Estudiantes: un cierre a puro gol

GUIDO CARRILLO FESTEJÓ AYER POR PARTIDA DOBLE ANTE TIGRE. AQUÍ UNO DE ELLOS, RECIBIENDO EL ABRAZO DE CORREA. EL CAPITÁN FUE LA FIGURA DEL PINCHA

COMENTARIO
Por ANIBAL GUIDI

Estudiantes tuvo un cierre a la altura de lo que fue el año, que construyó con mucho esfuerzo y sacrificio. Con juego, con emoción, con festejos y con perspectivas de futuro. Y tras el 4-2 de ayer ante Tigre en el Ciudad de La Plata tuvo la recompensa que todo jugador espera y que servirá de bálsamo y permitirá conjeturar que todo lo realizado no fue en vano, y por eso los aplausos del público fueron una caricia para todos.

El plantel albirrojo se fue de vacaciones sin conocer a ciencia cierta qué será de su futuro, si jugará la Libertadores o la Sudamericana. Pero lo que tienen en claro es que la pretemporada arrancará el 7 de enero y que, a lo mejor, algunos jugadores ya no estén en el plantel y otros lleguen para reforzarlo.

Pero hay que regresar a lo que sucedió ayer en 32 y 25, en donde el equipo del cordobés Pellegrino estuvo certero para el gol -oportuno podríamos decir- y le ganó con total propiedad a Tigre con goles de Diego Vera, Guido Carrillo (doblete) y Jonathan Schunke. Para el equipo de Victoria, que realmente lució muy por debajo de sus posibilidades, convirtieron Sebastián Rincón y Kevin Itabel. En la visita, sobre el cierre, fueron expulsados Joaquín Arzura, por juego brusco y el técnico Gustavo Alfaro, por protestas reiteradas.

Estudiantes llegó al cotejo de ayer, el último del torneo de Primera División, con tres partidos sin poder ganar (dos empates y una caída), mientras que a Tigre se le cortó una serie de dos triunfos al hilo.

En el primer tiempo, Estudiantes le marcó de entrada “la cancha” a Tigre, porque manejó la pelota y le dio verticalidad a sus movimientos, apoyándose en las permanentes trepadas por los costados del brasilero-uruguayo Aguirregaray y el tucumano Correa. Claro que también eran gravitantes las evoluciones de Auzqui y de los puntas, todo lo cual le generó muchos problemas a la retaguardia de Tigre.

Y así el dueño de casa se puso en ventaja gracias a una pirueta del uruguayo Diego Vera, que resolvió con una tijera un centro que mandó Aguirregaray desde la derecha. La pelota, que salió despedida con violencia del botín derecho del Nº 20 superó el esfuerzo del golero García que se metió con ella dentro del arco.

Pero los de Gustavo Alfaro alcanzaron rápidamente el empate a través del colombiano Sebastián Rincón. Todo arrancó con una notoria imperfección individual de Rosales que no pudo dominar una pelota, el rebote lo capturó Galmarini que cedió rápido para Rincón y el moreno vulneró a Silva con un remate bajo al medio del arco, tras tomarlo saliendo de su valla.

Ese arranque prometedor de pronto se fue quedando y el partido se transformó en ordinario y casi sin acciones de riesgo.

Claro que todo esto sufrió un vuelco drástico en la segunda parte en donde dos gritos del capitán Carrillo le devolvieron el alma al cuerpo a Estudiantes. Claro que en el primer gol del magdalenense medió un a fallida resolución de Vera que, en lugar de mandar la pelota a la red que le había llegado de Auzqui, que había metido un centro desde la derecha, fue increíblemente hacia el otro palo en donde sí Carrillo tuvo solo que empujarla a la red.

Y en el segundo también sucedió otro tanto, ya que tras un centro de Aguirregaray desde la derecha, nuevamente Vera no pudo resolver dentro del área en primera intención pero al lado suyo corrigió todo Carrillo con otro tiro corto. ¿Tres-uno y tranquilidad?, nada de eso, porque Kevin Itabel, que entró desde el banco, tras recibir un pase atrás de Bertoglio, encontró facilidades en el área albirroja y con derechazo alto y cruzado puso en carrera a Tigre. Dos veces llegó la visita y pudo acertar en la red. Pero a falta de 7’ para el cierre, el misionero Jonathan Schunke, de cabeza, tras un tiro libre frontal de Goñi, selló el 4-2 definitivo. Y así Estudiantes cerró el año vengándose de los cuatro goles que le infligió San Lorenzo y lo hizo también marcando cuatro, algo que no había conseguido en el torneo.

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