Valparaíso controla los últimos focos de fuego y piensa en la reconstrucción

UN ÁREA DE VALPARAÍSO, AFECTADA POR EL ARRASADOR INCENDIO QUE EMPEZÓ EL SÁBADO PASADO EN ESTA HISTÓRICA CIUDAD PORTUARIA

Cientos de bomberos trabajaban ayer arduamente en Valparaíso para combatir los últimos focos del incendio que estalló el sábado y que ha dejado un saldo de al menos 15 muertos y 11.000 damnificados, mientras el gobierno planteó la necesidad de un nuevo diseño para esta ciudad portuaria.

En los cerros más altos que rodean el principal puerto chileno “se están apagando los últimos focos”, se informó desde el Cuerpo de Bomberos de Santiago, que colabora con sus pares de Valparaíso en la emergencia. “Dentro de las próximas 24 ó 48 horas debería levantarse la alerta”, se agregó. Según datos oficiales, hay 2.500 casas destruidas por el incendio, que comenzó el sábado pasado en el sector de La Pólvora, a unos 3 km de Valparaíso, y se expandió rápidamente por áreas pobladas de cerros vecinos.

RECONSTRUCCIÓN PLANIFICADA

La presidenta de Chile, Michelle Bachelet, anunció ayer la elaboración de un plan maestro para reorganizar el diseño urbano de Valparaíso, que creció sin planificación por los 42 cerros que rodean la ciudad, afectados con frecuencia por incendios devastadores.

Bachelet expresó que el incendio, en cuyo combate se consumieron 150 millones de litros de agua según Esval (la empresa que abastece a la ciudad de 270.000 habitantes), fue “una tragedia tremenda” pero también “una oportunidad de hacer las cosas bien”. La mandataria señaló que su gobierno pedirá la asesoría del Colegio de Arquitectos para implementar el “plan maestro” de reconstrucción y admitió que la ejecución del mismo puede necesitar los cuatro años de su mandato, iniciado el 11 de marzo.

Valparaíso obtuvo en 2003 el título de Patrimonio de la Humanidad debido a sus casas de brillantes colores en medio de grandes bosques y quebradas, con pocas calles planas y edificios del siglo XIX, donde se mezclan la arquitectura colonial española con otros estilos europeos traídos por inmigrantes británicos. La ciudad consta de algunos kilómetros de calles planas, junto al mar, rodeadas por 42 cerros y quebradas. Justamente en los bordes de los cerros y en las laderas de las quebradas se construyeron muchas viviendas precarias sin autorización, sin agua potable ni cloacas, y que en gran medida fueron devastadas por el voraz incendio.

Expertos urbanistas presionan por una reconstrucción planificada, el alcalde Jorge Castro habla de edificar en los mismos sitios, y miles de personas que perdieron todo no piensan moverse de los lugares donde vivían pese a la tragedia que consumió más de 1.100 hectáreas de bosques.

AYUDA A LAS VÍCTIMAS

En tanto, la ayuda sigue llegando a los damnificados, incluida maquinaria pesada para remover los escombros en los cerros afectados, en los que se limitó el acceso de personas y vehículos debido a algunos problemas generados por la presencia masiva de voluntarios que concurren a colaborar sin planificación.

En ese contexto, las autoridades que comandan el estado de excepción decretado en la zona prohibieron la instalación de tiendas de campaña en plazas u otros lugares de uso público debido a la gran cantidad de gente que se instaló en esos sitios desde el primer día de la catástrofe. Según la disposición, esas personas, incluido un centenar que levantó un campamento en la céntrica Plaza O’Higgins, deben dirigirse a alguno de los nueve albergues instalados en escuelas o parroquias, en los que hasta ahora permanecen sólo unos 1.200 damnificados.

Varios miles de afectados prefirieron quedarse junto a sus casas destruidas para evitar robos y por su decisión de reconstruirlas en el mismo lugar.

Orión Aramayo, académico de la Universidad Católica de Valparaíso, remarcó que la ciudad “está abandonada hace más de 50 años por el Estado”, que tiene la facultad y la obligación de negar el asentamiento humano en lugares riesgosos o insalubres. “Si no puede sacar a estas personas, tiene la obligación de garantizarles los servicios básicos mínimos”, agregó.

Aramayo, doctor en planificación urbana y regional de la Universidad de Berlín, contó que en el período prehispánico esta zona estaba ocupada por los Changos, que la llamaban Alimapu, lo que significa “territorio arrasado por el fuego”.

Es decir que las condiciones que producen incendios forestales como el follaje tupido, la temperatura y el viento, son factores que siempre estuvieron presentes.

EL INICIO DE LAS LLAMAS

Mientras tanto, una unidad especializada de Carabineros logró determinar el punto exacto en el que comenzó el incendio el sábado pasado, gracias a las declaraciones de testigos. Se trata de una torre de alta tensión situada en el interior de una finca llamada “El Peral”, en la que según los testimonios de algunos lugareños, se electrocutaron dos aves que se posaron en ella.

Uno de los pájaros quedó adherido a la torre y el otro cayó al suelo “como un objeto incandescente”, según los testigos. Impulsadas por un viento que en ese momento llegaba a los 70 km/h, las llamas se expandieron rápidamente por la vegetación reseca.

Con cautela, la policía matizó que lo anterior no está comprobado y constituye sólo una de las líneas de investigación, y señaló que en el punto de origen no se encontraron vestigios de que se haya utilizado algún elemento combustible para encender o acelerar el fuego, lo que refuerza la versión de que el incendio no fue intencional.

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