Cada vez más chicos afectados por males asociados al estilo de vida

Entre marzo de 2012 y el mismo mes de 2013, 167 chicos ingresaron al Servicio de Nutrición del Hospital de Niños de La Plata para ser tratados por problemas de obesidad. En el período comprendido entre marzo de 2013 y marzo de 2014, fueron más de 300. Según cuentan en el Hospital, el problema se presenta a edades cada vez más tempranas -la obesidad aparece incluso en bebés de menos de un año- y muchos de los menores llegan tarde a la atención, cuando ya presentan algún tipo de complicación. Tres de cada diez abandonan el tratamiento antes de terminarlo.

El dato ilustra una tendencia que preocupa cada vez más: el aumento de la incidencia de las llamadas enfermedades crónicas no transmisibles (obesidad, hipertensión, hipercolesterolemia, hígado graso) entre los chicos y a edades cada vez más tempranas. Los mismos especialistas que destacan este fenómeno lo asocian sin dudar a los cambios en el estilo de vida producidos en los últimos años y sobre todo a dos factores: la mala alimentación y el aumento del sedentarismo.

Son enfermedades que alguna vez fueron exclusivamente “de grandes”, pero hoy se detectan en plena infancia. Lo que preocupa es que esta tendencia redunde en la aparición más temprana de problemas tales como los accidentes cerebro vasculares y los infartos.

“Estamos viendo un aumento de las enfermedades crónicas no transmisibles entre los chicos y se instrumentaron programas para concientizar y capacitar a padres, docentes y pediatras en la importancia de la prevención. Con todo, en este terreno es difícil lograr cambios rápidos”, dice Luis Crovetto, director de Atención Primaria del ministerio de Salud de la Provincia.

Un estudio hecho por la Secretaría de Salud de la Municipalidad de La Plata a 2.679 chicos de entre primero y sexto grado de escuelas públicas y privadas de la Ciudad también mostró la sensible huella de la mala alimentación y la falta de actividad física en la salud de los chicos. A través de ese trabajo se comprobó que el 15,3% de los chicos examinados presentaban problemas de sobrepeso y que el 55% tenía por lo menos una caries. Los dos problemas fueron asociados por los autores del estudio a una mala alimentación.

“El estilo de vida que estamos siguiendo como sociedad está enfermando a los chicos”, concluye sin dudar Alfredo Henen, secretario de Salud del Municipio.

Hay más indicios conocidos en los últimos días que abonan esta idea.

Un estudio realizado por profesionales del Hospital de Clínicas José de San Martín de la Universidad de Buenos Aires entre niños de ambos sexos de entre 8 y 14 años residentes en capital federal y el conurbano bonaerense a los que se les había detectado sobrepeso y obesidad mostró que el 11,9% de los chicos analizados registraban hipercolesterolemia -niveles altos del colesterol malo- un problema que no produce síntomas, pero que eleva el riesgo de sufrir infartos , accidentes cerebrovasculares y otros trastornos de manera mas precoz.

Los resultados del trabajo están en sintonía con otro estudio desarrollado en Jovita, un pueblo cordobés de 6.000 habitantes. Se trata de un programa de investigación llamado Pipes que en el año 1997 detectó que el 18% de un total de 800 chicos de entre 5 y 17 años tenía niveles de colesterol por encima de lo deseable. En 2003 volvieron a monitorear el colesterol malo de los chicos y detectaron que el porcentaje de los que tenían esa variable por encima de lo deseable alcanzaba al 50%.

A partir de esos datos se intervino sobre los hábitos alimentarios de esa comunidad , disminuyendo el consumo de grasas, aumentando el de frutas y verduras y promoviendo la actividad física. Se logró así reducir un 5% la franja de chicos con valores altos de colesterol malo en una nueva medición realizada en 2009.

El problema, no reconoce fronteras. Un trabajo presentado en marzo en la sesión anual del Colegio de Cardiología de Estados Unidos reveló que uno de cada tres chicos de entre 9 y 11 años tiene por encima de lo deseable sus niveles de colesterol malo. El trabajo se hizo midiendo esa variable en un grupo de 12.712 escolares.

El colesterol malo, considerado un factor de riesgo para distintas afecciones cardiovasculares, se asocia al exceso del consumo de comidas industrializadas con alto contenido de harinas, azúcar, sal y grasas.

Según destacó el director del hospital de Niños de La Plata, Reinaldo Reimondi, “estas patologías se asocian con los cambios en el estilo de vida y para prevenirlas no hay que trabajar en el hospital, sino antes”.

Los expertos destacan que la pérdida de hábitos como la comida familiar o el de cocinar en casa, reemplazado por la llamada “dieta del imán” (que alude a los servicios de delivery de comidas) son algunos de los que favorecen a estas tendencias.

Otro es la falta de actividad física. Según un trabajo realizado por el Programa de Prevención del Infarto en la Argentina (PROPIA) dependiente de la Universidad de La Plata, sólo el 30% de los estudiantes de primaria cumplen con los niveles de movimiento recomendados por la Organización Mundial de la Salud (30 minutos de actividad moderada al menos 5 días a la semana).

La causa de esta tendencia es el crecimiento del número de horas que los chicos pasan frente a las pantallas, ya sea de la computadora, de la televisión o de los teléfonos inteligentes.

Para Alfredo Henen, resta establecer hasta qué punto ese exceso de pantallas está influyendo en otro factor preocupante: el mencionado trabajo realizado por la Municipalidad en escuelas platenses determinó que el 11,8% de los chicos presentaba problemas oftalmológicos.

El director del Hospital de Niños, Reinaldo Reimondi, destaca a su vez que el crecimiento de los índices de estas afecciones “de grandes” que se hacen más comunes en los chicos también se asocia a una mejor detección: “hace veinte años no se controlaba la presión arterial en chicos y hoy sí y eso ayuda a encontrar más casos. Lo mismo pasa con muchos exámenes que se establecieron por ley en los últimos años y que favorecen la detección de trastornos, como por ejemplo la sordera, en los primeros momentos de la vida”.