De la alegría al miedo: volvían de una fiesta y los asaltaron

JUAN, UNA DE LAS VÍCTIMAS DEL ASALTO. A LA PRIMA LA GOLPEARON Y LE DEJARON LA CARA ENSANGRENTADA. LOS LADRONES QUERÍAN METERSE EN LA CASA, PERO SE FUERON CON DOCUMENTOS, CELULARES Y BILLETERAS

De la fiesta al pánico de un intento de entradera hubo diez minutos y veinte cuadras de diferencia. Una chica de 18 años estaba volviendo de su cena de egresados acompañada por su primo. Iban hacia la misma casa y se tomaron un taxi en 7 y 49. Cuando estaban llegando, en 34 entre 2 y 3, eran poco más de las 4 de la madrugada. El chofer se detuvo, los chicos pagaron y se bajaron.

Del auto hasta el portón los separaban pocos metros y en el medio se les interpuso un grupo de ladrones: tres de los cuatro los fueron a increpar. Y lo hicieron atravesando su auto, un Ford Fiesta, en el medio de la vereda.

“Hicieron una maniobra milimétrica, subiéndose de la calle desde la casa del vecino. Parecía que sabían de antemano lo que iban a hacer”, fue una de las estimaciones que hizo Juan Delicostas (21), una vez que pudo procesar el episodio algunas horas después.

En el momento en el que los ladrones irrumpieron, el joven ya había cruzado la reja delantera de su casa, pero su prima aún estaba del otro lado.

Con ella se ensañaron los ladrones y no tuvieron reparos en comenzar a pegarle.

“Se volvieron locos cuando ella revoleó la cartera para que no se la sacaran. Le rompieron la nariz a golpes, no les importó que era una chica y le querían robar una cadenita”, remarcó Juan en diálogo con este medio.

Emperrados en continuar el robo y entrar sí o sí en la casa, los delincuentes le dieron tres patadas fuertes al portón hasta romper la cerradura. “Me iban a matar”, creyó él cuando los vio ensimismados, aparentemente bajo los efectos de alguna droga.

Así consiguieron también asaltar al joven. A él y a su prima les robaron sus documentos, celulares y billeteras. Pero su ansiedad era mayor: querían revisar la vivienda y arrasar con todo.

salvados por los vecinos

Estuvieron a poco de lograrlo. Ninguno de los primos iba a resistirse o a llamar a la Policía. Pero los que aparecieron en escena fueron dos vecinos, que se dieron cuenta de lo que pasaba y los ahuyentaron a los gritos.

Los delincuentes prefirieron escaparse antes de que aparecieran patrulleros en el lugar. La entradera quedó frustrada, pero los dos jóvenes quedaron envueltos en el miedo. Además, la chica tenía la cara roja de sangre.

Una comitiva de la comisaría 2ª salió a buscar a los delincuentes según las descripciones de las víctimas: tenían alrededor de los 20 años, gorras con visera y una actitud desafiante. Ninguno de los operativos que se desplegaron tuvo éxito.

A medida que pasaron las horas, hubo un grupo de investigadores dedicados a tratar de identificar quiénes eran los ladrones y de qué zona provendrían.

En paralelo, también hubo sospechas vertidas sobre el hombre que manejaba el taxi. “A los pasajeros les preguntaba si se iban a quedar en esa casa a la que pidieron ser llevados. Y parece que tuvo alguna demora en devolverles la plata. Puede ser que haya tenido algún tipo de vinculación con los ladrones porque cuando el robo empezó, el chofer se fue”, indicó una fuente con cautela, pero sin ingenuidad.