La docente golpeada se queda en Colonia Urquiza

SANDRA FARÍAS JUNTO A SUS COMPAÑERAS DE LA ESCUELA 57

La maestra de la Escuela 57 de Colonia Urquiza que el viernes pasado fue notificada de su traslado a otro establecimiento para ‘resguardarla’ de las secuelas de la golpiza que le propinó un alumno hace tres años, el miércoles fue ratificada en su cargo y colegio, al que regresó ayer para alegría de sus compañeras y alumnos que en todo momento la acompañaron en el reclamo contra la inexplicable decisión.

“El lamentable hecho ocurrió en el 2010, de modo que el traslado hubiese tenido sentido en ese momento, pero me llegó 3 años después del episodio y cuando el chico agresor hace 2 años que egresó de la institución”, dijo Sandra Farías, maestra de 5° grado.

El lunes de esta semana, tras recibir el telegrama que le asignaba como nuevo destino la Escuela 3 de Etcheverri, Sandra se presentó en la redacción de este diario junto con el resto del plantel docente del centro escolar de Colonia Urquiza para denunciar la incomprensible decisión.

“Es inoportuna porque es extemporánea, y hoy por hoy trae más complicaciones que soluciones”, dijo entonces la docente, quien aseguró que “este cachetazo es más fuerte que el que me dio el alumno, que ya egresó de la escuela. Cuando se tuvo que actuar no se hizo nada. Ahora dicen protegerme, pero lo único que me provocan es daño”, subrayó.

En la víspera, tras su primer día de clases luego del ‘traslado fuera de tiempo’, Farías comentó que “al día siguiente de la publicación de mi caso en el diario me llamó personalmente (la directora general de Educación bonaerense) Nora De Lucía, quien me habló de una solución rápida y de la mejor manera. Y para ello me concertó una entrevista con (el subsecretario de Educación) Néstor Ribet”, detalló.

“La reunión con Ribet fue ayer (por el miércoles), y me comunicó que el expediente fue archivado y que me quedo en la Escuela 57. Por suerte la historia tuvo un buen final. En esta ocasión actuaron rápido y lo hicieron las máximas autoridades”, resaltó la maestra.

el desencadenante

El 10 de mayo del 2010, Sandra Farías se encontraba en el patio junto con otras docentes cuidando a los chicos durante un recreo. Si bien su cargo titular lo desempeñaba en el turno mañana, en ese momento estaba cumpliendo una suplencia por la tarde.

Desde el Hospital Italiano, donde fue internada con traumatismo de cráneo y una rodilla maltrecha, en aquellos días Sandra relató que “el chico comenzó a pegarle a un compañero de manera muy violenta, hasta hacerlo sangrar. Fui corriendo y los separé. Pero siguió pegándole a quien se le cruzara. Me acerqué y le dije que dejara de hacerlo. Ahí sobrevino lo peor”, contó la docente.

“Me pegó dos trompadas, una en cada mandíbula. Luego me agarró del guardapolvo y me bajó de la vereda de un tirón (el edificio de la Escuela Primaria 57 está rodeado por un escalón de 60 centímetros de altura). Al caer me golpeé la rodilla. Me arrastró por el patio, hasta que sentí un golpe fortísimo en la cabeza (chocó contra la raíz sobresaliente de un árbol). Del resto me enteré por el relato de mis compañeras”, detalló.