Más horror en Nigeria mientras jugaba el partido con Argentina

SOCORRISTAS EN EL LUGAR DONDE SE PRODUJO LA EXPLOSIÓN QUE MATÓ A 21 PERSONAS EN UN SHOPPING DE LA CAPITAL DE NIGERIA

Mientras en el estadio Beira-Río de Porto Alegre, Brasil, se vivía la previa del partido entre Argentina y Nigeria, una bomba causó ayer la muerte de 21 personas en la capital nigeriana, Abuya, en un atentado contra uno de los centros comerciales más grandes del país, cometido una hora antes del cotejo por el Mundial.

En Porto Alegre, durante el partido, hinchas nigerianos mostraron carteles que exigían la liberación de más de 200 chicas secuestradas en abril de un colegio del norte de Nigeria, para ser vendidas como esclavas, por Boko Haram, un grupo fundamentalista islámico que siembra el terror en el país africano y que es el principal sospechoso del ataque de ayer. “Devuelvan a nuestras chicas”, rezaban las pancartas que se pudieron ver en la tribuna, y que mostraron, en plena fiesta mundialista, el rostro de la violenta realidad que se vive en Nigeria al ritmo de la campaña de Boko Haram por transformar al país, de mayoría musulmana en el norte y de predominancia cristiana en el sur, en un estado islámico ultraconservador.

La fuerte explosión de ayer en el Emab Plaza de Abuya dejó también un saldo de 17 heridos. Es el tercer atentado que sufre la capital nigeriana desde abril pasado. Los dos primeros, en abril y mayo, contra la terminal de micros de Abuya, fueron reivindicados por Boko Haram y dejaron un saldo total de 90 muertos y más de 180 heridos. La mayor parte de los ataques de Boko Haram, sin embargo, ocurrieron en el norte de Nigeria, donde el grupo está más activo y donde posee sus principales bastiones pese a que el Ejército tiene una ofensiva en curso.

Boko Haram, cuyo nombre significa “la educación occidental es un sacrilegio” y que lucha por imponer la sharia o ley islámica, en Nigeria, asesinó a 12.000 personas y dejó heridas a otras 8.000 en los últimos cinco años, desde que empezó su insurrección. El martes, el grupo fue culpado por los secuestros de otras 90 personas, entre ellas 60 mujeres y nenas de entre 3 y 12 años.