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ELDIA |LA CIUDAD

Dolor en la ciudad: al menos 48 muertos por la tormenta trágica

La lluvia que se abatió durante la noche del martes dejó un saldo dramático. Más de 2.500 evacuados y pérdidas millonarias. Zonas del casco, Tolosa, Ringuelet, Villa Elvira, San Carlos y áreas de Los Hornos fueron las más castigadas. Barrios aislados, 50 mil usuarios todavía sin luz, comercios cerrados y más de 19 horas sin micros

4 de Abril de 2013 | 00:00
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Dolor en la ciudad: al menos 48 muertos por la tormenta trágica

Cuarenta y ocho muertos, más de 2.500 evacuados, daños por un valor todavía incalculable, hospitales evacuados y en alerta máxima por el ingreso de agua y la falta de energía, miles y miles de vecinos atrapados hace dos días en los pisos más altos de los edificios, 120 mil usuarios sin luz en el arranque de la tormenta, líneas telefónicas colapsadas, el transporte público paralizado y barrios enteros inundados, con más de un metro y medio de agua en las casas, y gente que lo perdió absolutamente todo. Al cierre de esta edición, esas eran algunas de las consecuencias visibles del diluvio más grande jamás caído en la Ciudad.

Declarada a última hora de anoche como “Ciudad catástrofe y en emergencia” por un decreto del intendente Pablo Bruera, los 200 milímetros promedio de agua que cayeron entre la noche del martes y la madrugada del miércoles -que el Servicio Meteorológico Nacional calificó de “evento extremo”- barrieron casas, accesos, plazas, parques y avenidas: la Ciudad quedó bajó el agua.

El diluvio se largó a las cinco de la tarde del martes y paró recién a las cuatro de la mañana del miércoles. A esa hora, una escena sirve para graficar la magnitud que había alcanzado la tragedia natural más grande en toda la historia de La Plata: micros de la Policía y camiones del Ejército llegaban a Plaza Moreno con decenas y decenas de vecinos que minutos antes habían sido rescatados en gomones y canoas en diferentes sectores del casco urbano. A esa comenzaba una peregrinación masiva que reunía a vecinos de todos los barrios en las calles de una Ciudad completamente aislada y en la más absoluta oscuridad, esa que sólo se puede apreciar cuando no hay ninguna luz artificial en kilómetros a la redonda.

En Plaza Moreno se reunían también los familiares de vecinos que habían sido trasladados a un centro de evacuados que se montó en la escuela de 9 y 48; pero ahí, como en todas partes, no había luz, no había agua, no había nada. Eran decenas los autos que pasaban con las balizas encendidas en busca de familiares perdidos. Empezaba el desastre, pero todavía funcionaban los celulares.

Con las primeras horas del día las imágenes urbanas cobraron una dimensión difícil de describir: el silencio absoluto de una ciudad sin luz, sin micros, sin negocios, y al mismo tiempo miles de personas con valijas y bolsos de un lado al otro, perdidos, con carros; colas en los pocos teléfonos públicos y semipúblicos que quedan en la Ciudad; colas infinitas en los pocos supermercados que abrieron sus persianas en busca de comida y bidones de agua; y todo en un cuadro de emergencia que costaba creer.

Apenas unas horas antes, también como consecuencia del diluvio, se había declarado un incendio en la Destilería de YPF que prendió fuego el cielo de la Ciudad y dejó autos casas y calles bañadas de una mezcla de lodo de combustible. Todo era extremo: el diluvio, el apagón, el incendio y los pedidos de auxilio desesperados que se escuchaban en todos los barrios de la Ciudad.

Al cierre de esta edición, datos oficiales que fueron confirmados al diario por fuentes municipales indicaban que 2.500 personas habían sido evacuadas y que recién cerca de las 11 de la noche algunas familias emprendían el regreso a sus casas.

Muchos volvían a ningún lado: en un amplio sector de Tolosa, por ejemplo, el panorama anoche dramático. En la zona de 532 hasta Ringuelet, y de 1 a 25, cientos y cientos de familias se preparaban para pasar otra noche a oscuras, con lo puesto y en medio de un río de lodo que se llevó todo, desde los muebles hasta los autos, que en muchos casos quedaron apilados en las esquinas.

de tolosa a villa elvira

Tolosa fue el centro del desastre pero el drama, directa o indirectamente, golpeó en todos los rincones de la Ciudad. A seis cuadras de Plaza Moreno, en 14 y 44, la situación fue dramática y la muerte llegó hasta una de las cocheras de los edificios. No muy lejos de ahí, en 18 y 48, dos metros de agua hacían prácticamente imposible cualquier tarea de rescate en una madrugada a ciegas. Sólo se podía llegar en bote y así fue: las primeras embarcaciones inflables llegaron cerca de las dos de la mañana y los vecinos que decidieron dejar sus casas fueron trasladaos por agua hasta vehículos de la Policía y el Ejército que esperaban varias cuadras más abajo del punto crítico. Y una vez a bordo, eran trasladados por las callas de una ciudad en la más absoluta oscuridad.

Con el correr de las horas se sumaron más vehículos del Ejército -muchos de los que pasaban anoche por avenida 32 tenían ruedas de más de un metro y medio de alto-, helicópteros, canoas y gomones que aportaron particulares, y decenas de camiones de bomberos voluntarios de diferentes distritos de la Provincia que acudieron a la emergencia en un abrazo dramático pero también conmovedor.

Recién en las primeras horas de la tarde comenzó el operativo limpieza. Muebles a la calle, para tirar o intentar secar; autos con puertas abiertas, y barro, y mangueras, y bolsas de basura repletas de recuerdos familiares y -en definitiva- la vida en el agua.

Eso pasaba en Los Hornos, en un amplio sector de barrio Norte, plazas Paso y Belgrano, Aeropuerto, San Carlos, Meridiano V, Tolosa, Ringuelet, La Granja, La Loma, Cementerio, La Cumbre, Altos de San Lorenzo y Villa Elvira.

Cada barrio fue un mundo, porque la falta de transporte y teléfonos -que se despidieron a media mañana tanto para los fijos como para los celulares- hicieron que todo sea desencuentro.

Los que se habían movido antes del diluvio, quedaron ahí. Y recién pudieron volver ayer. Por caso, el casco urbano de La Plata y City Bell nunca antas habían estado tan lejos: fue imposible ir o llegar. Y lo mismo pasó con Los Hornos, que quedó aislado en medio de un verdadero desastre.

Anoche, en medio de reclamos de presencia policial por un gigantesco apagón, en los 36 centros de evacuados todavía seguía el desfile de grandes y chicos en busca de familiares y amigos.

36
Eran hasta anoche los centros de evacuados que funcionaban en diferentes barrios de la Ciudad. Cerca de las once, algunas familias retornaban a sus casas

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