Instaló cámaras, pudo ver cómo le robaban y los corrió a tiros

EL MOMENTO EN QUE EL LADRÓN SE LLEVA LA REGISTRADORA COMPLETA

El motor de un auto, un vidrio estallado, algún grito perdido y dos tiros fue todo lo que se escuchó durante la noche de Altos de San Lorenzo, en un nuevo episodio de inseguridad.

Van 52 robos en ese autoservicio de 27 y 78 y cada historia tuvo su particularidad. El de ayer a la madrugada se destacó porque los delincuentes amarraron una soga a un auto para desencajar la reja metálica y cometer un nuevo asalto.

Otra curiosidad del episodio fue que la familia de comerciantes escuchó todo, a las 3 de la madrugada, y para corroborar que eran ladrones vio desde una pantalla conectada a las cámaras de seguridad cómo actuaba uno de los intrusos.

Según lo que alcanzó a ver Juan González (60), el dueño, era un grupo de tres ladrones, pero solamente uno entró al local, después de haber destrozado un ventanal que da a la calle 27.

Primero, su hija les chistó para espantarlos, pero el comerciante eligió otro método: tomó su arma y disparó un par de veces al aire para amedrentarlos.

Consciente de que lo habían descubierto y también ante la advertencia de sus cómplices, el delincuente que estaba dentro del autoservicio se apuró en “manotear” algo de la mercadería mientras se llevaba también la registradora entera.

“Tenemos que pagar por lo que rompieron y por la caja, por lo menos ocho mil pesos. Todo eso tiene más valor que lo que les puede servir a ellos lo que se robaron”, aseguró González.

En la misma filmación que le sirvió a los damnificados para comprobar que los estaban asaltando, se pudo ver con claridad a uno de los delincuentes.

Con ese material la Policía estaría en condiciones de identificarlo, al tiempo que podría afinar la búsqueda de los otros dos ladrones.

El grupo, aclararon voceros oficiales, huyó en un Ford Escort oscuro hacia calle 77.

“no se como va a terminar”

Juan lleva más de 20 años al frente de su local y le tocó sufrir robos de toda clase. Con el correr del tiempo, el hombre implementó distintas medidas de seguridad, que según lo que él mismo considera, sirvieron de muy poco.

“Es lamentable lo que nos pasa. Uno se queja o reclama y no sirve para nada, es en vano. Hoy por hoy, la solución está muy lejos de encontrarse”, se lamentaba González el año pasado, después de un asalto más, avizorando una situación que se mantuvo.

“Hace poco también me desmantelaron el auto”, agregó el hombre, que admitió no advertir de qué otra manera prevenir que lo vuelvan a “visitar” los ladrones.

Y aunque la situación despierte algún comentario desdramatizador de parte de González (“voy a cercar el negocio con un paredón”), también está presente el miedo.

Recordando lo que le pasó a un comerciante de 23 y 69 que hace menos de un mes fue asesinado cuando atendía su local, Juan subrayó: “Cada vez son más las posibilidades de que me pase algo”.