Paul Rudd, emblema de la nueva comedia

“TENEMOS UN HERMANO IDIOTA”, CON EL PROTAGÓNICO DE PAUL RUDD, SE VERÁ HOY A LAS 22

Por Amilcar Moretti

Una comedia, un estreno con aspectos de interés. “Tenemos un hermano idiota”, esta noche en horario central. El filme no interpreta precisamente lo que título declara (“Our Idiot Brother” en el original). Si fueran tontos los que son despedidos del trabajo, sufren divorcio y han sido detenidos en medio de una confusión banal, el mundo tendría un número considerable de víctimas de idiocía. O tal vez sea así, efectivamente. Solo que parece ser el sistema el que promueve la irrupción como pandemia social de los “faltos de entendimiento”. Basta mirar buena parte del mundo, hoy. También, quizás sea una inhabilidad insalvable para sortear con éxito las exigencias en escala inhumana del modo actual, como si cierta forma de ser social ya poco tiene que ver con el proyecto humanista del Renacimiento, y sí con intereses, organizaciones, hábitos y tecnologías desencadenados.

Lo cierto es que “Tenemos un hermano idiota” (2011) cuenta con el protagónico a cargo de Paul Rudd, guionista y actor de conocidas películas como “Virgen a los 40” o “Ligeramente embarazada”. Paul Stephen Rudd, nacido en 1969, forma parte de una nueva generación que parece haber renovado la comedia norteamericana clásica, junto a Judd Apatow, Seth Rogen o Steve Carell, entre otros destacados. En la película de esta noche, Rudd es el hermano varón -junto a otras tres mujeres- que debe volver –una especie de tránsito de fracasos y malentendidos- o pasar por cada una de sus casas, habitadas por esas mujeres ambiciosas o impiadosas que no soportan que un varón “fracase”, aunque gran parte del hundimiento se vea mundial y generalizado.

Se trata de una comedia en que el “idiota” es una especie de “loser” (“perdedor”) que no está, y no tiene porqué estarlo, sobreadaptado a un orden que, al final de cuentas, no es humano. La clave de su vida reside en que todos sus “derrotas” provienen de buenas acciones o de interpretaciones de los demás que parecen haber dejado de lado cualquier decencia y dignidad como mínimo vinculadas con unas módicas amabilidad, solidaridad, pertenencia comunitaria y deseo de tener en cuenta al otro.

“Tenemos un hermano idiota”, hoy a las 22, por Cinecanal.

Cuentos esenciales

Los cuentos infantiles son esenciales, al menos los clásicos en el oeste mundial (occidente). Refieren no a diversiones sino a las cuestiones fundamentales del ser humano, a lo simbólico y lo imaginario, componentes cruciales de la subjetividad como condición del hombre. Por eso, por esa paradójica razón, la cultura de mercado actual intenta por todos los medios que los originales de la gran literatura infantil no sean leídos, que se conozcan a lo sumo a través de versiones que edulcoran lo que en un principio fue intenso y profundo al pequeño costo de ser un poquito amargo, o simplemente, complejo.

“La bella durmiente”, la versión que la francesa Catherine Breillat hizo para la televisión en el 2010, nos pone frente a planteos que quizás van más allá de una “actualización” por el lado de lo femenino que tiene que ver con nuevos lugares, inesperadas culturas, inimaginables tecnologías y abismales diferencias. Tal vez, en el fondo, lo de Breillat –de la cual ya hablé el domingo pasado, cuando se vio otro de sus cuentos “infantiles”- sea nada más que un modo de intentar recuperar la densidad primera, la original de una literatura que tenía claros los peligros y las posibilidades de la incertidumbre humana.

Hoy a las 22,30, por I-Sat.