Un autoservicio sufrió su robo Nº 23 y están hartos

VALENTÍN FIORAVANTE ES EL DUEÑO DEL LOCAL UBICADO EN 82, 25 Y 26. “SI TE RESISTÍS TE TIRAN. SI NO HAY PLATA, TAMBIÉN”, LAMENTÓ

Los ladrones se los llevan por delante, y a veces en lugar de ir al choque prefieren dejar que se muevan a sus anchas. Con esa premisa actuó la cajera de un autoservicio de 82 entre 25 y 26, cuando el hombre que tenía adelante le apuntaba con un arma y le repetía que le diera la recaudación del día.

Pasó el sábado, pero trascendió ayer. A las 17.30 de aquel día, dos delincuentes que rondan los 30 años dejaron una moto sobre calle 25 y entraron a robarle a los clientes, a un proveedor y, por supuesto, a los dueños del negocio.

El corredor fue quizá el más vulnerado: le dieron un culatazo en la cabeza, lo obligaron a arrodillarse y le apoyaron el caño del arma en la sien.

De los ocho clientes que estaban comprando, a la mitad les sacaron las billeteras. Después le tocó el turno a la joven que atendía en la caja. “Ya estoy acostumbrada a que vengan. Cuando lo vi apuntándome, me corrí y lo dejé pasar a que se llevara toda la plata”, le contó a este medio.

Fue una maniobra de pocos minutos, como casi todos los 23 robos que ocurrieron en ese local. En comparación al tiempo que aparentemente se demoró en llegar la Policía, el asalto pasó en un suspiro.

“Nos dicen que no tienen móviles y que por eso tardan. Acá pasaron más de 40 minutos hasta que vinieron a hablar con nosostros”, protestó Valentín Fioravanti (58), el dueño.

proveedores en la mira

Así como sucedió ayer, en varias otras oportunidades “los ladrones están esperando a que venga algún camión a despachar mercadería y los enganchan”, señaló Valentín.

De hecho, ayer a la mañana hubo un distribuidor de productos congelados al que lo sorprendieron de la misma forma. Con pocos minutos de diferencia, también asaltaron a una mujer que caminaba por 23 y 82, remarcó el comerciante.

Dentro del historial de robos que sucedieron en su almacén, Valentín recuerda mejor que otros el que le tocó padecer hacer seis meses. Aquella vez, el hombre junto con su hijo, un policía y un cliente salieron a perseguir a los ladrones.

Uno de los delincuentes se dio vuelta en la mitad de la huida y disparó cinco veces un revólver .38 sin llegar a lastimar a nadie. Al final, consiguieron atraparlo. Pero lo que siguió fue también tortuoso: “No pudimos recuperar la plata ni nada de lo que nos sacaron”, se lamentó.

Parece haber quedado lejos el tiempo en el que, después de que se fueran apilando los reclamos en la comisaría, la Policía dispuso un régimen de más patrullajes, en moto y hasta con caballos, que colaboraron para que bajara la cantidad de delitos, casi siempre de motochorros.

Con una sensación compartida por muchos comerciantes, el hartazgo de Valentín va por el lado de no saber de qué forma prevenirse de nuevos asaltos.

“No tenés manera de defenderte”, sentenció, con un tono apagado en la voz. “Si te resistís, te tiran. Si no hay nada de plata en la caja, también. ¿Qué hay que hacer?”, remató.