Impedidos de ver a sus hijos, papás y mamás suelen cometer serios errores

Por NICOLAS MALDONADO

Cuando su ex esposa se llevó a sus hijos de 3 y 5 años a vivir al interior, Santiago M. (38) entró en un estado de desesperación tal que, como reconoce hoy, no dejó estupidez por hacer. En el afán por recuperar un contacto regular con ellos amenazó con perjudicar laboralmente a su ex mujer, intentó llevarse a los chicos de su casa por la fuerza y hasta buscó en algún momento manipularlos para que se fueran a vivir con él. Lejos de mejorar las cosas, en pocos meses las empeoró.

En parte por desconocimiento; en parte por su propia desesperación, la mayoría de los padres y madres que se ven impedidos de ver a sus hijos luego de una ruptura de pareja suele cometer errores difíciles de remontar. Con frecuencia descuidan su trabajo, confunden las prioridades y toman decisiones precipitadas, entre otras actitudes que -según coinciden los especialistas- no hacen más que entorpecer la añorada revinculación.

Sucede que nadie está preparado para afrontar de entrada la complejidad emocional y jurídica que plantea este tipo de situación. Pero además, los amigos o familiares que pueden haberla vivido en persona -sostiene José María Bouza- no siempre ofrecen buenos consejos, porque cada caso es particular.

Sucede que nadie está preparado para afrontar de entrada la enorme complejidad emocional y jurídica que plantea este tipo de situación

Referente de una asociación civil que presta apoyo a papás y mamás alejados de sus hijos y autor de una guía práctica para enfrentar esta problemática, Bouza dice que las personas impedidas de ver a sus chicos “tienden a posicionarse en un lugar de víctimas, que es por lejos la peor actitud, porque genera desaliento, pero sobre todo porque lleva a buscar soluciones inmediatas”.

“La mayoría de los errores que se cometen son justamente producto de esa búsqueda de inmediatez. Por eso, cuánto tiempo va a pasar antes de que uno pueda volver a ver a sus hijos, la pregunta que se hace todo el mundo en esta situación, no sólo es una pregunta que no tiene respuesta porque involucra a dos (y a cada acción deviene siempre una reacción de la contraparte para no ceder) sino que es una pregunta que nos predispone mal para alcanzar una solución”, explica Bouza quien, al igual otros especialistas, asegura que la mejor alternativa es siempre mantenerse sereno y persistir en el reclamo legal.

ACUERDOS PRECIPITADOS

Tras veintincinco años de trabajo apoyando a padres impedidos de ver a sus hijos, José María Bouza sostiene que existe una serie de errores que se tiende a cometer, sobre todo durante los primeros meses de ocurrido el alejamiento. Y entre ellos, uno de los más frecuentes consiste en precipitarse a firmar acuerdos con el progenitor que ejerce la tenencia.

“En pos de recuperar de inmediato el vínculo con los hijos, muchas personas acuerdan una cuota alimentaria imposible de cumplir porque va más allá de sus posibilidades económicas y eso es un enorme error. Además de que el incumplimiento de alimentos se sanciona en forma contundente (con el embargo del sueldo, la incorporación en el Registro de Deudores Alimentarios y distintos tipos de inhibición) se va acumulando una deuda que entorpece todavía más la relación”, señala el autor de la “Guía Práctica de Actuación ante el Impedimento de Contacto con los Hijos”.

En esta línea, “otro error frecuente pasa por acordar un régimen de visitas amplio, es decir sin días ni horarios prefijados, cuando no existe un buen diálogo con el otro progenitor. Y es que los regímenes amplios obligan a negociar constantemente con la otra parte, y si no hay un buen entendimiento llevan a que la visitas queden supeditadas al gusto y capricho de aquel que ejerce la tenencia”, explica.

Con respecto a la relación con el propio abogado, “muchos cometen también el error de exigirle que cumpla un rol de contención emocional y volcarle todos sus problemas. Porque si el profesional no tiene la cintura suficiente, es probable que termine absorbido por algo que no es lo suyo. Pero además, harto de recibir llamados a cualquier hora y con reclamos imposibles de satisfacer, comienza a escaparle al cliente y se deteriora la relación”, cuenta Bouza.

Desde su experiencia como asesor letrado de Padres Hoy, una organización civil que brinda asesoramiento en esta problemática a nivel local, Daniel Pescio menciona otra torpeza muy frecuente: recurrir a las vías de hecho ante alguna dificultad. “En estos casos lo peor que se puede es tomar la Justicia en mano propia -dice-: si te niegan el contacto con tus hijos, ya sea por un capricho o por una medida legal, tenés que buscar el restablecimiento de ese contacto con las armas que la propia Ley te da. De otra forma, cualquier decisión que tomes va a ser perjudicial: la misma prepotencia da lugar a conflictos y discusiones que al ser trasladados a tribunales postergan aun más la revinculación”.

POR EL INTERES SUPERIOR

Al margen de decisiones que conspiran contra la obtención de resultados a nivel judicial, “uno de los errores más serios que comenten generalmente los padres en esta situación es descuidar el trabajo”, sostiene Bouza. “Se trata de un error enorme porque uno necesita más que nunca de un ingreso sólido para asegurarse los medios que van a permitirle volver a estar con los hijos: cumplir con la cuota alimentaria, pagarle a un abogado y hasta afrontar en ocasiones un alquiler. Pero además, porque tener un trabajo es clave para mantenerse entero y poder ofrecerle a los hijos la posibilidad de reencontrarse con un papá o una mamá que están bien y los pueden contener”.

No menos importante, asegura el autor, es dejar a un lado el conflicto cuando se está con los chicos. “En medio del tironeo con su ex cónyuge, mucha gente tiende a volverse monotemática y a traslada todo lo que les pasa a las conversaciones con sus hijos; con lo cual no sólo los terminan alejando sino que desaprovecha así las posibilidades de revincularse afectivamente con ellos”, detalla el autor.

“Si uno aspira a mejorar el contacto con sus hijos, una de las peores cosas que puede hacer es intentar disociarlos del otro progenitor. Las maniobras para deteriorar ese vínculo a fin de fortalecer el propio terminan generalmente jugando en contra. Por más chiquitos que sean, los hijos suelen dejar en evidencia estos manejos, lo que obstaculiza el contacto con ellos todavía más”, explica Pescio, quien dice cruzarse constantemente con casos así.

En este sentido, el abogado de Padres Hoy también desaconseja enfáticamente la excesiva complacencia o el excesivo permisivismo con los chicos como una forma de sacarle ventaja al otro progenitor. “Más allá de que lleva a que los chicos desarrollen problemas de conducta -comenta Pescio-, este tipo de actitud también repercute negativamente a nivel judicial. Ocurre que los jueces tienen que velar por el interés superior de los niños, y ese interés superior, como se ocupan de constatar los equipos técnicos, no pasa por satisfacer sus caprichos sino por asegurar su bienestar desde un punto de vista integral”.