Medicina: ¿será justicia?

UNA DE LAS TANTAS VOTACIONES CONTRA MEDICINA EN EL CONSEJO SUPERIOR DE LA UNIVERSIDAD

Por FELIPE CAMPOAMOR (*)

L a Cor te Suprema de Justicia de la Nación finalmente puso las cosas en su lugar. En un claro, preciso y contundente fallo resolvió hacer lugar a todas y cada una de las cuestiones que la facultad de Ciencias Médicas peticionó oportunamente ante los estrados judiciales, teniendo como contrincante esencial a la Universidad Nacional de La Plata. Esto es: le otorgó legitimación para estar en juicio; decretó la nulidad de la Disposición 300/10 del Consejo Superior de la UNLP que derogaba la Resol.602/10 de la facultad de Medicina que impedía a los alumnos ingresar a la Práctica Final Obligatoria (PFO) adeudando materias, dejando incólume a esta última; estableció que los alumnos no tienen en la ocasión derechos adquiridos; y que no existe retroactividad alguna en su perjuicio, sino todo lo contrario. El triunfo de Medicina fue absoluto.

ALGO MAS

En sus considerandos, el Alto Tribunal Federal además reprendió severamente a las autoridades de la Universidad, sosteniendo que éstas, en lugar de acatar las disposiciones del Ministerio de Educación de la Nación y velar por el cumplimiento de la Ley de Educación Superior 24.521 y, en su virtud, dictar las normativas necesarias para la debida acreditación de la Carrera de Médico (con la consiguiente validez de sus títulos), procedió a derogar las normativas que a tal fin había dictado la Facultad.

Más adelante, en un magnífico `obiter dictum` (dicho sea de paso), la Corte advirtió que los títulos que expide la Universidad deben ser expedidos de manera conjunta con la Facultad de acuerdo a lo que dispone el artículo 82 inc.6 del Estatuto de la Universidad, para que éstos obtengan reconocimiento oficial y validez nacional.

En lo que nos interesa, surge evidente que la situación de conflicto que tantas veces los responsables de la conducc ión universitaria le endilgaron insensatamente a la Facultad, la generó de manera exclusiva la Universidad. En consonancia con esta temeraria postura, aquéllos (Presidente, Vicepresidentes, Secretarios, miembros del Consejo Superior, etc.) asumieron conductas inéditas e imprudentes y, lo que es más grave aún, convirtieron un asunto puramente institucional en una temática de ataques recurrentes a las personas que conducían y conducen la Facultad. En efecto, no contentos con acorralar a ésta y -como dijo la Corte- ponerla en la gravísima situación de hacer peligrar la acreditación de la Carrera y la validez nacional de los títulos de Médico que se expidieran, procedieron a agredir de manera directa a las autoridades de la Unidad Académica. Así, promovieron una disparatada denuncia penal al Decano, al Vice Decano y a la Secretaria Académica en términos absolutamente inaceptables (la denuncia fue rechazada por la Justicia Penal in límine) y fomentaron la presentación de otras denuncias penales realizadas por la FULP y por diversos alumnos contra dichas autoridades y contra otros funcionarios de la Facultad, entre los que el suscripto también estaba incluido (todas ellas fueron rechazadas y archivadas). También promovieron un inverosímil e inconstitucional juicio académico (oportunamente EL DIA en sus editoriales los catalogó como verdaderos “juicios políticos”) a las autoridades de la Facultad ya referidas.

Todo este escenario de conflicto generado pura y exclusivamente por la Universidad, felizmente ha llegado a su fin con el Fallo dictado por la Corte Nacional, que respaldó -tal como lo señaláramos- de manera contundente todos y cada uno de los argumentos esgrimidos por la Facultad y los actos dictados en su consecuencia. Ello así, no obstante los manotazos de ahogado que el Consejo Superior, obcecadamente, exteriorizó en su ilegítima sesión del 16 del corriente, desoyendo de manera absurda lo dispuesto por la Corte Suprema.

TITULOS FALSOS

Llegó la Universidad a expedir decenas de títulos de Médico falsos (material e ideológicamente), sin el contralor académico correspondiente. Los beneficiarios -quienes hasta la fecha no resultan ser egresados de la Facultad- están actualmente ejerciendo de manera ilegítima la profesión médica, pues -aunque parezca increíble- se encuentran matriculados por los colegios profesionales. Un verdadero desatino.

La actividad demagógica desplegada en este conflicto por las autoridades de la Universidad pone al descubierto -fallo de por medio- la verdadera intencionalidad política de éstas: acorralar a las de la Facultad de Ciencias Médicas hasta hacerlas -como se diría en el campo- hociquear. Toda política, de la mala. Ahora la Corte puso las cosas en su lugar. Los verdaderos responsables de este conflicto tienen necesariamente que pagar el costo, aunque más no sea político, de sus inaceptables yerros. Cada uno de ellos sabrá en su conciencia hasta qué punto contribuyó para hacer desmadrar la situación hasta límites descabellados. El paso a un costado de algunos de los irresponsables generadores del embrollo relatado -todos sabemos quiénes son- debería ser la solución más apropiada y justa. Todos nos preguntamos: ¿se hará justicia?

(*) Abogado