Grandes superpoderes pero sin matrimonio

“CAPITÁN AMÉRICA: EL PRIMER VENGADOR”, UNO DE LOS TANTOS FILMES SURGIDOS DE LA FACTORÍA MARVEL SE VERÁ EL SÁBADO A LAS 22 POR LA PANTALLA DE CINECANAL

Por Amilcar moretti

“La elegida del mes” de los programadores con más peso es “Capitán América: el primer vengador”, que va el sábado a las 22. Es la presentación de uno de los célebres personajes fantásticos (superhéroe) surgido de la legendaria editorial Marvel, de cómics e historietas norteamericana. La historia se ubica en su momento histórico de creación, en 1941, cuando la Segunda Guerra Mundial, con Estados Unidos contra Alemania nazi y el Japón imperial.

Hay que enfrentar no a los comunistas, como hasta no hace tanto, ni a los terroristas musulmanes, como ahora, sino a la organización nazi, Hydra, más o menos lo mismo, según la editorial y la acostumbrada política oficial. Hay un detalle que valora esta entrega no del todo novedosa: se aleja de las piruetas fosforescentes del digital, con explosiones, colores y malabares, y todo se ajusta bastante a una escenificación más “natural”, mejor, más clásica. Entonces, lo esencial es la creación de los diseñadores de arte y vestuario para lograr la combinación de una onda retro-futurista, que mira al mismo tiempo al pasado idealizado y al futuro imaginado, y una estética old-fashioned que bien puede suscribir cualquier estilista de la moda de estos días. Todo lo metálico e electrónico de “Transformers” -siempre repetido en el cable- no se hallará acá, lo cual no deja de ser un ¿alivio o un intento inútil de hacer “actual” lo ya visto?

Cinecanal, sábado a las 22.

Casamiento como premio

Un tema algo reaccionario, el matrimonio legal -aunque “por amor”- como premio o logro de vida parece ser el tema del estreno de esta semana: “Damas en guerra”, que va el domingo en horario central nocturno. Es una película “de” mujeres y, sobre todo, “con” mujeres, donde el acierto -hay que rastrearlo en algunos detalles- no es el casamiento, lo cual sería tan común y rutinario como bobo. Hay otros matices, como la frustración de las mujeres de 30 años y un poquito más que no han conseguido conservar una pareja (por ahí hay una “broma” sobre que debieran casarse entre ellas, ante lo cual, confieso, me pareció que la propuesta no era descabellada dadas las circunstancias). Se trata de esa disconformidad que, en principio, coloca en igual nivel a mujeres y varones: los fracasos profesionales o de trabajo y subsistencia, es decir, el precio de la “autonomía”, por no decir libertad, que me parece otro asunto, un paso superior.

Lo cierto es que dos amigas con tres décadas de vida se comentan los procesos de decepción ante las indecisiones de hombres que nunca terminan de elegir de modo definitivo: entre el lenguaje “libertario” de mujeres independientes sobresale, al final, la queja por el varón que nunca está del todo seguro, como si él sí, al menos en esa edad, quisiera permanecer autónomo. Pero, en el transcurso del filme una de las “chicas” decide casarse y la otra hacerse cargo de aspectos principales de la boda. Este el meollo del relato, no muy profundo pero tampoco solo superficial y convencional.

Y aquí es donde aparece un ingrediente, quizás aislado pero así y todo abordado: lo escatológico, resuelto -casi en paradoja- de modo discreto. Pero lo escatológico se hace presente, como sucede en muchas películas de la nueva comicidad norteamericana, un aspecto que merece un tratamiento más largo y reflexivo. El matiz no agrada al público femenino de media juventud que busca aún la historia rosa de Cenicienta, pero se tornas ineludible en la pantalla, y a su manera, rompe esquemas mentales.

Los adolescentes, más consustanciados con este grado humor, ironía o ruptura rebelde, es probable que lo acepten con espontaneidad, más allá de que, quizás, por su edad, consideren “mayores” a las protagonistas de 30 años. En suma, “Damas en guerra”, estrenada a mediados del 2011, sirve como comedia para el momento y a la vez deja algunos rastros que “no encajan” en la rutina aburrida. Aprecio que son estas huellas “desubicadas” las que llaman más la atención y valorizan, a su manera, cierto tipo de cine ligero de hoy.

Domingo, Cinecanal a las 22.