Creen que el alcohol y las pastillas son los que potencian el delito

“Llegan a declarar un día después de cometido el hecho y por lo general vienen con todos los típicos síntomas del ´bajón´ que le sigue al consumo de ciertas drogas. A veces uno ve figuras esmirriadas, cuerpos bajitos y cuesta asociarlos a los hechos violentos que se les imputan. Por lo general, la droga y el alcohol hoy están presentes en todos los delitos contra la propiedad y en la mayoría de los hechos callejeros, como las peleas. Quienes los cometen se caracterizan por el pluriconsumo y por arrastrar muchos años de adicción. Los únicos delitos en los que la droga y el alcohol actualmente no aparecen son los que tienen que ver con la violencia familiar, las estafas y esos robos en los que operan bandas muy organizadas”.

El que habla es el fiscal Marcelo Romero, titular desde hace una década de la Fiscalía Número 6 de La Plata. Lo hace a partir de su experiencia personal y su testimonio coincide con una visión muy instalada según la cual detrás de la mayoría de los delitos, sobre todo los violentos, aparece el consumo de drogas y alcohol.

Informes como los de la Secretaría de Programación para la Prevención de La Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico de la Nación (SEDRONAR), hechos sobre la población carcelaria, abonan esa idea cuando afirman que el 64% de la población privada de la libertad en la Argentina declara haber consumido drogas ilícitas alguna vez en la vida.

No es esa la única visión sobre este tema: un reciente estudio realizado por la Subsecretaría de Atención de las Adicciones de la Provincia de Buenos Aires sobre Consumo de Drogas y Delito basado en el testimonio de más de 9.000 pacientes que se atienden por problemas de drogas en los Centros de Prevención de Adicciones de la Provincia cuestiona la asociación automática de droga con delito. Y agrega entre sus conclusiones preliminares un dato inquietante: dice que cuando detrás de la comisión de un delito hay una sustancia presente, lo más habitual es que se trate de drogas legales: la principal, la mezcla de alcohol y psicofármacos.

Otra conclusión de este trabajo es que drogas ilegales como el paco y la cocaína aparecen con mucho menos frecuencia, pero asociadas a delitos que se caracterizan por su alto grado de violencia (ver aparte).

Carlos Sanguinetti es subsecretario de Atención de las Adicciones en la Provincia y hace hincapié en uno de los puntos que más subraya el trabajo: no hay una asociación lineal entre consumo de drogas y delito y de hecho la mayoría de los tratados en los Centros de Prevención de las Adicciones no tienen causas judiciales, El porcentaje de pacientes en recuperación que las tienen (ya sean civiles o penales) alcanza al 13,7% y la proporción más alta de los que cuentan con causas es la de los que tienen entre 20 y 40 años. Ese dato contradice otra idea muy instalada que vincula delito con drogas y minoridad.

DROGAS LEGALES Y DE FACIL ACCESO

Para Sanguinetti, uno de los datos más preocupantes que revela el estudio y que surge del testimonio de los pacientes en recuperación que tienen causas penales y reconocieron haber delinquido bajo el efecto de drogas y alcohol, es el peso que en esos casos tienen las drogas legales.

Los mezcla de psicofármacos y alcohol es la que más frecuentemente aparecen asociadas a delitos y la razón, dice Sanguinetti, es que se trata de las drogas más fáciles de conseguir ya que los controles que rigen sobre ambas resultan insuficientes.

Lo más inquietante de este dato, dice Sanguinetti, es que habla de una cuestión cultural: “es más fácil estigmatizar a un sector social, en este caso, el de los consumidores de determinadas drogas ilegales, que asumir que determinadas prácticas sociales muy arraigadas respecto al consumo de psicofármacos y alcohol pueden estar favoreciendo el uso de drogas legales para cometer delitos. Hay 1.500.000 psicofármacos en el mercado y existen costumbres como la repetición de recetas, que cuesta revertir. Al mismo tiempo no se respeta la ley que regula el expendio de bebidas alcohólicas. Si estas drogas aparecen más asociadas al delito que las ilegales en el testimonio de los pacientes con causas penales, es porque son más fáciles de conseguir”, dice Sanguinetti, quien agrega que es necesario que toda la sociedad tome conciencia de esta situación para lograr cambios culturales.

La razón por las psicofármacos y alcohol que se usan en actos delictivos es práctica: se busca una desinhibición mayor para animarse a cometer el hecho, dice Sanguinetti.

Según explica la doctora Ana María Girardelli, desde el servicio de Toxicología del Hospital de Niños, “el alcohol es un depresor del sistema nervioso central. En un primer periodo de intoxicación deprime los centros corticales inhibidores (inhibidores del comportamiento instintivo ejercido por los centros subcorticales). Deprimidos los primeros, se expresan los segundos (desinhibición, euforia, agresividad etc.). El efecto dura poco y se relaciona a la personalidad. Los psicofármacos asociados a alcohol incrementan este mecanismo”.

TIPOS DE HECHOS

¿Qué tipo de delitos son los que se cometen hoy bajo el efecto del alcohol y las drogas, según los datos que surgen del trabajo? En primer lugar y con una clara preponderancia sobre los otros tipos, los delitos contra la propiedad, con un 65% de casos. Mucho más atrás aparecen los hechos contra la ley de estupefacientes, con un 21% y en tercer lugar y con valores bastante menores, según se subraya, los delitos contra la vida, con un 8% de casos. El 6% restante corresponde a otros tipos de delitos.

Del diálogo con los entrevistados surge que consumo y delito aparecen como problemáticas que responden a lógicas diferentes, aunque en muchas oportunidades aparezcan juntas.

“Algunos entrevistados hacen hincapié en que el consumo influye en el nivel de agresividad que presentan en los delitos, aunque no se constituye como su ´causa”´, sostiene el trabajo.

En otro pasaje destaca que “la vinculación entre consumo y delito no puede disociarse (...) de un contexto particular que atraviesa a cada sociedad y sectores sociales de formas diversas y que supone situaciones conflictivas que desbordan ampliamente la problemática del consumo de sustancias, tales como la pobreza y la exclusión social”.

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