Tejidos y entretejidos en la oposición bonaerense

Por MARIANO PEREZ DE EULATE

Son horas de febriles conversaciones en todas las fuerzas políticas de la provincia de Buenos Aires pero especialmente en los partidos de la oposición, que exploran contra reloj alianzas posibles para fortalecer sus chances frente a un oficialismo que ya cuenta con la presidenta Cristina Kirchner como virtual jefa de campaña.

El peronismo anti K, que tiene como figura emblemática al diputado Francisco De Narváez, sabe de sobra que con esa presencia solitaria, rutilante, no le alcanza para convertirse en un desafío preocupante para el Gobierno nacional, que muy probablemente lleve el apellido Kirchner (Alicia, ministra de Desarrollo Humano) como cabeza de lista de candidatos a diputados nacionales.

Es que el PJ opositor pretende polarizar la elección con la oferta de la Casa Rosada, relegando a un tercer plano al Frente Amplio Progresista, cuyos actores principales libran una batalla de egos y posicionamientos todavía irresuelta.

OBJETIVO 2009

De Narváez busca, según un escenario ideal que ha aventurado frente a sus colaboradores, reeditar aquella pelea de 2009 que lo encontró ganando la elección legislativa nada menos que frente a Néstor Kirchner. Fue una victoria que, de acuerdo a lo que él mismo ha admitido a la prensa, jamás terminó de capitalizar políticamente. Un poco porque el ex presidente fallecido demostró tener buenos reflejos (el día de aquella derrota cobró impulso decisivo la llamada “Ley de medios”, por ejemplo) y otro poco por errores que cometió el propio De Narváez, acaso porque tenía en esa época menos oficio político.

Un botón de muestra sobre esto último: de los más de veinte legisladores provinciales -senadores y diputados- que logró ingresar ese espacio anti K hace cuatro años en la Legislatura de la Provincia, solamente queda uno que aún reconoce fidelidad al Colorado. Es el platense Gonzalo Atanasof. El resto, o se fue con Sergio Massa o se cortó solo, disconforme con la conducción de ex dueño de Casa Tía.

Como sea, y con casi un lustro más de aprendizaje, el Colorado parece no querer ahora, a diferencia de aquella vez, volver a cerrar acuerdos cupulares como condición para edificar una alternativa al kirchnerismo. Un poco de historia: en 2009, De Narváez, Mauricio Macri y Felipe Solá fueron las cabezas del frente que logró imponerse al oficialismo, en una foto que duró lo que un suspiro porque hoy cada uno anda por su lado, enemistados entre sí.

Ahora, De Narváez parece especular, según fuentes de su entorno, con la necesidad del PRO en la Provincia, territorio en el que la fuerza color amarillo no tiene un nombre lo suficientemente potente como para convertirse en amenaza. Es osada la jugada porque el diputado pretendería cerrar acuerdos seccionales y distritales con dirigentes que se referencian en el alcalde porteño y tienen cierta afinidad personal con él -como Gustavo Posse, de San Isidro; Jesús Cariglino, de Malvinas Argentinas o Jorge Macri, de Vicente López- pero sin acordar un entendimiento global con el PRO.

“No le interesa Mauricio”, explican fuentes de su entorno. “Cree que él le suma más al PRO de lo que este partido le suma a él”, asegura otro informante, rozando peligrosamente la sobrevaloración de su jefe político.

ESCENARIO 2015

En verdad no sorprende esta línea de pensamiento denarvaísta: es que, cada vez menos veladamente, la estrategia del Colorado para el decisivo 2015 parece ser la candidatura presidencial de Daniel Scioli, no la de Macri, en un escenario ideal donde él mismo se ve como candidato a gobernador en la misma boleta.

El problema para De Narváez, que lo obliga a pergeñar todas estas volteretas y alianzas coyunturales, es que de cara al comicio de este año el sciolismo no va a jugar en contra de la Presidenta. Por otra parte, a Macri tampoco parece interesarle mucho acercarse a un referente bonaerense que después de octubre apostará a favor de uno de sus rivales en la carrera por suceder al kirchnerismo.

De Narváez descansa en la seguridad de que su alianza con el jefe de la CGT, Hugo Moyano, le asegurará todos los fiscales que necesita para controlar las Primarias de agosto y la elección de octubre. Habrá, pues, varios candidatos moyanistas en la lista que encabece el Colorado.

Pero esa seguridad aparente respecto a poder reeditar la victoria frente a Kirchner, basada en el ejercicio de polarización con Cristina, entra en crisis cuando se cruza la posibilidad de que salga a la cancha en la Provincia el tigrense Massa, también peronista crítico aunque menos pirotécnico desde lo verbal.

Cualquier encuesta mostrará que con el ex jefe de Gabinete en la oferta de candidatos, De Narváez pierde chances porque Massa se lleva buena parte del voto anti kirchnerista. Ahí radica la debilidad de la jugada que pretende hacer el Colorado: su éxito no sólo depende de su capacidad personal o de su billetera sino de los planes de otro.

La estrategia de De Narváez para el decisivo 2015 parece ser la candidatura presidencial de Daniel Scioli, no la de Macri

De Narváez sabe esto al punto que, según trascendió, le ofreció al tigrense fusionar los espacios y bajar él mismo sus pretensiones de encabezar la boleta, si finalmente el massismo aprieta el acelerador.

Pero Massa continúa sin decir públicamente lo que hará. Incluso su círculo menos cercano tampoco se anima a arriesgar. Tiene tiempo hasta el 22 de junio, día en que cierra el plazo para anotar a los candidatos que competirán en las PASO. Diez días antes, el 12, debería inscribir su frente electoral provincial en la Justicia. La cuenta regresiva está corriendo y eso le pone los pelos de punta a más de uno.