Dificultades y trastornos en la Ciudad para hacer recargas de la tarjeta Sube

EL MECANISMO PARA RECARGAR LA SUBE SIGUE DISPARANDO QUEJAS DE PASAJEROS DEL TRANSPORTE PÚBLICO

A las bocas de expendio de recarga de la tarjeta SUBE les recortaron el cupo de crédito que pueden ofrecer, según se quejan por estos días los propietarios de puntos de venta del servicio. Como consecuencia de la restricción, comprar los boletos electrónicos después de determinado horario se convirtió en una suerte de odisea para los usuarios, que van de local en local, una vez que pasa el mediodía, tratando de sumar pesos al plástico para poder viajar en el transporte público.

“El saldo se nos agota en las primeras horas de la mañana y terminamos quedando mal con los clientes”, aseguró el dueño de un kiosco cercano a la estación de trenes que suele tener una gran demanda de gente en busca de recarga.

El mecanismo para vender carga de boletos funciona así: cada comerciante adherido al sistema decide, en principio, cuánto crédito “comprar”; lo acuerda con Nación Servicios, la prestadora a cargo de la operatividad del SUBE, y deposita la suma pactada en un centro de pago rápido. Luego se le habilita el saldo y el monto se reparte entre la demanda diaria de usuarios. Se puede solicitar, indistintamente $1.000, $2.000, $3.000 y hasta $5,000, eso depende de la capacidad financiera del dueño del punto de venta.

Faltaban quince minutos para las 12 y Fernando Cheme, kiosquero de diagonal entre 45 y 46, ya se estaba quedando sin recarga de SUBE mientras que se armaba una pequeña fila de clientes con la tarjeta y unos pesos en la mano. “En un rato ya es el fin por el día de hoy - contó, entre preocupado por las explicaciones que iba a tener que empezar a darle a la gente y resignado por una situación que se viene dando desde hace unos días y no ve que cambie.

Según explicó Cheme, a él se le redujo el crédito del que disponía porque desde Nación Servicios le impusieron un tope al cupo diario. “Ahora solamente tenemos seis bloques de $500 pesos cada uno y es el máximo que nos permiten vender”, indicó el kiosquero, para quien el límite que le están exigiendo es un problema. “Desde el mediodía hasta el otro día no tengo venta de SUBE habilitada. En realidad, lo que me preocupa son los clientes, porque a la gente, al no conseguir recargar, se le complica tomar el micro”, añadió.

Liliana Tissera es vecina del barrio Aeropuerto y tiene problemas a la hora de tener que agregar crédito a su tarjeta. “Por lo general, en la zona donde vivo me cuesta mucho conseguir recarga, y lo mismo le pasa a mi hija, que vive en 15 y 75. Ahí hay un solo negocio que vende y después de una hora del día dicen que llegaron al tope y que ya no tienen saldo para cargar”, planteó la mujer.

Además de lo que ocurre ahora concretamente con la existencia de montos máximos que limitan la compra de abono, en los comercios coincidieron en que los días más complicados por la escasez de crédito son los primeros del mes. Al parecer, como en esas jornadas la gente dispone de un mayor volumen de efectivo se hace hábito la modalidad generalizada de cargar la tarjeta, del 1 al 10, con grandes cantidades. El efecto es que apenas unas horas después de la apertura del local ya no queda saldo en el sistema.

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