El peronismo entra en fase de autocrítica

INSAURRALDE ENCARA AHORA LA CAMPAÑA PARA OCTUBRE

Por MARIANO SPEZZAPRIA

Twitter: @mnspezzapria

Las críticas se hacen adentro, para que no las escuchen los “gorilas”, por lo cual difícilmente trascienda el contenido de comentarios que hasta pueden sonar despectivos con la mesa chica del oficialismo, es decir los cuatro o cinco funcionarios y legisladores que están más cerca de la Presidenta. Pero el tono de esos cuestionamientos es cada vez más elevado hacia el interior del peronismo, que inició un proceso de vaciamiento de la estructura de poder kirchnerista.

Cristina Kirchner permanece, por el momento, al margen de este linchamiento político en que se embarcó buena parte de la dirigencia peronista contra los funcionarios más encumbrados del Gobierno y especialmente con los jerarcas de La Cámpora, a quienes acusan de haberlos llevado a la derrota en una porción importante del territorio nacional. Por supuesto que, en este contexto, sobresale la furia bonaerense, que entró en estado de ebullición al mejor estilo de un géiser.

MAS ALLA DE LOS INTENDENTES

El enojo suele ser adjudicado a los intendentes que siguen dentro del Frente para la Victoria, pero está mucho más extendido. En uno de los movimientos sociales más identificados con el kirchnerismo se desparramó una frase elocuente: “No vamos a dejar de fabricar guardapolvos para hacer trajes de funcionarios”, advirtió uno de sus principales dirigentes, que es muy respetado en el PJ bonaerense porque tiene un trabajo de base del que la mayoría carece.

Los nombres de Juan Manuel Abal Medina, Carlos Zanini o Andrés “el Cuervo” Larroque, muy influyentes en los últimos años, están ahora a la cabeza de la lista de los “mariscales de la derrota”. Hasta Guillermo Moreno aparece, en este marco, como un funcionario más ponderado por las líneas medias del peronismo, donde es considerado “un soldado” que cumple órdenes de la Presidenta. Por cierto que no se detienen a analizar si los resultados de su gestión se asemejan al fracaso.

La Casa Rosada sabe que ese clima adverso se extiende como un reguero de pólvora entre los pliegues del oficialismo. Por eso apuró el tratamiento del Presupuesto para 2014 en el Congreso, que de forma inédita podría ser aprobado por la Cámara de Diputados el próximo miércoles, tres meses antes de que concluya este año. ¿El motivo? Dentro de las previsiones del kirchnerismo figura al tope la posibilidad de perder varios legisladores luego de las elecciones de octubre.

LIBRO DE PASES

El nuevo escenario político no esperará a conformarse hasta el 10 de diciembre, cuando tendrá lugar la renovación formal de ambas cámaras del Congreso. Es que una derrota como la de las Primarias, que tal vez se haga más abultada dentro de un mes, abrirá definitivamente la lista de pases, principalmente hacia el Frente Renovador massista. Aunque también habrá gobernadores, como el cordobés José Manuel de la Sota, que tendrán juego propio en el ámbito parlamentario.

Antes de viajar a Nueva York, donde esta semana participará de la asamblea anual de las Naciones Unidas, la Presidenta hizo un pedido para que la oposición preste su apoyo al Presupuesto 2014. La batalla principal se concentrará en la prórroga del impuesto al cheque, cuya recaudación queda en un 85% en las arcas nacionales. Los gobernadores aguardan una señal de distensión de Cristina para extender el plazo de refinanciación de las deudas provinciales, que vencerá a fin de año.

La Casa Rosada inició, mientras tanto, un operativo de reconstrucción de la imagen presidencial, muy dañada en los últimos dos años. Los resultados de las Primarias fueron, en ese sentido, inapelables. La saga de entrevistas que la mandataria comenzó a realizar se inscribe en ese contexto. Este mismo domingo se podrá ver por la Televisión Pública una segunda parte entre los partidos de Boca y River, para tratar de asegurarle un mejor rating que a la primera emisión.

De todos modos, al Gobierno le estaría faltando más política que comunicación: sigue siendo notoria la ausencia de diálogo con los sectores de oposición, pese a que el oficialismo tendrá cada vez más dificultades para reunir aliados en el Congreso y masa crítica para afrontar las batallas que vienen, como la instrumentación de la Ley de Medios que resulte del fallo definitivo de la Corte Suprema de Justicia. La propia esencia del kirchnerismo atenta contra una apertura política.

Por cierto que esa característica no es privativa de la Presidenta y su grupo más cercano, sino que también se extiende dentro del oficialismo a dirigentes que, aún perteneciendo a otra generación, cultivan el mismo perfil. Por caso, Martín Insaurralde jamás recibió a los bloques de oposición en el Concejo Deliberante de Lomas de Zamora en los cuatro años que lleva como intendente. Incluso nunca invitó un café a ediles de su propia bancada, que ahora miran con cariño al massismo.

DIALOGUISTAS

Esa carencia de diálogo político no podría objetarse a Daniel Scioli ni a Sergio Massa. Ambos hacen consultas con dirigentes de toda índole antes de tomar una decisión importante, a tal punto que muchas de esas conversaciones resultarían inconfesables. “Van a quedar ellos dos como la principal referencia del peronismo, porque son muy parecidos”, razonó un miembro del oficialismo que, pese a su sesgo kirchnerista, ya se encolumna en el proyecto presidencial del Gobernador.

Esa pelea subyacente entre massistas y sciolistas -que de a poco trascenderá las fronteras de Buenos Aires- alienta a las fuerzas políticas no peronistas a consolidar un armado propio de cara al recambio presidencial de 2015. Los radicales, aliados con los socialistas, atisban el horizonte con buena perspectiva, aunque siguen en deuda electoral en la Provincia. Lo mismo que el PRO de Mauricio Macri, que busca un dirigente para hacer pie en el siempre hostil territorio bonaerense.

Sin embargo, las estructuras partidarias se comportan con debilidad cuando no colocan al tope de su oferta electoral a una figura taquillera, tengan o no el sello del PJ o la UCR a su favor. Por eso las discusiones orgánicas tienen poco sentido, lo que no quiere decir que la cosmovisión peronista o radical de la política haya dejado de existir. Aunque las alquimias están a la orden del día e invalidan los preconceptos, amenazando con depositarlos en el arcón de los recuerdos.