Mundo con miedo y héroes corajudos

SUPERMAN REGRESÓ CON UN ELENCO DE BUENOS ACTORES QUE SOSTIENEN UNA HISTORIA LLENA DE ACCIÓN

Por ALEJANDRO CASTAÑEDA

“EL HOMBRE DE ACERO” Y “GUERRA MUNDIAL Z”.- Las semejanzas, más allá de las lógicas diferencias, son muchas: la tierra en peligro y un tipo pintón y corajudo se las ingeniará para salvarla, aunque los enemigos sean casi invulnerables. Los dos casos parten de una historia vieja y transitada: lo de Superman nació en el comic, allá lejos… y los muertos vivientes aparecieron hace mucho tiempo, pero hoy, ante la falta de inspiración de los argumentistas, fueron llamados de urgencia para un reciclaje en 3D. Y las dos miran para atrás, sobre todo Superman, que agotada ya casi todas su variaciones (siempre quedará la posibilidad de una reaparición) apela a los buenos servicios de una precuela para contarnos qué era Superman antes de ser Superman, por qué llegó a este mundo y cómo empezó todo.

No hay mucho para agregar a las exigencias de un género que no presenta muchas variaciones: cine 3D, realización aparatosa, clima apocalíptico, películas artificialmente alargadas y otra vez Nueva York atacada por fuerzas extrañas, con gente corriendo, como para recordar que alguna vez esto no fue ficción. Y por supuesto, familias asustadas, protagonistas llenos de coraje, funcionarios desorientados, pantallas de TV difundiendo el caos, calles abarrotadas de muerte y malvados de turno que andan con ganas de quedarse con este mundo, que será lo que será, pero que al parecer para los de afuera debe tener sus atractivos, porque el cine de catástrofe se la pasa inventando invasores que sueñan con borrarnos del mapa y quedarse con todo, como algunos vecinos.

En tren de elegir, preferimos “El hombre de acero”, porque más allá de las farragosas y alargadas escenas de combate, por detrás asoman algunos buenos actores (Costner, Crowe, Lane y la encantadora Amy Adams) que le dan un toque de humanidad al interminable desfile de peligros y voladuras. Los libretistas le encontraron una vueltita al asunto: Superman al parecer fue enviado como sobreviviente del planeta Krypton para que su especie no muriera, pero aquí terminó fichando para su tierra adoptiva. Una suerte de mesías tránsfuga que cambia de camiseta y acaba siendo el paladín justiciero de un planeta que de amenazas, de paladines, de malvados y de justicieros sabe bastante.

“Guerra mundial Z” es bastante menos interesante. Lo de siempre, aunque por suerte el peligro empieza pronto, en la escena inicial. Es una epidemia la que lo tiene al planeta en un arco. La cosa es así: aparecen unos malditos mordedores que donde hincan el diente transforman a los humanos en perros de presa. Lo terrible es que quieren contagiarle al resto sus malas costumbres. Son perversos, despiadados, difíciles de vencer, pero por suerte está Brad Pitt, un ex agente de la ONU, casi un jubilado dedicado a cuidar señora y dos hijas. Pero cuando es llamado para que ataje todo, no tiene otra salida: o va o va. Y lo hace. Y todo será peor para los zombies. Las obviedades no paran ahí. Lo que resta es una larga sucesión de peligros y salvaciones sobre la hora, con dificultades, peleas y explosiones que le agregan muy poco a un género que hace tiempo no hace otra cosa que copiarse a sí mismo.

No hay mucho más en este par de novedades: efectos especiales por todo lados, los “rompe todos” de parabienes, luchas de cualquier formato (a Superman le dan un par de palizas inolvidables), personajes de historietas y una batería de acechanzas de todo calibre como para tener bien alimentada la paranoia. Cada uno de estos filmes, tan iguales, acaso nos quiera a decir que la casa no está en orden, que la realidad está amenazada, que los sistemas de seguridad cada vez atajan menos y que sólo la providencia y algún héroe solitario nos puede conseguir un salvoconducto. ¿Será así?