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Información General |UNA CRUZADA PERSONAL CONTRA LA ESTIGMATIZACION DE UNA SOCIEDAD

“Lo que llaman discapacidad es más bien una ventaja para el resto”

Con la autoridad que le da haber corrido varios de los triatlones más duros del mundo, Leandro Román propone desterrar un término que no sólo es hiriente sino que no describe lo que alguien puede hacer

17 de Enero de 2015 | 00:00
PROFESOR DE EDUCACIÓN FÍSICA, LEANDRO DIRIGE HOY UN GIMNASIO DONDE LAS PERSONAS CON LIMITACIONES FÍSICAS NO PAGAN.
PROFESOR DE EDUCACIÓN FÍSICA, LEANDRO DIRIGE HOY UN GIMNASIO DONDE LAS PERSONAS CON LIMITACIONES FÍSICAS NO PAGAN.

En 1979, cuando tenía 7 años y una vida como la de cualquier chico de esa edad, a Leandro Román le diagnosticaron un cáncer de fémur. Por entonces, a diferencia de lo que ocurre hoy -que un diagnóstico como el suyo podría ser atendido perfectamente en el Hospital de Niños-, la única alternativa era tratarse fuera del país. Fue así que viajó con sus papás a Houston, de donde volvió a La Plata con una pierna menos pero también con una idea distinta de lo que alguien con una limitación física era capaz de hacer, una idea que tiempo después lo llevaría a no privarse de correr el legendario “Ironman” entre otros de los triatlones más duros a nivel mundial.

“Además de un excelente médico -cuenta Leandro-, el que me atendió en Houston era un adelantado en la mal llamada discapacidad. Ya en esa época trabajaba para erradicar el concepto de discapacitado en su país. Después de la operación, un día lo llamó a mi viejo y le contó que ese fin de semana había ido a ver a una gimnasta llamada Nadia Comaneci, una de las mayores atletas de la historia. ´Si nosotros creemos que Leandro es discapacitado... ¿qué seremos entonces nosotros al lado de esta chica? ¿qué será usted mismo al lado mío si tuviera que operar?`, le dijo a mi papá”.

Pero el estilo de aquel médico -explica más tarde Leandro mientras se pasea por su gimnasio- no era hacer discursos sino mostrar: “un día te llevaba a esquiar con gente que tenía limitaciones físicas y al otro te presentaba a un chico al que él mismo le había extirpado una pierna y estaba jugando al basquet en la universidad. Cuando uno tiene siete años y pasa por una situación de ese tipo, que alguien te muestre que podés hacer una vida como la de cualquier otro es algo transformador. De hecho, es lo que trato de hacer yo por otras personas sabiendo que alguna vez lo hicieron por mí”.

Más allá de predicar con el ejemplo (algo de ya de por sí inspirador dado que no abundan precisamente los deportistas profesionales con una sola pierna), Leandro ha llegado a tomarse esa deuda tan en serio que más de una vez se subió a un micro hacia algún pueblo recóndito de la Provincia para contarle a un chico con limitaciones físicas lo que podría ser capaz de hacer. Acaso también por eso es que le disgusta tanto la palabra discapacidad.

“Además de ser hiriente -dice-, discapacitado es un término inexacto, como lo es ´minusválido´, que vendría a ser que uno se vale menos, o ´inválido´, que uno no se vale. Me parece mucho más acertado el concepto de “handicap” (desventaja) que usan los norteamericanos. Porque lo cierto es que una persona que esquía con una sola pierna, más que un discapacitado, es en realidad alguien que le da ventaja a los que esquían con dos”.

“Yo tuve la posibilidad de haber viajado y haber visto cómo se trata en otros países a la gente que tiene alguna límitación, sea física o neurológica, y no me refiero solo la hecho de que existan rampas para sillas de ruedas en los edificios, sino a toda una concepción. En Argentina, en cambio, persiste una mirada muy negativa que incide muchísimo sobre la gente con desventajas, tanto más si pertenecen a una clase social desfavorecida o tienen un bajo nivel de educación”.

Sin identificarse con ninguno de esos caos, a Leandro le ha tocado vivirlo en carne propia, “Cuando quise jugar al basquet en el club de mi barrio no me dejaron, cuando quise jugar al rugby en La Plata no supieron manejar la situación... incluso al anotarme en la facultad para hacer la carrera de Educación Física me pusieron trabas porque creían que no iba a poder. Todo es muy engorroso en Argentina para la gente con limitaciones”, dice.

“Quizás por eso siempre me manejé en forma independiente, sin darle pelota a lo que otros creen que puedo o no puedo hacer -agrega-. Porque aunque parezca soberbia, yo estoy convencido de que podría haber jugado al fútbol en primera división; no digo que hubiera sido bueno, eso no lo sé, pero hubiera podido llegar. Si no lo hice fue en parte porque nadie te prepara para eso si te falta una pierna, ni nadie te daría tampoco la oportunidad”.

FRUTO DE UNA EDUCACION

Lo cierto es que aunque no jugó al fútbol en primera, Leandro ha competido a la par de los mayores triatlonistas del mundo y participado en pruebas que la mayoría de la gente considera más allá de su alcance, como lo es el Ironman: 4 kilómetros a nado, 180 en bicicleta y 42 a pie... todo en una sola jornada y sin parar.

¿Cómo se llega a tener semejante fortaleza mental?

“Mucha gente me habla de la personalidad que tengo pero yo creo que todo es fruto de lo que me dio mi familia -contesta Leandro- Tuve la suerte de tener unos padres que supieron manejar la situación con naturalidad: me marcaban los límites y me exigían a la par de mis tres hermanos. Y nunca dramatizaron las cosas, ni siquiera en situaciones que imagino que deben haber sido difíciles para ellos, como cuando no me dejaban ingresar a la facultad. Creo que esa naturalidad con que me criaron me ayudó para darme cuenta desde chico que no tener una pierna no iba a hacerme las cosas más fáciles ni más difíciles que al resto. Y así crecí”.

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