Recapturan a menor liberado por grupo comando en 63 y 2

TENSA CALMA. ESA ERA LA SITUACIÓN QUE SE VIVÍA AYER EN EL CENTRO DE ALOJAMIENTO DE 63, 2 Y 3

“Se los tragó la tierra”, fue la expresión que usó un vocero policial para describir la situación de los cuatro menores que, durante la madrugada del jueves pasado, habían sido liberados por un grupo de cinco delincuentes, todos armados, del Centro de Alojamiento de 63 entre 2 y 3.

Sin embargo, anoche, personal de la subcomisaría La Unión, a cargo de Marcelo Iltis, logró recapturar a uno de ellos, en el barrio La Granja.

Fue cuando lo encontraron caminando, en actitud errática, muy sospechosa, por la calle 523 entre 134 y 135.

Si bien, al ser interceptado, dio una identidad falsa, con la clara intención de despistar a los efectivos, con el correr de los minutos se puso tan nervioso, que terminó con confesar su verdadera nombre.

En ese momento luego de sacarle un cuchillo que escondía entre sus ropas, los agentes descubrieron que se trataba de uno de los jóvenes evadidos del establecimiento de Minoridad.

“Tiene 17 años y domicilio en Dolores”, contó un pesquisa, que ahora se sumó a los trabajos para atrapar a los menores que anoche aún permanecían prófugos.

Se trata de los tres chicos oriundos de nuestra ciudad, cuyo paradero, por ahora, sigue siendo un verdadero misterio.

En la causa interviene el fiscal Juan Benavides, del Fuero de Responsabilidad Penal Juvenil de La Plata, que en las próximas horas “comenzará a tomar las primeras testimoniales y seguramente requerirá si hay filmaciones sobre el hecho”, explicó una fuente del caso.

PARA UN GUION DE CINE

Como reflejó este diario en su edición anterior, el jueves, cerca de las 04.30, no se escuchaban otros ruidos más que los habituales para la hora; casi ninguno. Sin que nadie lo note, llegaron dos autos de los que bajaron cinco personas jóvenes.

Tenían las caras tapadas, armas y un objetivo muy preciso: meterse en el Centro de Recepción de Menores ubicado en esa cuadra.

Pocos minutos después, cuando salieron del edificio, no eran cinco, sino nueve.

Se trató de la fuga más espectacular de las registradas en institutos de régimen cerrado de la Ciudad, con la participación de un grupo comando, que fue a rescatar a un adolescente, no lo encontró, pero que se llevó a otros cuatro que, se sospecha, ni siquiera conocía.

Después de violentar la puerta de hierro, los intrusos se convirtieron en los dueños de la situación y del terreno, controlando ambas cosas sin problemas.

Es por eso muy probable que tuvieran información previa de los movimientos del lugar o que, al menos uno, haya estado alojado allí en calidad de interno.

Como sea, para controlar la escena contaron con la “ayuda” de varias armas, entre las que los testigos distinguieron tres pistolas (posiblemente 9 milímetros) y un revólver calibre 38.

También se mencionó que tenían una escopeta.

Así, con esas armas, redujeron a dos celadores y a un par de asistentes de minoridad, amenazándolos con usarlas si no hacían lo que se les pedía.

Ninguno de los voceros consultados pudo dar cuenta de cuánto duró el “rescate comando”, pero admitieron que el grupo no estuvo en el lugar más que unos cuantos minutos y que se fueron por el mismo lugar por el que entraron.

“Anoche, al menos, uno ya estaba otra vez preso”, se reconfortó un pesquisa.