El mensaje de Scioli con sus asesores económicos

Por MARIANO PEREZ DE EULATE

La presentación estelar, el lunes último, de los dos hombres que suelen asesorar a Daniel Scioli sobre las cuestiones de la economía nacional, Mario Blejer y Miguel Bein, se ha convertido en el dato más fuerte que hasta ahora regaló el Gobernador en lo referido a su proyecto nacional.

En ningún momento Scioli especificó que alguno de ellos será ministro de Economía en el caso de que acceda a la Presidencia, una incógnita que mantendrá hasta último momento. Pero lo que sí se desprende de la exposición que ambos referentes hicieron en un hotel porteño -en el marco de lo que fue el arranque oficial del “think thank” sciolista para el 2015- es que el Gobernador tiene un diagnóstico más bien crítico de la actualidad económica del gobierno de Cristina Fernández.

Se puede decir, como aseguraban fuentes de la Gobernación luego del encuentro, que Scioli habló a través de Bein y de Blejer.

UN NUDO CENTRAL

Los economistas remarcaron la falta de inversión como uno de los grandes problemas de la Argentina actual, la necesidad de normalizar las relaciones con el Fondo Monetario Internacional como camino de retorno a los mercados internacionales de capitales, la obligación de atacar la inflación como elemento fundamental para estabilizar otras variables y demás detalles que, enumerados cual lista de problemas, resultan urticantes para el cristinismo.

Ninguno de esos ítems ásperos se escuchará en la boca de Scioli, al menos en esta etapa de construcción de su candidatura presidencial en la que se fijó la obligación de no romper con la Casa Rosada. El Gobernador se ha transformado en un experto en el arte de respaldar a la Presidenta sin ofrecer definiciones contundentes al respecto.

UN MENSAJE

Lo que aparentemente buscó el mandatario fue enviar un mensaje de confianza al llamado “establishment económico”, que huele el fin de ciclo del cristinismo y está en busca de un actor en el cual depositar sus expectativas. Ese sitial, por ahora, el bonaerense lo pelea con el peronista crítico Sergio Massa y con el jefe de gobierno porteño, Mauricio Macri, sus contendientes más directos en la carrera por la Presidencia.

En este sentido, la asistencia al encuentro de la Fundación Desarrollo Argentino -así se llama la usina de ideas sciolista- contó con representantes de grandes empresas nacionales y multinacionales. Muchos de esos hombres de negocios, un poco críticos del Gobierno en la intimidad, le vienen pidiendo o aconsejando al Gobernador, en reserva, que fuerce ciertos gestos de diferenciación de Cristina. Un volantazo que, se reitera, por ahora Scioli no está dispuesto a dar.

Sobre Bein y Blejer hay que decir que no son presencias que hayan sorprendido demasiado. Viejos actores del mundo económico (se le escuchó decir a un agudo observador peronista que están más cerca de la jubilación que de la plenitud), Scioli los ha venido mostrando al menos desde principios de año. En reuniones más o menos reservadas, primero, y en eventos más públicos después, como para instalar la idea de que está formando un equipo económico con gente de afuera del gabinete provincial, más allá de que sus actuales funcionarios del área puedan, en un hipotético gobierno suyo, integrar el “team” que se instale en el ministerio de Economía.

Fuentes sciolistas contaron que el Gobernador esperó el cierre del acuerdo con el Club de París por la deuda impaga, que acaba de concretar la Casa Rosada, para avanzar con la presentación de su diagnóstico económico. Si lo hacía antes, se estimó, el tema hubiera sido una de las referencias inevitables de la charla de los dos economistas.

A LA PAR

Con la presentación del lunes, en cierta forma Scioli se puso a la par de su rival mas directo: el tigrense Massa. El joven diputado había picado en punta mostrando un equipo activo en materia de propuestas económicas con nombres que combinan buena llegada al establishment y cierta experiencia de gestión.

Las caras visibles del massismo son el ex ministro de Economía Miguel Peirano; el ex ministro de Producción y referente de la Unión Industrial, Ignacio de Mendiguren; el ex titular del Banco Central, Martín Redrado; y los economistas Ricardo Delgado y Marco Lavagna, hijo del ex ministro de Economía de Eduardo Duhalde y Néstor Kirchner.

La figura de Lavagna padre seduce mucho a Scioli. Suele charlar con él en forma oficiosa y amistosa. Pero lo mismo hace el economista con Massa, con quien acaso comparta un mayor grado de enemistad contra el gobierno nacional.

Blejer fue presidente del Banco Central argentino, director del Banco de Inglaterra y funcionario del Banco Mundial y del Fondo Monetario. Le sobra experiencia en materia de política financiera internacional y conoce al dedillo lo que los organismos esperan de la Argentina. Bein, alguna vez ligado a los gobiernos del radicalismo, es consultor de las principales empresas argentinas y por lo tanto una voz muy escuchada entre los hombres de negocios.

ANTIGUO CONSEJERO

Pero la verdad es que, más allá de estos nombres taquilleros, Scioli sigue escuchando mucho a su amigo y consejero de siempre, Rafael Perelmiter –su primer ministro de Economía-, a la actual titular del área, Silvina Batakis, y a algún funcionario del grupo Bapro con formación en la materia.

¿Está armando toda esta gente un plan económico nacional? Quedó claro luego de la exposición de Blejer y Bein que se piensa en acordar con el FMI, incluida la revisión de las cuentas públicas que tanto detesta el Gobierno argentino, crear condiciones para mejorar la productividad y atacar abiertamente la inflación.

Pero en el sciolismo también se habla de que el gobernador está convencido de que debe liberarse el dólar en forma gradual y de que hay que retocar el esquema de retenciones agropecuarias para mejorar la relación con el campo, buscando una forma de compensar las divisas que se pierdan por esa eventual baja de los derechos de exportación. De hecho, hay algunos pensadores sciolistas haciendo proyectos que apuntar a aumentar los fondos que deja en el país la minería, un actividad realmente millonaria pero con muy mala prensa. Todas estas cosas serán, se explica en La Plata, la materia prima de la plataforma electoral del gobernador.