El país a corto plazo

LA PRESIDENTA CRISTINA KIRCHNER VOLVIÓ AL CONURBANO PARA INAUGURAR UNA FÁBRICA DE MOTOS, EN MEDIO DE LA CRISIS AUTOMOTRIZ

Por MARIANO SPEZZAPRIA

Twitter: @mnspezzapria

El último viernes hubo una reunión en el Ministerio de Planificación Federal, a la que asistieron prácticamente todos los intendentes de la Tercera Sección Electoral bonaerense. Allí, Julio de Vido volvió a prometer a los jefes comunales -todos ellos oficialistas- financiamiento para obras públicas en sus distritos, que en rigor constituyen el último anclaje político del kirchnerismo en la Provincia.

La combinación de la obra pública con la proyección electoral forma parte de un recurso remanido en la Argentina de los últimos años, pero la novedad es que el Gobierno nacional presenta ahora los proyectos -centralmente destinados a esa región del Conurbano- como parte de un “plan de obras contracíclico”, destinado a apuntalar la actividad económica en un período de tendencia recesiva.

“ES LA ECONOMIA...”

Se trata de un reconocimiento tardío, pero de todos modos bienvenido en un gobierno que puso su esfuerzo en ocultar las cifras reales de la economía durante mucho tiempo. Hay síntomas más que preocupantes: la generación de empleo privado está prácticamente paralizada y el Estado es el único sostén del nivel de actividad, pero eso no alcanza para que el país vuelva a la senda del crecimiento.

La oleada de suspensiones en la industria automotriz -y por ende en las autopartistas asociadas a esa rama de la producción- tiene un alto impacto en el norte del Gran Buenos Aires y en la provincia de Córdoba, donde están instaladas las principales terminales del sector, que se encuentran afectadas por la retracción del consumo interno y la caída de la demanda de Brasil, el principal comprador.

En medio de este cuadro es que la Argentina se encuentra al borde de caer en un nuevo default de la deuda externa, si es que no se llega a un acuerdo de último momento antes del próximo miércoles, la fecha límite para el vencimiento del plazo de gracia estipulado en los contratos con los bonistas que ingresaron a los canjes de 2005 y 2010. Y no hay retórica que pueda ocultar esta realidad.

Por más que Cristina Kirchner salga al balcón de la Casa Rosada a justificar el default ante una movilización como la que está preparando el oficialismo a la Plaza de Mayo, el trasfondo es que la economía del país no pasa por un buen momento y que los problemas financieros se pueden agudizar, pese a lo cual el Gobierno buscará sacar rédito tocando la sensible fibra nacionalista.

Algunos argumentos tiene a su favor: la actuación del juez Thomas Griesa está siendo objeto de fuertes polémicas en los Estados Unidos, donde el diario The New York Times puso en duda su idoneidad, mientras que otros observadores advirtieron que el magistrado no hizo más que aplicar la “ley de Manhattan, que dio lugar al mercado financiero más importante de todo el mundo”.

DECISION CLAVE

La Presidenta debe decidir, este mismo domingo, si vuelve a enviar a la delegación de funcionarios del Ministerio de Economía para retomar el diálogo con el mediador Daniel Pollack, mañana en Nueva York. Pero más allá de lo que suceda esta semana, el Gobierno ya decidió que afrontará los próximos vencimientos de la deuda, en septiembre y diciembre, al igual que el de junio pasado.

Es decir, que el argumento principal de la Casa Rosada será discutir el eventual ingreso en un default técnico, dado que el país puso y pondrá los fondos a disposición de los bonistas, a quienes sin embargo les impide cobrar una decisión judicial. “Estamos siendo agredidos por capitales especulativos”, dijo la mandataria en la semana, antes de retirarse a descansar en Santa Cruz.

BOUDOU, DE NUEVO A ESCENA

Desde allí, la Presidenta regresará en las últimas horas de hoy a Buenos Aires para emprender mañana un viaje a Caracas, la capital venezolana, donde participará de la cumbre del Mercosur, varias veces postergada en los últimos meses. A cargo del Poder Ejecutivo quedará Amado Boudou hasta el martes, mientras que el miércoles intentará presidir una sesión del Senado.

Ese día, Boudou enfrentaría los reproches de las bancadas opositoras a raíz de su delicada situación judicial, en tanto que el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, brindará su informe mensual al Congreso de la Nación. La llegada del funcionario tendrá lugar en momentos en que se definirá si la Argentina caerá nuevamente en default, con lo cual el combo político y económico será explosivo.

Por cuerda paralela, la Exposición Rural de Palermo se convirtió en una caja de resonancia no sólo para los reclamos sectoriales, sino también para los referentes de la oposición que desfilaron por allí en los últimos días. Si bien la mayoría de ellos coincidió en cuestionar al Gobierno, también les quedó en claro que en caso de llegar al poder el año próximo, deberán lidiar con el campo.

“Ahora coincidimos pero cuando sos gobierno, éstos son los primeros en silbar”, deslizó por lo bajo un colaborador directo de uno de los principales candidatos a la Presidencia. A su vez, el titular de la Sociedad Rural, Luis Etchevehere, dijo que invitó a Cristina Kirchner y a su ministro de Agricultura, pero que no había obtenido respuesta alguna. Al final, se despachó ayer con un discurso durísimo.

“La corrupción es intolerable para todos los que se levantan al alba para trabajar y no para fabricar billetes o apropiarse de empresas ajenas”, disparó el dirigente entrerriano desde las tribunas de la Rural. Entre los presentes se lo pudo ver a Mauricio Macri. Sergio Massa había pasado días atrás. Y hasta Martín Lousteau -autor de la famosa Resolución 125- estuvo en la exposición de Palermo.

AUSENCIA Y REPROCHE

El único precandidato importante que no pasó por allí fue Daniel Scioli, quien optó por enviar al presidente del Banco Provincia, Gustavo Marangoni. El Gobernador se reunió, en cambio, con los dirigentes de la Unión Industrial, ante quienes mostró una faceta poco habitual: se lo vio enojado por las críticas de la entidad al denominado “canon del agua” que se implementará en agosto.

Incluso, Scioli reprochó a los industriales -entre ellos al massista José Ignacio de Mendiguren- que no cuestionen la imposición de tasas municipales que gravan la actividad, especialmente en los distritos gobernados por intendentes del Frente Renovador. Por otra parte, tampoco se privó de enviar mensajes amistosos a dirigentes como el titular de la Federación Agraria, Eduardo Buzzi.

El Gobernador ponderó la condición de peronista de Buzzi y su representatividad entre los pequeños y medianos productores agropecuarios, pero el presidente de la FAA aclaró que no podría sumarse a su proyecto si persiste en mantenerse dentro de las filas gubernamentales. Algo parecido le estaría sucediendo con Martín Insaurralde, quien le reclamaría más gestos de autonomía política.

Sucede que el ex intendente de Lomas de Zamora se guía por las encuestas que reflejan una creciente impopularidad del kircherismo, por lo cual inició su propia campaña de diferenciación con buenos resultados a juzgar por el 39% de aceptación que le dio un sondeo de Poliarquía. También José Manuel de la Sota estaría dispuesto a conversar con Scioli si se apartara del oficialismo.

EN MEDIO DE UNA INTERNA

El espacio que no está ocupando Scioli lo llena por el momento Massa, quien sigue encabezando las encuestas de intención de voto pese a que debe lidiar con los problemas internos que se dispararon en el FR a raíz del posible desembarco de Insaurralde. Este lunes iniciará una campaña pública basada en una cuenta regresiva sobre los 500 días que le quedan al mandato de la Presidenta.

Esa cuenta está basada en los plazos previstos y no se hace eco de las versiones que reaparecieron en el mundillo político sobre un posible adelanto del proceso electoral de 2015. Aunque eso a la Argentina le queda muy lejos. La tendencia del país a vivir del corto plazo fija que la próxima fecha clave será el miércoles, cuando se definirá -en términos criollos- si hay vida después de Griesa.