Boca y una derrota histórica en la Copa

BOCA BUSCÓ Y BUSCÓ, PERO NUNCA LE ENCONTRÓ LA VUELTA AL PARTIDO Y QUEDÓ COMPROMETIDO DE CARA A LA REVANCHA

Y Deportivo Capiatá dio el golpe nomás en La Bombonera. El equipo paraguayo, con gol en contra de Lisandro Magallán, le ganó por 1 a 0 a un Boca que fue una sombra y realmente, como dijo el zaguero Echeverría en la previa, terminó siendo “una catástrofe” el haber perdido este partido de ida por los octavos de final de la Copa Sudamericana. La serie se definirá el próximo jueves 23, cuando vuelvan a enfrentarse en el estadio de Sportivo Luqueño. El ganador de la llave entre argentinos y guaraníes irá en cuartos de final ante Lanús o Cerro Porteño.

Ya se iba el primer tiempo en La Bombonera cuando, de pronto, se produjo la gran sorpresa que enmudeció a la hinchada local e hizo estallar a la visitante, ubicada en un sector alto del estadio. Carlos Ruiz Peralta ejecutó un córner desde la derecha, hubo un cabezazo en el camino de un jugador paraguayo y Lisandro Magallán desvió la trayectoria del balón con el pecho y venció su propia valla.

Claro que fue sorpresa, como sorpresa también fue la predisposición con que la visita se le plantó en la cancha a Boca Juniors, y no en una mera actitud de espera.

Y si bien esperó a su rival, también lo atacó con determinación, llegando incluso a poner en aprietos al golero Orión.

Boca propuso más, es cierto, merodeó de continúo el área paraguaya, existió un remate potente de Castellani que tapó muy bien el golero Franco Arza, además de un remate largo de Chávez que rozó el travesaño y se fue afuera. Y tras el gol de Capiatá, Castellani capturó un rebote y sacó el derechazo al ángulo que Franco Arza salvó con un manotazo y en el rebote Chávez cabeceó al gol, pero se interpuso la mano del defensor Arturo Aquino. Era penal, pero el árbitro brasileño Sandro Ricci nada sancionó.

Boca, tocado en su amor propio, y equivocando muchas veces el camino, salió en procura de dar vuelta las cosas y, en la misma medida en que fue generando chances para empatar, por aciertos del rival (Franco Arza le tapó un remate de gol a Meli) y por falencias propias las fue desaprovechando, al tiempo que crecía el nerviosismo en La Bombonera. El Vasco agotó los cambios, lo intentó todo pero no llegó al empate ante un Capiatá que hizo ya historia en su corta vida.

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