Detienen a diariero acusado de matar a un vecino a puñaladas

EN LA VEREDA, LA SANGRE DE LA VÍCTIMA. UNA PATRULLA DE GENDARMERÍA LO LLEVÓ AL POLICLÍNICO

Profunda y certera, la puñalada lo atravesó a la altura de las costillas, afectándole varios órganos. Al verlo tirado sobre una mancha de sangre que cada vez se hacía más grande, los vecinos pararon a un móvil de Gendarmería para pedirle que lo llevara a un hospital. Es que la ambulancia no llegaba, aunque el traslado de emergencia no pudo evitar el trágico desenlace. Para cuando el muchacho entró en la guardia del San Martín, ya estaba muerto.

Se llamaba Rubén Ricardo Sosa, tenía 43 años y por su homicidio fue detenido un rato después el encargado de un puesto de diarios ubicado justo donde la víctima cayó herida de muerte, en Villa Elvira.

Fuentes oficiales suponen que todo se habría desencadenado “por cuestiones viejas”.

De acuerdo a lo que contaron algunos testigos, eran alrededor de las 13.20 cuando vieron a Sosa “discutiendo con el titular del puesto de diarios de 12 bis y 80”.

“Nadie pudo precisar el motivo de la pelea, pero se cree que Sosa fue a pedir plata, o alguna cosa de mal modo, lo que aparentemente era bastante frecuente”, dijo un jefe policial.

Los vecinos que admitieron haber escuchado aquel cruce verbal declararon que Sosa cayó a la vereda con un profundo corte en su lateral derecho, “mientras el diariero cerraba el puesto y se iba”.

Los testigos llamaron al 911 y, apenas vieron al móvil de Gendarmería, le pidieron a los efectivos que trasladara al herido.

Los primeros policías que llegaron a la escena fueron los de la comisaría Octava, quienes se encontraron con con dos grandes manchas de sangre en la vereda. Consultaron entonces en el hospital San Martín, donde recibieron la confirmación de que la víctima había ingresado muerta.

viaje repentino

Con el relato de los testigos que le apuntaron al diariero, los efectivos recurrieron al listado de comercios de la zona, lo que les permitió identificar al titular del puesto de 12 bis y 80 (para entonces cerrado), como Ariel Flamini (37).

Los investigadores al mando de Alfredo Sanguinetti y el jefe de la Distrital Villa Elvira, Fabian Barrios, se dirigieron al domicilio particular del comerciante “para recabar su conocimiento del caso”, dijo un pesquisa. Pero lo encontraron en una actitud que les pareció extraña: “Se estaba retirando de la vivienda con dos bolsos y sus hijos, no pudiendo dar explicaciones de lo que hacía, ni de lo que había pasado”.

Desde la escena misma del crimen, el fiscal Marcelo Romero dispuso que Flamini quedara aprehendido, al menos hasta que se resuelva su situación y lo indague, explicaron fuentes judiciales.

historia

A partir de ese momento los pesquisas se concentraron en reconstruir la historia de la víctima para descubrir en qué punto pudo cruzarse tan violentamente con la del acusado.

Así establecieron que muchos años atrás Sosa había padecido una fuerte adicción a las drogas, que estuvo internado en el neuropsiquiátrico de Melchor Romero hasta pocos meses antes y que mantendría “una antigua cuenta pendiente con el ahora detenido”, relató un jefe policial. Agregó que el fallecido no tenía trabajo fijo y deambulaba por el barrio, mendigando.

El fiscal Romero pidió registrar el puesto de diarios y la casa del acusado en busca del arma homicida, que, hasta anoche, no había sido hallada.