPA ARGENTINO

Por Omar Gimenez

Alegría explosiva. Así define el formador de sacerdotes Carlos Mattiodi a la que se desató en el Seminario Mayor San José apenas se conoció la histórica noticia. “¡Habemus Papam!”, gritó el seminarista Juan José Olivetto. “¡Y es argentino!”, agregó rato después. Para entonces, a su alrededor todo era euforia: hubo gritos, cantos, aplausos. Alguien subió y cumplió con el ritual de hacer sonar las campanas. La sensación de orfandad que había dejado entre los seminaristas -según ellos mismos describen- la renuncia de Benedicto XVI quedaba atrás dando paso a la expectativa que abre un papado histórico desde el principio: el del primer americano. El de Jorge Bergoglio. El del Papa Francisco. El mismo que, 15 años atrás, estuvo en ese mismo seminario, ordenando a dos presbíteros carmelitas. “Vino solo, y se fue solo”, dice Mattiodi, que por entonces era un seminarista más y asegura haberse quedado impresionado por la humildad de Bergoglio. Luis Montesano, otro estudiante, recuerda especialmente una frase que le dijo el hoy papa Francisco: “me dio una estampita de San José y me pidió que le encomiende a él mi vocación”.

Como en el Seminario Mayor, la consagración del argentino Jorge Bergoglio como el primer Papa americano sorprendió, generó un fuerte impacto y abrió numerosas expectativas en el clero y en la feligresía local.

Los católicos platenses esperan un papado signado por cambios de estilo (una mayor austeridad y el acento puesto en un acercamiento a los pobres), pero sin grandes novedades en cuestiones de doctrina.

“El magisterio de Francisco no va a ser de ruptura y va a representar una continuidad con lo de sus antecesores inmediatos, Benedicto XVI y Juan Pablo II”, dice el platense Andrés Beltramo, que trabaja en el Vaticano como corresponsal de medios mexicanos e italianos y fue uno de los cuatro periodistas presentes cuando renunció Benedicto XVI.

No son esas las únicas expectativas que despierta el primer Papa argentino. También hay esperanzas de que la consagración de Francisco despierte vocaciones sacerdotales dormidas y refuerce el compromiso con la fe de muchos católicos.

Para Gabriel Delgado, rector de Seminario Mayor, “el hecho de que haya un Papa argentino puede favorecer vocaciones religiosas e incentivar el fervor religioso” en el país.

Otra de las coincidencias manifestadas por los consultados se centra en los desafíos que va a tener que enfrentar el nuevo Papa.

“No es un secreto para nadie que este no es un momento fácil para la Iglesia y que al Papa Francisco le va a tocar resolver problemas complicados”, dice por caso el platense Carlos Mancuso, Capellán del Colegio Eucarístico de Jesús.

Para el seminarista Tomás de la Riva, “cada Papa responde a las necesidades de su tiempo y si el desafío de Benedicto XVI fue el de proclamar la Verdad frente al relativismo, el pontificado de Francisco debe estar orientado a la austeridad y a la pobreza, en el marco de una sociedad que se ha vuelto extremadamente materialista”.

Es en este contexto que la elección del nombre Francisco y los primeros pasos de Bergoglio como Papa (negándose a utilizar el auto protocolar o utilizando sus propios viejos zapatos, en lugar de los característicos de la indumentaria papal) alienta la idea de un pontificado en el que la austeridad se convertiría en una característica central y el acercamiento a los necesitados será mayor.

“La cara visible de la Iglesia va a cambiar, Francisco le va a dar al papado su estilo personal, de humildad, austeridad, una sólida formación intelectual y el acercamiento permanente al pueblo sufriente”, dice Hilda Errecalde, quien junto a Clara Traversa y Nelly Mir, integran el grupo de laicas consagradas Total Dedicación de La Plata, que en la década del ´80 recibió asesoramiento espiritual del entonces sacerdote Jorge Bergoglio.

Desde el Vaticano, Andrés Beltramo cree que en la agitada agenda que espera al Papa son prioritarios temas como el escándalo de los Vatileaks (filtración de documentos vaticanos), prestar oídos y responder con actos a la exigencia de la feligresía frente a sacerdotes cuestionados y poner equilibrio en el mapa de la curia romana, además de fortalecer la autoridad papal y reforzar la fe.

Para Gabriel Delgado. rector del seminario, “pensar en qué le espera al Papa es hacer futurología. Recibimos su designación con alegría y esperanza, confiamos en la Providencia y por supuesto rezamos por él. Pero siempre poniendo la tarea pastoral por encima de las especulaciones”.