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Información General |DESACUERDOS CON EL MANEJO DEL DINERO

Cuando la economía de la pareja es causa de reiterados conflictos y genera malestar

Acordar sobre gastos, inversiones y prioridades no siempre resulta fácil

14 de Diciembre de 2014 | 00:00
“EN CIERTOS CASOS, LA PAREJA NO LOGRA PACTAR UN CONTRATO DE MUTUO ACUERDO SOBRE QUIÉNES Y  CÓMO MANEJAN EL DINERO QUE INGRESA, O INCLUSO SOBRE CÓMO INGRESA”
“EN CIERTOS CASOS, LA PAREJA NO LOGRA PACTAR UN CONTRATO DE MUTUO ACUERDO SOBRE QUIÉNES Y CÓMO MANEJAN EL DINERO QUE INGRESA, O INCLUSO SOBRE CÓMO INGRESA”

Nada menos romántico que las charlas de dinero, pero como bien cantaba Andrés Calamaro, hace más de 20 años, “No se puede vivir del amor. No se puede comer al amor. Las deudas no se pueden pagar con amor. Una casa no se puede comprar con amor”. Y aunque, en los comienzos de la relación, la pareja evite tocar el tema para no desentonar con las primeras mieles que regala el romance, el asunto permanecerá latente y en algún momento aflorará. Llegar a un acuerdo será necesario para un vínculo sin resentimientos.

Con frecuencia la economía de la pareja se vuelve causal de conflictos. Muchas veces el amor se opaca por discusiones que surgen alrededor del dinero, y sus usos: se cuestionan gastos, prioridades, inversiones, o se lanzan reproches por los ahorros que desaparecen o por desacuerdos en el destino de los ingresos.

El problema no es nuevo, pero en las últimas décadas adquirió un matiz diferente. Cuando la mujer se encargaba únicamente de las cuestiones domésticas y de la crianza de los hijos, mientras que el marido proveía de dinero a la familia, no quedaba demasiado margen para discutir posibles formas de organización o el destino de los fondos.

En general había un solo sueldo, que ganaba el hombre y la mujer administraba, y estaba destinado a lo que hiciera falta en la casa. Por supuesto que el vínculo no siempre se planteaba armonioso. En muchos casos se establecían relaciones disparejas de poder y sometimiento. Pero como las mujeres generalmente no tenían a dónde ir ni cómo solventarse en caso de separación, mucho de los problemas se mantenían en silencio.

En la actualidad se multiplicaron las posibilidades de organización, y en muchas parejas el dinero se convirtió en tema recurrente de discusión. “Cuando los dos trabajan aparece el problema de qué hacer con cada sueldo. Porque cada uno viene de familias diferentes y se vincula con el dinero de distinto modo. El ingreso está vinculado a lo propio, es producto del esfuerzo de cada uno, y es difícil compartir”, dice la psicóloga especialista en parejas María de Jesús Ferrero.

Los problemas no siempre aparecen cuando el dinero no alcanza, también se desatan cuando se dispone de un porcentaje extra para gastar o ahorrar. ¿Viaje o cambiar el auto?, ¿tecnología o decoración?, ¿ropa o salidas?, ¿ahorro o gasto? Son algunos de los dilemas que suele enfrentar a las parejas.

PROBLEMAS EN LA ORGANIZACIÓN

La psicóloga María Celeste Darré, especialista en familias y parejas, señala que los conflictos aparecen a partir de algunas formas de organización: “En ciertos casos, la pareja no logra pactar un contrato de mutuo acuerdo sobre quiénes y cómo manejan el dinero que ingresa, o incluso sobre cómo ingresa”.

La especialista cuenta que se ha encontrado con casos de hombres que pretenden controlar todos los gastos e incluso ser consultados por cada uno, y sus mujeres se niegan a dar explicaciones. Esto genera reproches y discusiones.

En otras situaciones el conflicto aparece cuando alguno de los dos pretende cambiar el sistema que se venía siguiendo: “Él deja de darle todo el dinero a ella y se queda con una parte para invertir en cierto proyecto. Ella reacciona descalificando la operación”, ejemplifica Darré.

Otro modelo de organización que suele acarrear conflictos se da cuando los dos ingresan dinero a la casa, pero se espera que los gastos compartidos los pague él. “Ahí convive el ideal de mujer independiente que trabaja y genera sus propios recursos, con la demanda de un hombre proveedor que abastezca económicamente a la pareja-familia. Ella destina su dinero a gastos personales o se da sus gustos, mientras él reclama que por ‘bancar’ a los demás, no le queda nada”, describe la especialista.

¿QUÉ SE OCULTA DETRÁS DE LAS PELEAS?

Las psicólogas consultadas coinciden en que la mayoría de las veces los conflictos alrededor del dinero en realidad ocultan otro tipo de problemas que subyacen en la relación. “Por lo general estas peleas son cristalizadoras de otro tipo de situaciones más profundas”, plantea Ferrero.

Para Darré, detrás de los conflictos económicos se libra una lucha de poder: “El dinero es el medio que tenemos para obtener las cosas que deseamos y necesitamos. Por eso su manejo suele ser una pieza clave en las relaciones de poder. Otorga poder o lo quita. Permite la independencia personal, o genera dependencia. Facilita tomar decisiones o lo impide”.

En algunos casos, el dinero aparece como catalizador de demandas de afecto, de amor, atención o deseo. “Es muy común en la mujer demandar económicamente, o ponerse muy gastadora, cuando intenta compensar falencias afectivas. Asimismo el varón puede mostrarse avaro si percibe alejamiento o la pérdida del amor o del deseo de su mujer. O bien mostrar una generosidad curiosa cuando intenta compensar alguna falta dentro del vínculo, como una infidelidad”, dice Darré.

EL DINERO Y LA INFIDELIDAD

Según un estudio de la socióloga Christin Munsch, de la Universidad de Cornell (Nueva York), cuanto más depende un hombre de los ingresos de su mujer aumentan las posibilidades de que le sea infiel. Estos varones, por lo general, intentan compensar sus sentimientos de incompetencia “afirmando su virilidad” con una amante. Para las mujeres ocurriría a la inversa: la dependencia induciría a la fidelidad.

De acuerdo con el informe, también los hombres que ganan mucho más que sus parejas tendrían una predisposición a engañarlas. En este caso, impulsados por la capacidad potencial de proveer a más de una mujer.

Para tranquilidad de muchas mujeres, Munsch señaló que esta relación entre la dependencia económica y la infidelidad desaparece cuando se consideran factores como la edad, el nivel educativo, la religión y la satisfacción de la pareja.

CÓMO EVITAR QUE EL DINERO GENERE CONFLICTO

Aunque no sean temas muy agradables para tratar cuando se decide una convivencia o un casamiento, las terapeutas recomiendan hablar con claridad y decidir juntos cómo se organizarán. También consideran importante avisar si existen familiares a los que se deberá ayudar económicamente u otra situación que afectará a la economía familiar.

El economista Martín Tetaz plantea que no existe un modelo de organización que garantice el éxito. Considera que cada pareja debe encontrar el método que mejor le resulte, pero cree conveniente que la mujer no deje de trabajar con el matrimonio ni con la maternidad. “A veces implica cambiar plata: sueldo por niñera y guardería. Pero la mujer no se aleja del mercado laboral y mantiene su independencia”, dice.

El licenciado en Administración de Empresas Mariano Otálora, especializado en Planificación Financiera Personal y autor del libro “Amor... sos la inversión de mi vida”, coincide con Tetaz: ”Hay que pensar cómo va a quedar cada uno si la pareja no resulta. No estoy de acuerdo con que las mujeres dejen de trabajar porque salen del mercado laboral y les va a costar mucho reinsertarse”.

Otálora propone que, si uno de los dos deja de trabajar para atender la casa o a los hijos, el otro le pague los aportes jubilatorios para cubrirlo ante una eventual separación. “Cuando uno es joven no quiere hablar de esas cosas, pero hay que buscar un equilibrio entre el futuro optimista y la realidad con la que se pueden encontrar”, dice Otálora, y agrega: “Cada pareja es única y debe encontrar un método que a los dos les resulte cómodo. No existe uno mejor que otro. Pero es importante hablar explícitamente de dinero para llegar a un acuerdo y evitar posibles conflictos”.

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