¿Cómo influirá el cambio climático en la vida cotidiana?

En el enero más caluroso de los últimos 53 años, la sensación térmica trepó el último jueves hasta los 47 grados en una jornada extenuante, mientras la mínima alcanzó una marca histórica: 28,2 grados, la más alta de los últimos 106 años. Estas fueros algunas de las razones que colocaron al clima en el centro de la atención durante la última semana, aunque no las únicas: los incendios declarados en Tornquist, que afectaron 25.000 hectáreas, fueron vinculados por fuentes oficiales al cambio climático, mientras un rayo provocó incendios en dos viviendas en la misma Villa Gesell donde otra tormenta eléctrica causó cuatro muertos a principios de enero (la caída de otro rayo, en Mar del Plata y a fines de la semana anterior había dejado el saldo de siete heridos). Cuando todo esto pasaba, el ministerio de Salud de Santa Fe alertaba por el efecto que los intensos calores podía tener sobre el comportamiento de las víboras, aumentando el riesgo de mordeduras en la misma provincia donde palometas y rayas hicieron estragos entre los bañistas desde principios de mes mordiendo a decenas que necesitaron atención médica. Paralelamente, en el norte de América, una ola de frío extremo de congelaba el 60% de los lagos de Estados Unidos y Canadá, convertía en hielo a las cataratas del Niágara y obligaba a cerrar escuelas en estados como los de Ohio y Maryland.

Los especialistas no dudan: el cambio climático ya llegó y lo hizo para quedarse. En base a esta certeza -reforzada esta semana por nuevos estudios de la agencia espacial estadounidense (NASA)- describen un escenario en el que los fenómenos meteorológicos se hacen cada vez más intensos. Y consideran que esta situación va a tener una fuerte repercusión en la vida cotidiana, provocando a futuro profundas transformaciones en el espacio urbano (a partir de la necesidad de adaptarlo a nuevas condiciones) y hasta en la salud, frente al riesgo de aparición de nuevas enfermedades hoy propias de países tropicales.

Por lo pronto, la caída de rayos en la costa atlántica ya cambió el paisaje de las playas marplatenses: ayer, por disposición comunal los balnearios de la ciudad sumaron una bandera cuya función específica es la de alertar a los bañistas en caso de tormenta eléctrica. A mediados de semana, el ministerio de Trabajo de la Provincia ya había exigido a los paradores marplatenses la inclusión de pararrayos, una medida que se extendería después a otras localidades balnearias de la costa,

El meteorólogo platense Juan Manuel Horler, presidente del Centro Argentino de Meteorólogos atribuyó al cambio climático la ola de calor y los fenómenos meteorológicos extremos registrados en los últimos días.

“Estamos en un verano récord”, dijo el especialista y agregó: “es el cambio climático lo que genera que todo sea extremo, tanto calor como frío; las tormentas son más severas al no disminuir la temperaturas en la noche y las nubes están más altas, con mayor probabilidad de tormentas eléctricas”.

También la agencia espacial estadounidense (NASA) difundió durante la semana un estudio en el que concluye que los datos climáticos en todo el planeta para 2013 confirman la tendencia al calentamiento global a largo plazo. En la misma sintonía, la Administración Nacional de los Océanos y la Atmósfera de Estados Unidos destacó que 2013 fue el cuarto año más caluroso de la historia.

Tanto esta agencia como la NASA aseguran que nueve de los 10 años con temperaturas más altas se registraron en el siglo XXI. El más caluroso fue el 2010.

Los datos de esos estudios revelan también que en los últimos cincuenta años, la temperatura mundial anual aumentó casi 0,8 grados.

Por otra parte, un estudio de la aseguradora Aon Benfield destacó que en 2013 el mundo sufrió desastres climáticos que representaron pérdidas por 41.000 millones de dólares, la segunda cifra más alta para un año, sólo ubicada detrás de 2010. Desde el año 2.000 el mundo tuvo daños promedio por valor de 28.000 dólares -ya afectados por efecto de la inflación- a causa de este tipo de desastres,

En el marco de estas preocupaciones, la agencia espacial estadounidense (NASA) anunció la ultima semana el lanzamiento de cinco misiones previstas para 2014 destinadas al estudio de la Tierra y especialmente del clima, centrados en variables tales como las precipitaciones globales, los vientos oceánicos, los gases de efecto invernadero y la humedad del suelo, entre otros.

Con estos datos, los especialistas consideran que el cambio climático va a tener un fuerte impacto sobre la vida cotidiana, sobre todo en el campo del hábitat, el espacio urbano y la salud.

En el caso de la salud, fuentes consultadas por este diario indicaron que el incremento de la temperatura puede aumentar el riesgo de que se instalen en el país nuevas enfermedades propias de geografías tropicales como la malaria. E instaron a fomentar la educación para la salud, optimizar la higiene y mejorar los servicios de infraestructura como medida de prevención (ver “Mayor riesgo... en pag. 5).

En lo que hace a la vivienda y el espacio urbano, según indicó a este diario el doctor Gustavo San Juan, arquitecto y director del Instituto de Investigación de Políticas del Ambiente Construido de la Facultad de Arquitectura de la UNLP, “ante estos indicios de que el clima está cambiando hay que tener conciencia de diseñar edificios y ámbitos que tengan en cuenta este factor. No obstante, por ahora estamos muy lejos de eso. Este concepto se está reforzando en ámbitos de investigación y docencia, pero no está instalado en la sociedad. Basta un sólo ejemplo para demostrarlo: la provincia cuenta con una ley de eficiencia energética, la 13059, que establece pautas para un uso racional de la energía en edificios, pero no se cumple a partir de la reticencia de los constructores, porque implementarla implica un aumento de los costos del orden del 10 al 15%”.

Al mismo tiempo, San Juan consideró que “también el diseño del medio urbano tiene que incorporar la cuestión climática, sobre todo en una ciudad que tuvo dos inundaciones tan importantes en los últimos tiempos. En ese sentido existen proyectos impulsados desde la facultad de arquitectura para realizar estudios de adecuación de la Ciudad frente al riesgo de inundaciones”.

San Juan destacó además, que “en países como Alemania ya se trabaja en medidas como la diversificación de la matriz energética, el diseño bioclimático (que apunta a generar viviendas, edificios y ciudades eficientes desde el punto de vista energético) y también en el diseño sustentable, que implica utilizar materiales de construcción que provoquen una degradación menor del medio ambiente, garanticen un eficaz consumo de energía y mejoren la calidad de vida. Pero nosotros estamos muy lejos todavía de eso”.

Para el especialista, frente a los cambios en el clima “también debería haber soluciones concretas y específicas para los asentamientos precarios de la periferia de la Ciudad. En ese sentido consideró primordial “garantizar el acceso a la tierra y generar trabajo”.

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