El Papa organiza una gran rifa con todos los regalos que ha recibido

LA REINA ISABEL II Y SU ESPOSO, EL PRÍNCIPE FELIPE, DUQUE DE EDIMBURGO, ENTREGAN SUS PRESENTES AL PAPA FRANCISCO, DURANTE LA VISITA QUE REALIZARON AL VATICANO EN ABRIL ÚLTIMO

El papa Francisco sorteará una decena de regalos que ha recibido durante su corto pontificado, incluyendo un flamante vehículo 4x4, algunas bicicletas y una elegante cafetera, y todo lo recaudado se donará a obras de caridad.

La administración de la Ciudad del Vaticano colocó esta semana carteles en todo el estado promocionando la rifa donde cada número cuesta 10 euros. Los números están a la venta en la oficina de correo, farmacia y otros sitios vaticanos abiertos al público.

La rifa no se hará, como muchos esperaban, en Navidad, sino el 8 de enero, que es el día de San Severino de Nórico, evangelizador durante las invasiones bárbaras del siglo V, famoso por su abnegación y dedicación hacia los más desfavorecidos.

Como se dijo, el número para el sorteo cuesta sólo 10 euros, pero el primer premio es un Fiat Panda blanco 4x4 flamante, con todos los opcionales. El auto cuesta más de 23.400 dólares nuevo. Claro que ese valor no incluye el plus de haber sido propiedad de un dueño cuidadoso como el Sumo Pontífice.

El segundo premio es una bicicleta de carrera celeste, y del tercero al quinto también son bicicletas: una anaranjada con canasto, otra gris, y otra doble. El sexto premio es una videocámara digital japonesa de alta definición.

Hay además relojes, marcos de plata, lapiceras, portafolios, dispositivos inalámbricos para iPod y iPhone, una cafetera Illy y hasta un sombrero panamá blanco hecho por el sombrerero ecuatoriano Homero Ortega.

Además de estos premios importantes, habrá otros premios “consuelo”: paraguas, perfumes, bufandas, libros y cinturones.

“CRISTIANOS CON EL BOLSILLO”

Mientras ya aparecieron en Roma los afiches publicitando la rifa, el Papa aprovechó la homilía de ayer para insistirle a los fieles que hagan obras de caridad, que la “conversión del corazón se traduzca en algo concreto”.

En una referencia bíblica al recaudador de impuestos Zaqueo, que al convertirse al cristianismo devolvió cuatro veces lo que había robado, el papa Francisco dijo: Cuando la conversión llega a los bolsillos, es segura. ¿Cristianos de corazón? Sí, todos. ¿Cristianos de alma? Todos. Pero ¿cristianos con el bolsillo? Muy pocos”.

El jesuita Francisco, famoso por su estilo de vida austero, pasó por alto los lujos del papado desde que fue electo líder de los 1.200 millones de católicos romanos de todo el mundo.

Usa zapatos negros, en lugar de los rojos hechos a medida que usaba su antecesor, Benedicto XVI; en su muñeca luce un reloj que, aseguran, es de plástico, se negó a vivir en los departamentos papales magníficamente decorados y se traslada por la ciudad estado del Vaticano en un Renault 4 de 1984.

Designó limosnero al arzobispo polaco Corrado Krajewski y le encargó responder a los pedidos de ayuda, generalmente con gestos pequeños como pagar el combustible a las familias pobres y darles ropa y comida, en caso de necesidad.

DUCHAS PARA LOS INDIGENTES

La semana pasada Krajewski estuvo organizando la construcción de duchas en el Vaticano para los peregrinos pobres que llegan a la Plaza de San Pedro. La iniciativa surgió cuando Krajewski quiso pagarle una cena a un peregrino y el hombre le dijo que prefería una ducha caliente.

Las organizaciones de caridad de Roma calculan que en esa ciudad hay aproximadamente 8.000 personas sin techo. Para incrementar los recursos, Krajewski reafirmó que el Vaticano tiene el monopolio de la producción de bendiciones papales en pergamino que algunos católicos compran para ocasiones especiales como bautismos y casamientos.

El dinero recaudado con la rifa se destinará a obras de caridad para los pobres. El proyecto está supervisado por el padre Krajewski.

Francisco, conocido por su sencillez, ha reformado las finanzas del Vaticano para hacerlas más eficientes y para dedicar más dinero a la caridad.

La rifa es parte de ese esfuerzo: asegurarse de que los regalos que recibe el pontífice no se queden almacenados juntando polvillo y que sean utilizados para ayudar a los más necesitados.

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