En el barrio de 7 y 55 temen que vuelvan los peores días

LA ESQUINA DE 7 Y 55 AYER ESTABA VALLADA, TRAS LOS INCIDENTES DEL MIÉRCOLES QUE DEJARON HERIDOS Y DAÑOS MATERIALES

Los comerciantes y vecinos del barrio céntrico de 7 y 55 están entre cierto grado de resignación y con el temor de que vuelva a desatarse una cadena de incidentes que impida el desarrollo de las actividades laborales y cotidianas de la zona, tal como ocurrió hace varios años, según indicaron ayer, a pocas horas de haber ocurrido un serio incidente entre agrupaciones sociales de izquierda y efectivos policiales.

Los daños en las vidrieras de los comercios y en los autos que estaban estacionados y los heridos que dejó el enfrentamiento entre policías y manifestantes todavía repican en la cabeza de los dueños, encargados y empleados de los locales de la zona, como así también de los vecinos de la zona.

Uno de los vecinos planteó que “hace mucho que no ocurría algo así en el barrio. Casi todas las semanas tenemos piquetes, protestas, pero hasta ahora habían sido muy tranquilas. Sin embargo, lo de ayer -por el miércoles- volvió a generar el temor en la gente por la violencia y las consecuencias”.

Entre la sensación de vulnerabilidad que dejó el incidente del miércoles y el paro de ayer, el barrio tenía una fisonomía diferente a la habitual. El 50 por ciento de los comercios estuvieron cerrados y buena parte de los que decidieron abrir comenzaron a bajar las persianas poco después del mediodía. “No se sabe con qué nos podemos encontrar más tarde. No hay mucha gente en la calle y en cualquier momento puede haber un problema”, dijo el empleado de uno de los kioscos de la zona, sobre avenida 7.

Hace varios años los comerciantes y vecinos de 7 y 55 y sus alrededores, elevaron formalmente un reclamo al gobierno bonaerense para que se eviten las manifestaciones que desarrollan allí organizaciones piqueteras, toda vez que generan fuertes perjuicios, según plantearon en su oportunidad.

Ayer, uno de los empleados de uno de los comercios atacados dijo sorprendido que “hemos visto numerosos reclamos, pero no tan violentos como el de este miércoles. Incluso vi cómo se filmaban mientras destruían un auto”.

En tanto, un comerciante de la zona dijo: “cuando se puso violento tratamos de guardar todo lo que teníamos en la vereda. Ya estamos un poco entrenados en esto, pero no queremos volver a vivir una situación similar a la de años anteriores. Pensábamos que todo eso había quedado en el recuerdo, pero no aprendemos más”.

UN BARRIO EN GUARDIA

En reiteradas ocasiones, las movilizaciones al ministerio que se encarga de la asistencia social en la Provincia -ubicado en 55 entre 6 y 7- de distintas agrupaciones piqueteras el barrio se pone en guardia y vive con la sensación de “intentar minimizar los daños que puedan ocurrir. Así no se puede vivir ni sobrevivir”, dijo Marcelo Ramos, vecino de esta zona céntrica.

Desde hace años la zona de 7 y 55 y sus inmediaciones es escenario de un promedio de tres concentraciones de centenares de personas por semana (sobre los cinco días hábiles). Según un informe que publicó este diario semanas atrás, es una de las zonas más castigadas por las movilizaciones y cortes de tránsito en la Ciudad.

Los manifestantes llegan en general desde el Conurbano a media mañana y la duración de la protesta es de no menos de cuatro horas y a veces se extiende por seis o siete horas. Es que la modalidad que se ha impuesto es gestionar -una vez que llegó la movilización al lugar- una entrevista con funcionarios, esperar a que ésta sea concedida y se desarrolle con los dirigentes de la movilización, y luego quedarse hasta que los funcionarios hagan consultas, “deliberen” y les den una respuesta. El miércoles pasado, precisamente, mientras se desarrollaba la reunión entre miembros de las agrupaciones manifestantes y funcionarios se desató el incidente que dejó heridos, daños materiales y un regreso a la sensación del regreso a los peores días que ya vivió el barrio en numerosas oportunidades.