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El almuerzo en familia, un hábito en extinción

El ritmo de la vida cotidiana hace que en pocos hogares puedan encontrarse a comer al mediodía. La cena es el último bastión del encuentro familiar, pero advierten que también se desdibuja. Experiencias personales y consejos de especialistas

25 de Mayo de 2014 | 00:00
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Los beneficios de la mesa familiarSin celulares, sin televisor y sin delivery. Con esas consignas comparten sus cenas de todos los días Andrea De Fazio, Diego Scalia, Alma (5) y Jazmín (9). Lo que buscan, cuenta Andrea, es fortalecer la única comida que, en medio del trajín cotidiano impuesto por las obligaciones laborales y las actividades de las chicas. Les queda para compartir en familia. De ese modo, subrayan Diego y Andrea, no sólo se logra incentivar la charla familiar, sino que hasta se come más sano.

Comer en familia es una tradición que, de la mano de los nuevos estilos de vida, pierde terreno y cuesta cada vez más preservar. En este contexto y de la mano del vértigo de la vida moderna, el almuerzo de los días de semana se comparte cada vez menos y el momento familiar que se trata de apuntalar es el de la cena. Y aunque, según un estudio realizado por una empresa de alimentación, la mesa familiar es muy valorada por los argentinos, no siempre es fácil que todos los integrantes de una familia se encuentren en torno a ella (ver aparte).

La pérdida del hábito de la comida familiar preocupa en muchos países del mundo. Un estudio realizado en España por investigadores de la Universidad de Barcelona en base al seguimiento de 300 familias muestra que la comida familiar va cayendo en desuso y siendo suplantada por otras costumbres, como la de comer cada miembro de la familia por separado, en distintos horarios y no siempre sentados a la mesa: la investigación habla de un 10,6% de cenas improvisadas en un sofá o en un una habitación (0,5%).

La mesa familiar se asocia a innumerables beneficios, algunos de los cuales van mucho más allá de lo estrictamente alimentario

Todo esto, agrega el estudio, redunda en una simplificación en la elaboración de los alimentos y una reducción en los volúmenes de la comida. A cocinar se le dedica menos tiempo, cosa que va en detrimento del uso de verduras, que exigen más cocción y a la que se adecuan como ninguna otra las comidas rápidas ricas en grasas.

Lo malo de esta tendencia, lo que preocupa a los especialistas, es que precisamente esa mesa familiar se asocia a innumerables beneficios, algunos de los cuales van mucho más allá de lo estrictamente alimentario: desde mejorar la comunicación entre padres e hijos a favorecer una mejor socialización de los chicos.

Otros expertos consultados por este diario destacan que se está perdiendo una oportunidad inmejorable de fortalecer la costumbre de comer en familia al no contemplar el desayuno para este fin, una actitud en la que se incurre en numerosos hogares que “ni siquiera consideran al desayuno como una comida”.

BENEFICIOS DE LA MESA FAMILIAR

¿Porqué es importante comer en familia?: un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Minessota durante cinco años y que incluyó entrevistas a más de 2.000 chicos en 21 escuelas enumera algunos de los beneficios asociados a esta costumbre. uno de ellos, que los adolescentes que comen al menos cinco veces por semana con sus padres registran hábitos más saludables, resultan menos propensos a caer en adicciones y en el caso puntual de las chicas, evidencian ser menos vulnerables a trastornos alimentarios como la anorexia o la bulimia.

Estas ventajas que provee la mesa familiar están lejos de ser las únicas. También mejora la comunicación entre padres e hijos -aunque se manifieste a través de desacuerdos o discusiones- y fortalecen la autoestima de los chicos. Del mismo modo, se considera un espacio inmejorable para la transmisión de valores, costumbres y normas de padres a hijos,

Un estudio realizado por el Centro Nacional de Adicciones y Abuso de Sustancias de Estados Unidos concluyó que los adolescentes que comen en familia cinco o más veces por semana duplican la probabilidad de obtener mejores calificaciones que los que comparten la mesa familiar una o dos veces por semana.

Para la psicóloga platense especialista en niños y adolescentes Susana Machado García los cambios en los modelos familiares inciden en que la mesa familiar haya ido perdiendo terreno frente a otras opciones, como el comer en el cuarto, en un sofá, o frente a una pantalla cada miembro de la familia por separado.

“Ya no resulta extraño que durante una consulta se hable de estas formas de comer, que en muchos casos son síntoma de un problema de comunicación presente en las familias. La mesa familiar es un ámbito de comunicación para bien o para mal y en ambos casos es positivo. Muchas veces, cuando es escenario de tensiones se evita. El adolescente suele evitarlo también como una forma de eludir responsabilidades con sus padres. Y todo esto repercute en un deterioro todavía mayor de las comunicaciones entre los miembros de la familia”, explica,

Agustina Malpelli, que es licenciada en nutrición y personal de apoyo a la investigación de la Comisión de Investigaciones Científicas en el Instituto de Desarrollo de Investigaciones Pediátricas “Profesor Doctor Fernando Viteri” del Hospital de Niños destaca que “la cena es una de las pocas comidas que se sigue compartiendo en familia; muchas de ellas hacen un esfuerzo para coincidir en ese momento y compartir la mesa. Pero se está perdiendo una oportunidad con el desayuno, que podría ser compartido, pero que en muchos hogares ni siquiera se considera una comida”.

Malpelli consideró que sería útil que se realizaran campañas para concientizar sobre los beneficios de compartir la mesa en familia, así como también de comprometer a los chicos en la elección y preparación de los alimentos.

“Hoy es muy común que los chicos coman como por inercia, con la atención puesta en una pantalla, sin saber siquiera lo que se están llevando a la boca. Esta forma de comer no sólo no favorece el diálogo familiar, sino que tampoco permite que se transmitan hábitos de alimentación saludable durante las comidas”, dijo.

También consideró importante “explicar la importancia del desayuno, que se comprenda que tomar mates con galletitas no es desayunar y que cualquier desayuno debe contar con un lácteo, un cereal (puede ser una tostada y una fruta. Es necesario comenzar el día con buenos nutrientes y al no valorar el desayuno se está perdiendo un momento clave también para el encuentro familiar”.


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