La asaltaron dos mujeres a la salida de un banco en 13 y 59

BLANCA HIDALGO RECONOCIÓ RÁPIDAMENTE A LAS LADRONAS, YA QUE LAS HABÍA VISTO ANTES EN EL BANCO

“¡Pero si vos también cobraste en el banco!”. Blanca Hidalgo (71) no podía creer que la misma mujer que un minuto antes había visto como una clienta más dentro del banco del que recién salía, fuera, en realidad, una ladrona. Por si le quedaban dudas de que la estaban asaltando, la jubilada sintió en la nuca el caño frío de un arma que le apoyó una segunda delincuente.

Mientras hacía la fila para cobrar su jubilación en un banco de 13 entre 58 y 59, la víctima no detectó nada sospechoso. Eran las 10.30 del jueves 19 -el hecho trascendió en las últimas horas- y la entidad estaba llena de clientes, la gran mayoría abuelos.

Cautelosa, como si se anticipara a lo que le pasaría dos minutos después, Blanca pasó por caja y fue al baño a repartir los fajos de billetes. La mayoría quedó en su cartera, pero 1.800 pesos fueron a parar a uno de sus bolsillos.

Una vez que llegó a la parada del micro, en 13 y 59, no alcanzó siquiera a formar la fila. “Vi que una mujer que iba adelante mío se agachó simulando que se le había caído algo. Me di cuenta rápido de que era alguien que también salía del banco”, relató la jubilada.

De repente, la ladrona se dio vuelta, encaró a la víctima y la increpó diciéndole “dame la plata que cobraste recién”.

Blanca titubeó y se quedó estática. Detrás suyo, una cómplice le apoyaba un arma en la cabeza para confirmar que estaba en el medio de un asalto, pese a que alrededor nadie intervino, porque no se dieron cuenta “o porque no se quisieron meter”, especuló la mujer.

De un sacudón las ladronas le arrebataron la plata del bolsillo y se escaparon a pie hacia Plaza Paz. “Me quedé paralizada, no pude gritar. Después pude llamar a la Policía”, reconoció Blanca, en diálogo con EL DIA. Para esclarecer el hecho, lo primero que hicieron los efectivos fue pedir las cámaras de seguridad del banco, en donde las ladronas permanecieron al menos algunos minutos. Se sabe que una tenía unos 40 años y la otra no mucho más de 18.

Una situación así en alguien de la edad de Blanca ya motivó un cambio de rutina: “Ahora voy a tener que ir acompañada. Es increíble que me hayan robado ahí y no en donde vivo, el barrio San Carlos, que es mucho más inseguro”.