Dilma busca conciliar con los “indignados” tras las masivas protestas en Brasil

UNOS 50.000 MANIFESTANTES SE CONGREGARON AYER FRENTE A LA CATEDRAL DE SAN PABLO

SAN PABLO.- Unas 50.000 personas volvieron ayer a las calles de San Pablo y de las inmediaciones de Río de Janeiro para protestar por el alza del boleto del micro, criticar la corrupción, mostrar su indignación por los costos del Mundial de Fútbol 2014, y reclamar mejores servicios públicos.

Un pequeño grupo de manifestantes atacó la alcaldía de San Pablo y obligó a la guardia municipal a refugiarse dentro del edificio. Posteriormente lanzó vallas y objetos contra las ventanas, provocando la ruptura de varios cristales, y pintó grafitis en las paredes. Sin embargo, poco después otro grupo de manifestantes restableció las vallas frente a la alcaldía e hizo un cordón humano para evitar los actos violentos contra el edificio, mientras gritaba “sin violencia”.

Más temprano, la presidenta Dilma Rousseff se comprometió a escuchar a los manifestantes luego de que más de 250.000 de brasileños salieran a las calles el lunes contra el alza de tarifas en el transporte público y los altos costos del Mundial, en momentos en que se celebra en seis ciudades de Brasil su ensayo general, la Copa Confederaciones.

Rousseff defendió la “legitimidad” de las protestas, afirmó que “Brasil se despertó más fuerte” después de las históricas protestas del lunes, y dijo que “la voz de la calle debe ser escuchada” ya que supone “un mensaje directo a los gobernantes”. “Mi gobierno está escuchando esas voces por el cambio. Mi gobierno está empeñado y comprometido con la transformación social”, señaló la mandataria. “Este mensaje directo de las calles es de repudio a la corrupción y al uso indebido del dinero público”, expresó la mandataria, que ha despedido de su gobierno a siete ministros acusados de desvío de dineros públicos.

En las movilizaciones de ayer participaron 50.000 personas, según el Instituto Datafolha, después de que el lunes unas 65.000 personas se manifestaran en la ciudad. Los participantes ocuparon la plaza frente a la Catedral de San Pablo, y algunas de las vías adyacentes.

Los integrantes de la protesta abuchearon a personas que llevaban banderas de partidos, en un intento de mantener la movilización sin color partidario. A continuación avanzaron hasta la alcaldía y luego quemaron un muñeco que por un lado tenía la cara del alcalde de San Pablo, Fernando Haddad, correligionario de la presidenta Dilma Rousseff en el Partido de los Trabajadores (PT), y por el otro la cara del gobernador del estado, Geraldo Alckmin, dirigente del opositor Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB).

Otra movilización también llegó a la Avenida Paulista, donde el jueves pasado un enfrentamiento provocó decenas de heridos y detenidos y en donde fueron grabadas las imágenes de policías agrediendo a manifestantes.

La de ayer es la sexta concentración realizada en San Pablo desde que a principios de mes la alcaldía subió el precio del transporte público de 3 reales (unos 1,5 dólares) a 3,2 reales (unos 1,6 dólares), lo que inició el movimiento de protesta la semana pasada.

Mientras, en San Gonzalo, una ciudad de un millón de habitantes en la región metropolitana de Río de Janeiro, algunos miles de manifestantes también marcharon en reclamo de mejoras en los servicios públicos.

El lunes, las protestas reunieron a unas 250.000 personas en una veintena de municipios de todo el país, la mayor movilización desde que en 1992 una multitud pidió la destitución por un escándalo de corrupción del entonces presidente, Fernando Collor de Mello, que acabó renunciando.

REBAJAS EN SEIS CIUDADES

Las ciudades de Porto Alegre, Recife, Blumenau, Cuiabá, Joao Pessoa y Montes Claros anunciaron que reducirán las tarifas, en tanto que el alcalde de Río de Janeiro, Eduardo Paes, y su par de San Pablo (la mayor ciudad de Brasil), Fernando Haddad, se mostraron dispuestos a revisar el aumento de los boletos y buscar alternativas, en el primer resultado directo de las manifestaciones que sacudieron el lunes a todo el país.

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